Salí con una toalla enrollando mi cuerpo.., claro que abajo tenía la ropa íntima, también con otra toalla en mi mano; la que tenía lo que lo dormiría.
Él miró la toalla que yo tenia entre mis manos con el ceño fruncido.-¿Que tienes ahí?.-sonrió aún confundido. Yo le regalé una sonrisa ladeada, no quería sonreír pero lo hice, lo hice con repugnancia.
-Tú solo disfruta.-solté con un nudo en mi garganta.
Él rió y se acostó con sus brazos hacia arriba y sus manos debajo de su cabeza.-Sabía que querías de mi.-murmuro seductor.
-No sabes cuanto...-empecé a caminar lentamente hacia él.
-¿Usarás esa toalla como especie de látigo?.-dijo divertido.
-¿Que comes que adivinas?.-seguí con mi tono de meretriz.
Me acerqué a él, esté trató de besarme pero mi boca se desvío a su cuello, dejé algunos besos mojados ahí, el gimió y cerro los ojos, me posicione encima de él, y empecé a acariciarlo con mi mano, su abdomen, su pecho, cerca de su entrepierna, él hacia gestos raros.
Empecé a quitarle la camisa, él quiso quitar mi toalla, pero lo esquive disimuladamente plantando un beso en sus labios. Su sexo empezaba a elevarse, y yo empezaba a sentirlo en el mío, él movió sus caderas abajo de mi, arqueo su espalda de modo que su sexo impactará contra mi aún más. Él gimió.
Sus manos tomaron mi cintura y me presionó contra su cuerpo, yo no quise más de esto, era horrible, la toalla que había dejado a un lado en la cama, la tomé y como él estaba ciego de deseo no le dio mucha importancia. Rápidamente llevé la tela a su cara y la presione contra la misma, de manera que inhalara todo el cromóformo y quedara inconsciente, después de unos segundos de forcejeo (yo estaba arriba, llevaba ventaja), él ya no se movía. Sonreí victoriosa, sentía una felicidad increíble. Revisé sus bolsillos traseros y ahí estaba mi móvil.
Llamé a Thomas. Ni repico bien cuando escuché su voz.-¿Marshall?.-se escuchó agitado.
-Listo, ahora sólo quedan los detalles.-el soltó el aire que retenía.
-Que alivio.-confesó.-Quiero verte, apresurate.
-Bien.-tranque la llamada.
Destape un condón... para que pareciera usado, ¿tendría que ponerselo? Él no es idiota... digo si, pero si el preservativo no tiene nada, es evidente que no fue usado.
Llamé a Chelsea.
-¿Si?.-dijo ella y escuché a Thomas en el fondo. ¿Es Marshall? Dijo. Sonreí.
-¿Tengo que ponerle el condón?.-hice una mueca. Ella rió levemente.
-Me temo que si querida amiga.-dijo burlona, resople.-Será como ser forense, ellos desvisten a los muertos y los arreglan.-trató de comparar situaciones.
Negué con la cabeza.-Primero no esta muerto.-ojala fuera así.-Y segundo, ¡los forense no colocan condones!-ella rió yo rodé los ojos. Ella reía hasta en estos momentos.
-¡Los que practican la necrofilia si!-soltó y escuché a Thomas reír también.
-Pero yo no...-la voz de Thomas inundó la línea.
-Hazlo pequeña, no mires eh.-sonreí.-Tu eres toda una guerrera, puedes con esto y con más...
-¡Déjate de cursilerias!-chille.-¡Deberías venir y colocarselo tu!-el rió.
-Será sencillo si lo haces tu Marsh.-ya no había rastro de risa.-Nos vemos acá.-colgué la llamada.
Miré a Jerry, le quite sus vaqueros.
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Mi estrella fugaz.
Teen Fictionlee algo que te haga sentir viva, que se sienta tan real como el amor, como el dolor. viaja en esta historia a distintos sentimientos. solo hay una vida. solo hay un amor. solo hay un verdadero desgarre del corazón. son solo unos labios los que enc...