Capítulo 38

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Harry estaba tumbado en el regazo de sus compañeros, con Lucius peinando suavemente sus dedos por el pelo de Harry mientras su mente se agitaba y las mariposas que habían decidido instalarse en su estómago, empezaban a revolotear en un frenesí nervioso.
-¿Entonces crees que se lo tomarán bien?- preguntó Harry por millonésima vez, haciendo que Draco gimiera de frustración.

-Sí, son su familia. Dudo que haya algo que puedas hacer que les moleste de verdad-. Dijo Draco con un fuerte pellizco en la planta del pie de Harry. -Ahora deja de preocuparte, ¡se supone que esto es una buena noticia! Vamos a tener un niño-.

-Todavía no se sabe el sexo-.

-No, es un niño, Severus-.

-No lo sabemos con seguridad-.

Harry giró lentamente la cabeza para ver a Severus y a Draco enzarzados en una feroz batalla de miradas y no pudo evitar sonreír ante los dos hombres completamente diferentes. Cómo habían pasado dos días sin matarse el uno al otro, Harry nunca lo sabría.

-¿Tenemos que pelearnos por algo tan trivial?- Preguntó Lucius con calma mientras retiraba la mano del pelo de Harry para pasarla por el brazo de Severus. -¿Realmente te mataría seguir el juego?-.

-No lo haría-.

-No lo creía-. Lucius se inclinó hacia él y depositó un suave beso en el costado del cuello de Severus, convirtiendo al pobre hombre en un montón de pringue. Draco, mientras tanto, miraba a su padre con pura incredulidad.

-¡No puedo creer que me grites por usar el encanto en la gente cuando tú haces lo mismo! Mira lo que le hiciste a Sev!- Señaló a Severus, que ahora tenía una sonrisa bobalicona en la cara y miraba a la pared como si ésta contuviera los secretos del universo.

-Yo, a diferencia de ti Draco, puedo controlar mi encanto-.

Lucius volvió a acariciar a Harry como un gran gato y el adolescente casi ronroneó por la atención mientras observaba a los dos rubios discutir.

-¡Puedo controlarlo perfectamente, muchas gracias! Sólo te conviertes en un monstruo celoso cada vez que lo uso con alguien que no seas tú!- Draco se había inclinado más hacia Lucius y ahora le gritaba directamente a la cara.

Harry observó tímidamente a los dos hombres y, justo cuando pensaba que Lucius estaba a unos segundos de hechizar a su propio amante, el rubio puso una mano en la nuca de Draco y atrajo al adolescente para darle un profundo beso que hizo que los ojos de Harry se abrieran de par en par por la sorpresa. NO lo había visto venir... aunque a estas alturas probablemente debería haberlo hecho.

-¡Owww! ¡Mis ojos, Remy! Por Dios, creo que me he quedado ciego-.

Harry rodó inmediatamente de sus compañeros al oír a su padrino salir de la chimenea y aterrizó en el suelo enmoquetado antes de saltar para enfrentarse a su familia como si hubiera estado allí todo el tiempo. Lucius y Draco, mientras tanto, seguían morreándose como si los dos Gryffindors mayores no estuvieran en la habitación.

-¡Siri! Remy!- Exclamó Harry y corrió a jalar a ambos padrinos en un abrazo. -Me alegro mucho de que hayan venido-. Otro momento hubiera sido mejor, pero aun así se alegraba de que hubieran aparecido.

-Por supuesto que vinimos, cachorro. Nos fuimos en cuanto recibimos la lechuza-. Dijo Remus mientras apretaba un poco más a Harry antes de soltarlo. -¡Sirius!- Remus soltó un chasquido y Harry se dio cuenta de que su padrino tenía las dos manos tapándose los ojos con fuerza como si fuera un niño pequeño. -¡No es como si nunca hubieras visto a dos personas besarse antes!-.

-¡No Malfoys!- le contestó Sirius, con las manos aún firmes contra su cara.

Remus suspiró ante su desquiciado compañero y miró disculpándose a Harry, que estaba acostumbrado al comportamiento de Sirius y, sinceramente, no podía imaginarse al hombre afrontando la situación de otra manera. -Lo siento, Harry, por qué no tomamos asiento y hablamos de esa noticia "tan importante" que has mencionado-.

HARRY POTTER AND THE PROPHECY OF ESCLARIA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora