Entre al cobertizo, un aroma dulce saturo mis fosas nasales, habían velas por todos lados dándole el toque más romántico de la existencia, había una mesa y dos platos con unas tapas de aluminio encima, dos copas con vino tinto, obviamente estaba Thomas ahí, frente a mi, quería abrazarlo y envejecer así.
-Preciosa...-musito acercándose. Lo miré con amor, y junte mis labios con los suyos, los movimos lento y frágil acorde al ambiente.
Quitó mi cacheta y la puso en un lugar que no miré, caminó dos pasos más rápido que yo y sacó una de las sillas de la mesa para que yo me sentará.-Clásico y cliché, pero sigue siendo un detalle precioso.-dije, él sonrió para luego sentarse en mi frente.
-Eres hermosa...-comentó una vez estábamos los dos en la mesa, mirándonos y sonriendo como idiotas.
-Son sólo los trucos de Chelsea.-dije jugueteando con mi cabello.
-No son trucos, eres tu.-dijo y se abalanzó a mi para quitar la tapa de mi plato. Me esperaba una comida más elegante que un trozo de pizza, aunque me pareció bello y mejor que si me fuera servido sushi.
-Cocine, pero fue un desastre, ordene pizza entonces.
-Pizza es perfecto.-sonreí, empezamos a comerla entre charlas cortas y risas aterciopeladas.
Terminamos y luego nos sentamos en una sábana en el piso a hablar de cosas sin gran importancia, me encantaba estar en un lugar abandonado y con velas, me sentía tan El diario de Noa, no es que idéntico, pero era la misma esencia.
Puse los The Beatles en mi móvil y ellos estaban de fondo de nuestras miradas encontradas.
Él se acercó a mi y empezó un beso el cual al principio era tímido y después se torno desesperado y agresivo, ahogue un gemido dentro de su boca.
Fuimos cayendo poco a poco al suelo, yo abajo y el arriba de mi, colocó sus manos a los lados y sostuvo su peso para no aplastarme.
Entiendo porque trajo una sabana. No lo haríamos en el mero suelo.
Su boca se separó de la mía empezó a besar mi cuello, mi clavícula, cerca de mis pechos, jadeé y él sonrió.
-Es hermoso que nadie antes te haya tocado.-susurro con su voz muy ronca.
Me sonroje y no articule palabra. Empezó a quitar mi camisa, yo lo ayude, dejó a la vista mi brasier y cerré mis ojos fuerte, la pena me estaba carcomiendo.
-Marsh...-dijo con dulzura. Yo hice caso omiso a su llamado, sabía que era para que abriera mis ojos. No quería verlo, que vergüenza.
Él empezó a besarme de nuevo, sentir sus labios en los míos era la sensación más satisfactoria que había experimentado hasta ahora, eran suaves y delicados.Sus manos recorrían mi torso con un amor palpable, sus manos me tocaban como si se tratase de un cuerpo de porcelana, mi piel se ponía de gallina, los pelos se me ponían de punta ante su tacto tan tenue.
Sentí como mis vaqueros comenzaron a deslizarse hacia abajo, me tense un poco y él volvió a envolver mis labios en los suyos, lo cual me tranquilizaba, después volvió a bajar mis vaqueros, yo llevé mis manos a su nuca y lo atraje más a mi, su sexo se estaba agrandando cada vez más, lo ayude a quitarse su playera, dejando ver su torso que estaba iluminado por las velas no más, besé su hombro y el besó el lóbulo de mi oreja, cerré los ojos pero no por pena esta vez, si no por el placer de que sus caderas hacían movimiento circulares encima de mi y podía sentir como su erección acariciaba mi vagina, ya no quería simples roses.Él bajo sus pantalones de un tirón, dejando sus bóxers a mi vista, solté una risita que el callo con un beso donde nuestras lengua retozeaban al compás de nuestros latidos acelerados.
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Mi estrella fugaz.
Ficção Adolescentelee algo que te haga sentir viva, que se sienta tan real como el amor, como el dolor. viaja en esta historia a distintos sentimientos. solo hay una vida. solo hay un amor. solo hay un verdadero desgarre del corazón. son solo unos labios los que enc...