Eran como las cuatro de la mañana, y yo aún no dormía ni un poco. El insomnio me había atacado, me siento en la camilla y buscó en la mesita de noche mi teléfono celular, pero no doy con el.
Suspiro, y me acercó hasta la ventana que da con el exterior al patio del hospital. Hay algunos árboles, y el cielo está entre azul y morado. La luz de las estrellas es más débil y la luna casi ya no está. En el pasillo ya se escuchaba ruido desde hace algunas horas.Me sentía presa ahí, era horrible. Al cabo de aproximadamente dos horas, mi madre entró a mi habitación, yo estaba sentada en la camilla mirando a ningún lado en especifico, tenía unas pequeñas bolsas moradas debajo de mis ojos y había mordido todas mis uñas.
-Buenos días, linda.-saludó mamá. No respondí, estaba ensimismada en mis pensamientos, no obstante sentí su presencia.
-Hoy te dan de alta.-apenas pronunció y es como si fuera activado algo en mí, la miré y ella asintió. Tenía un bolso en sus manos.-Te traje ropa limpia.-sonrió.
-¿Ya?.-pregunté asegurándome. Y en ese momento entró mi enfermera.
-Sí señorita, se podrá ir a casa ahorita mismo.-dijo. Sin más, agarré el bolso que tenia mi mamá entre sus manos para ponerme mi ropa y retirar esa fea y agria bata. Una vez estaba lista, mi madre quería llevarme a casa, pero me negué rotundamente si no me dejaban ver a Thomas.
Ella se dispuso hablar con el Doctor que atendía a Thomas, y esté dudo un poco pero yo intervine con mi convicción.
Creo que cedió porque, le dije que, que diría Thomas al respecto y bueno, no les cuesta nada.
Finalmente estaba ahí adentro, sólo nosotros dos, Thomas dormía sereno, y los sentimientos en mi empezaron a aflorar, esto es algo muy injusto. ¿Cómo es que la abuela de él lo resistirá? Digo, han sido muchos baches en su camino.
Tomé un banco que había y me senté a su lado, tomé su mano y me contuve para no caer en un llanto irreversible.
Estaba llena de preguntas, de las cuales desconocía completamente la respuesta. Como, ¿por qué Thomas? Él aún debe vivir. Tiene mucho que vivir, pero esto es el pequeño trozo de vida que le ha tocado, y yo tuve la dicha de estar en el.Sólo que aún no comprendo, sólo espero que Thomas vaya a un lugar donde esté mejor que aquí. Ya que, me han dicho que no hay remedio. Y aunque algo en mi diga que existen los milagros yo muy poco creo en eso.
La vida y la muerte funcionan de manera misteriosa, y van más allá de la mano del hombre. Lo que quiero decir es que, cuando deciden algo no hay doctor, máquina o algo parecido que detenga a las fuerzas que no vemos. Pero vamos, esto es una mierda.
Mueren los buenos, viven los malos. No es una injusticia al menos, que la muerte sea mejor que la vida.Lo observé y detalle las lineas de su mentón, sus labios finos y delgados, sus pestañas alargadas, su piel suave y tan delicada.
-Dios mío, Thomas...-empecé a hablarle aunque él no estuviera escuchandome.-Entraste a mi vida a hacer de ella algo más interesante para luego sólo irte. Te vas, y me dej-dejarás.-sin poder evitarlo las lágrimas rodaron y tocaron mi labio haciéndome probar lo salada que estaban. Él se removió y enseguida despertó.
-Preciosa.-mostró apenas sus dientes. Aún sin soltar su mano, sonreí nostálgica, sabía con firmeza que él es mi primer amor, sin importar cuantos existieron antes.
-Eres bello.-pegué mi frente con la de él.
-No me duele saber que moriré, me duele que llores por mi. Me duele pensar que llorarás por mi.-frunció el ceño y llevó su mano libre hasta su abdomen. Mordí mi labio tratando de calmarme, pero no podía, era inevitablemente. Sus ojos se volvieron cristalizados y una lágrima silenciosa rodó tras otra y otra.
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Mi estrella fugaz.
Novela Juvenillee algo que te haga sentir viva, que se sienta tan real como el amor, como el dolor. viaja en esta historia a distintos sentimientos. solo hay una vida. solo hay un amor. solo hay un verdadero desgarre del corazón. son solo unos labios los que enc...