capítulo 8.

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Cerré los ojos y me senté en la grama y sentí a Thom hacer lo mismo.

-¿Te confieso algo?.-dije rompiendo el silencio.-Cualquier otro chico me hubiera llevado a un restaurante, pero, nunca entienden que no quiero ir a esos lugares, donde hay muchas personas, donde tienes que tener mas cordura que locura.- Lo miré, y estaba atento escuchandome.

-Grita.- dijo sin dejar de mirarme.

-¿Que?-estaba confundida.

-Así.-se levantó del suelo y puso sus manos alrededor de su boca, para formar uan especie de megáfono.-¡Soy jodidamente libre!.

Ahí fue donde capté su punto.

Me levanté e hice el improvisado megáfono.

-¡Odio las reglas!-grité y cuando volteo hacía Thomas, noto sus hombros subir y bajar ligeramente a causa de la risa.

-¡Tengo una cita con un demente!- seguí gritando.

Thomas me tomó de la mano y nos sentamos de nuevo en el suelo.

-Es mi lugar favorito porque, cada vez que vengo para aca, me desahogo, libero toda la tensión, y bajo allá.-señaló la ciudad- con mejor ánimo. Grito, lloro, rió, y nadie me juzga aquí.- se encogió de hombros.

-Es hermoso este sitio.-sonreí-¿Y esa pequeña casita?-señalé la casa que había notado anteriormente.

-No lo sé, esta abandonada. La puerta nunca tiene seguro y un día entre, no había nadie, todo tiene polvo y telarañas. -hizo una mueca de que no tenía importancia.

Asentí.

-Juguemos.-invite.

-¿A que?.- preguntó con la cabeza ladeada.

-A las cinco preguntas.

-No se en que consiste.- hizo un puchero sacando su labio inferior.

-Para conocernos más, yo las hago tu respondes y viceversa.-le explique.

-Esta bien.

-¿Edad?

-21.

-¿...Estudias?

-Si, arte. Es mi pasión pintar.

-¿Vives con tus padres?.

-No, fallecieron.-susurró cabizbajo.-En un... accidente automovilístico.-sus palabras salían sin ganas.-Pero esta bien, estoy bien. Sigamos.-no me dejo consolarlo, es de la clase de personas que no les gusta dar lástima, creo.

Pero esa información me dejó impactada.
No podía articular palabra y el lo notó.

-Pasó hace tiempo Marsh, ya estoy genial.-sonrió.

Y sonreí con un poco de pena por el. Pero el tiempo cura todo, ¿no es así el dicho?

-¿Hermanos, hermanas?.

-Robin, es mayor que yo, y vive en Denver, tiene esposa e hijos.

-Me quedo sin ideas...-admiti. La verdad es que no soy muy buena en este juego.

-Mi turno.-se frotó las manos. Me hizo reír.

-¿Edad, Sherwood?

-18. Pronto 19.

-...¿Signo sodiacal?.-oh, ¿en serio?

-05 de Marzo, piscis.

-Somos compatibles-me miró pícaro.

Mi estrella fugaz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora