Capítulo 23

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Harry estuvo a punto de gritar de emoción cuando atravesó la puerta y entró en su suite. Habían pasado casi dos semanas desde que se había caído de la escoba y nunca se había sentido tan feliz de volver a las habitaciones que compartía con tres increíbles y atractivos Slytherins.

-Toma esta cada hora, estas dos una vez al día y esta otra dos veces a la semana-. Le dijo Severus por SÉPTIMA vez desde que habían salido del ala del hospital, sosteniendo en orden cada frasco lleno de sustancias coloreadas.

-Severus, ya lo tengo. Voy a tomar mis pociones-. Volvió a coger los viales sólo para que se los quitaran de un tirón antes de que pudiera rodearlos con los dedos.

Harry, Draco y Lucius miraron al murciélago de las mazmorras y, tras varios momentos de silencio, Snape le entregó lentamente las pociones al chico de ojos verdes, haciendo una pequeña mueca de dolor cuando el adolescente se las metió en los bolsillos de la túnica sin elegancia.

-Perdóname si no te siento capaz de recordar algo tan simple como qué poción consumir-. Había una suavidad en la voz de Severus al hablar, casi como si el hombre lo estuviera insultando por costumbre en lugar de por verdadera necesidad.

-Voy a ignorarte y a ir a mi habitación ahora-. Harry se apartó de los tres hombres que tenían al menos una mano sobre él y trató de no gemir ante el dolor de cabeza que le asaltaba.

-Te sentirás mejor si te acuestas con nosotros-. Dijo Draco mientras se adelantaba y rodeaba con un brazo la cintura de Harry, tirando de él hacia delante y haciendo que el dolor en la cabeza del alchai disminuyera inmediatamente.

-No, está bien-. Le dijo al rubio y retiró el brazo del chico. Ya había pasado demasiado tiempo con ellos, miró con odio a Ron. ¡¡¡MIRADA!!! Los malditos Slytherins ya se le estaban pegando... y no como ellos querían.

Obviamente, Lucius no aceptó esa respuesta y extendió la mano para enredar sus dedos en el cabello oscuro de Harry, utilizando su agarre para conducir suavemente al chico hacia adelante hasta que estuvo de pie directamente frente a él. -Descansarás mejor-. Harry no supo cuánto tiempo permaneció allí, mirando fijamente los ojos de mercurio líquido, saboreando la sensación de tener a su compañero mayor tan cerca de él, pero cuando Snape hizo un ruido muy poco digno, recordó quién era y qué se suponía que debía hacer.

El adolescente retrocedió ante el rubio, obligándose a no correr de nuevo hacia él y envolverse en el hombre. -Llevo semanas rodeado de ustedes tres sin parar, ahora me gustaría estar un rato a solas-. No lo malinterpreten, no era que no le gustara pasar tiempo con sus compañeros, simplemente quería un tiempo de Harry que durara más que el tiempo que tardaba en ir al baño.

-Oh-. Draco murmuró antes de bajar la cabeza y volverse extremadamente interesado en sus zapatos.

-No me mires así-. Le dijo Harry. -No me refería a eso y lo sabes. Sólo necesito un tiempo a solas-.

-Y nosotros lo entendemos-. Cortó Severus cuando Draco abrió la boca como para protestar.

-Pero eso no significa que nos tenga que gustar-. Lucius rodeó la cintura de Severus con un brazo y atrajo al vampiro de pelo oscuro contra él antes de enroscar el otro brazo alrededor de la cabeza de su hijo y taparle la boca con una mano pálida cuando parecía que el chico iba a decir algo. -No tiene que gustarnos-. Repitió directamente al oído de Draco y tras varios segundos, Lucius soltó su agarre sobre el rubio más joven.

-Sí, no como en...- Dijo Draco lentamente, una sonrisa de satisfacción se extendió por su rostro. -Aunque ahora podemos follar como conejos sin sentirnos culpables-. Se volvió hacia dos de sus compañeros y les dirigió una mirada que a Harry le resultaba familiar. Tenía que marcharse o recibir una mirada.

HARRY POTTER AND THE PROPHECY OF ESCLARIA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora