capítulo 25. Maratón 1/3.

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-Me siento estúpida. Pensé que eso de "estas todo el día en mis pensamientos" solo lo leería y no lo sentiría.-dije en un suspiro.

-El amor nos hace ser estúpidos Marsh, no recuerdo quien lo dijo, pero ahora que conocí a Ian la frase cobra sentido.-dijo como cual enamorada Chels.

-Das asco.-soltó Jessica.

-Damos asco.-la corregí.-No quiero sonar como la típica chica que dice con voz irritante: es tan lindo, cuando sonríe rompe mi rutina, no dejo de extrañarlo aunque lo acabo de ver, sus labios saben a arándanos azules, las tortas de chocolate con su compañía son más dulces.-bufé.-¡¿Que mierda?! El chocolate sabe rico como sea.-revoloteé los ojos.

-Ya no me reconozco.-dijo Chels bromeando pero de cierto modo sabía que era verdad.

-Yo no quiero tener que lastimar a Thomas o a Chris, no quiero que los chicos piensen que juego con ellos, yo...-Chels me interrumpió cuando puso su dedo sobre mi boca, yo lo quité rápidamente.

-¡Cállate!, ¿Quien abarca tus pensamientos todo el día?.-dijo ella refiriéndose a la frase que había dicho anterior. -Yo ya se, solo dilo en voz alta, y mañana mismo hablas con el que literalmente haya perdido.-puse una mueca de angustia.-¡Dilo, mujer!.-me presionó. Una de las partes más complejas de todo es la aceptación, como nos cuesta aceptar las cosas como son. Agh.

-Creo, que...

-Ay, que grano en el culo, Thomas, Thomas Watts, con todas esas pinturas que te hizo, hasta yo.-dijo Jessica notablemente hastiada.

-Yo quiero a Christ..

-¡Pero solo como amigo!.-exclamó Chelsea.-Tu te complicas la vida.-mordí mi labio inferior.

Era cierto, pero es que yo antes de conocerlos a los dos, tenía una vida que en lo que más pensaba era en como pasar matemáticas.

La habitación se inundó de un silencio para nada incómodo, hasta que el sonido del timbre se esparció por la casa.
Mamá no esta en casa, iré yo.
Bajé las escaleras, pausadamente, y cuando iba a abrir la puerta el timbre volvió a sonar, la abrí y noté un Ronald muy risueño.

-Hola.-sonreí y mis ojos quedaron chicos.

-Marshall.-en sus labios se curvo una pequeña sonrisa.

-Adelante...-me hice a un lado para que entrará.
El se sentó en el sofá.

-¿Quieres algo para tomar?.-dije amable.
El negó con la cabeza, yo me dirigí a la cocina y saqué de la nevera dos sodas de lata.
Volví a la sala y le arrojé una a Ronald y el la atajó perfectamente.

-Dije que no qu...

-Vamos a mi pieza, ven.-no deje que terminará su comentario.

Apenas Ronald entró en el campo de visión de las chicas ellas saludaron animadamente.
El les correspondió y se sentó al lado de Chels quien le arrebató el refresco de su mano con una sonrisa de chiquilla.

-Gracias.-movió sus labios sin emitir sonido en dirección de Chelsea.

-¡Te vi!.-le avise.
Rieron.

-Chicas, el día esta para disfrutarlo, y ustedes postradas aquí.-se quejó Ronald.

-Yo estoy bien.-metí la mano en una bolsa de frituras que ya estaba abierta. Seguro fue de la otra noche.

-¡Marshall!.-me reprochó Ronald.-¡Cuídate! ¡Soda, frituras viejas! ¡Vas a morir prematura!.-solté las frituras pero de igual forma ya había mordido algunas, hice una mueca de fastidio.

Mi estrella fugaz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora