Mi estrella fugaz.

Una vez, tuve un amor, no, un amor no. El amor. Que, me dijo eres mi estrella fugaz, cuando sabía que moriría. En el momento, le di poca importancia a ese comentario, pero a lo largo de mi vida lo entiendo cada vez mejor. Y, lo impresionante es que, lo nuestro fue un amorío, joven e incondicional, un amorío que lo da todo o nada. Él me dijo que yo era su estrella fugaz, pero no creo que yo lo sea, ahora siento que él era mi verdadera estrella fugaz. Porque, en el cielo hay millones de estrellas, pero que siempre están ahí, montones y montones, que quizá si sean hermosas y tengan algo de especial. Pero todos esperamos una estrella fugaz, todos queremos pedirle un deseo, todos queremos sentir su presencia y ver lo sublime y bella que es. Pero, la estrella fugaz no se queda, pasa por el firmamento tan rápido que debes apresurarte y adorarla en cuestión de segundos. Estrellas fugaces vemos pocas, tenemos que saber como aprovecharlas, porque su luz es inigualable pero no eterna. Brilla más que otras, pero son escasas.

Si tienen una estrella, deben saber si es fugaz o no. ¿Cómo es que lo saben? Bueno, porque es la persona más bella de todas, la que te ama y te hace sentir como nadie lo hace. Y ustedes se preguntarán ¿pero como sabemos si se irá rápido o no? Es fácil, cuando amas intensamente a alguien ni todos los años de la vida son suficientes. Lo quieres para siempre a tu lado. Y eso pasa con la estrella fugaz, no se quedan. Entonces, cuando se vaya y te desgarre el corazón, ahí sabrás. Que no velará todas tus noches siguientes, pero marcó las noches pasadas, que tuviste no a una luz ordinaria, si no a la más fogosa, y que cuando la recuerdes una sonrisa inconsciente se formará. En la vida no vemos a diario estrellas fugaces, y cuando lo hacemos no las queremos dejar ir, porque sólo ellas son capaz de crear ese sentimiento inexplicable.

Thomas Watts, te amaré más allá de la vida.

Dedicado: Thomas Watts.
Autora: Marshall Sherwood.