El sonrió mientras negaba con la cabeza.
Dios, que pensará.
-Bueno chicas, le llevaré esto a mi tía.-miró su bolsa con pan.
-Nos vemos.-me despedí.
Chelsea aún recuperaba el aire, o eso creo.
Cuando Christopher estuvo lo suficiente lejos, le reclamé a la mejor de todas. Raquel.
-¡¿Que fue eso?!.-ella rodó los ojos y se posó una sonrisa ladeada en su cara.
-Me lo debías.-habló relajada.
-No te debía nada.-me defendí.
-Además fue divertido.-prosiguió-Y se que seguramente me hiciste algo que no recuerdo, igual de malo.-empezó a caminar a casa.
-Estas totalmente loca.-la seguí.
Y todo el viaje Raquel tuvo que lidiar con mi sermón.Esto no es de amigas. Esto es de mejores amigas, se excusaba.
Llegamos a el frente de la casa de los Beck.
Chels se quedó. Yo seguí hasta la mía, a unas cuadras.
Iba caminando lento, cuando llegará a casa no tendría nada que hacer.
Más que ponerme a ver televisión comiendo frituras.
Cuando por fin divisé mi casa acelere el paso.
No antes sin devolverle el saludo a mi vecina que regaba sus plantas, las del jardín principal.Lo que me hizo recordar: no he revisado el sobre que me envió.
Me adentré a casa, buscando el sobrecito.Lo había dejado en la mesita central que adornaba el living.
Me senté en el sofá, tome el sobre entre mis dedos y lo rompí con cuidado.Era una invitación, necesitaban más voluntarios con su programa de caridad, por así llamarlo. Ella junto con otros, le buscaban hogar a perritos desamparados, y antes de que los adoptarán, los voluntarios se encargaban de bañarlos y dejarlos en buen estado y listos para su nuevo hogar. Asi decía la invitación que me había enviado.
Con solo decirmelo habría estado bien.Deje la invitación de vuelta en la mesa y subí a darme una ducha, una larga y relajante ducha, me encanta que el agua tibia envuelva mi cuerpo y me haga sentir limpia y fresca.
Me vestí sencilla, como acostumbro, vaqueros, playera...
Después de trenta minutos frente al televisor, me aburrí.
Salí a tomar aire fresco un rato.
Me encamine al parque, y decidí entrar a la pequeña tienda de Will, tienen los helados más ricos del lugar. Ya que Chels olvido brindarmelo.
Estaba ocupada avergonzadome.Cruce la puerta de vidrio, y el olor dulce se colo por mis fosas nasales haciendo que inhalara profundo.
-¡¡Señorita Sherwood!!-Will me regaló una sonrisa amarilla.
Will tenía el aburrido uniforme blanco con rayas verticales de un rosa muy pastel, y el botón que estaba justo en su barriga casi salia volando.
-¡Will!.-le devolví el gesto-¡Mi anciano preferido!.- el me ha vendido helado desde que tengo uso de razón, lo único nuevo en los últimos años, ha sido su panza obesa.
-¡Vamos! ¿Anciano?-se quejó entre risas.-¿Lo mismo de siempre, cierto?-dijo mientras tomaba un cono de galleta.
-Chocolate y pastelado.-dijimos al unísono.
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Mi estrella fugaz.
Teen Fictionlee algo que te haga sentir viva, que se sienta tan real como el amor, como el dolor. viaja en esta historia a distintos sentimientos. solo hay una vida. solo hay un amor. solo hay un verdadero desgarre del corazón. son solo unos labios los que enc...