Capítulo 75.- Resaca y demonios.

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La mañana siguiente después de haber combinado cerveza, tequila y posiblemente vodka no es la mejor... Menos cuando no tienes tanta experiencia con el alcohol y tienes de competencia a 5 hombres y a una dolida. Desperté con un terrible dolor de cabeza, lo primero que vi fue a Evan, sentado en el suelo a un lado de mi, con un trapo húmedo en las manos.


-Sabía que necesitarías ésto, prepararé café para todos ahora mismo, sube a darte un baño y toma unas pastillas para el dolor de cabeza, las dejé en tu mochila desde ayer.-


Él siempre era atento y cuidadoso, me sigue sorprendiendo cada día.


-Gracias Evan, no debiste preocuparte tanto, estaré bien, ¿olvidas que mi primera resaca la pasé con Uno y Rapha?-

-No es la primera ni la última, princesa; no quiero que te sientas mal, por eso haré todo lo necesario para cuidar de ti, se lo prometí a tus padres y a Raphael.-


     ¿Me había llamado "princesa"?, él no suele ponerme apodos tan tiernos, siempre es "demonio" o "Lucifer" ya que a él le dicen "Salem". Su tono de voz era tan suave, pareciendo que no quería molestar, ese tono que me arrullaba.


-Estaré bien, ¿de acuerdo? -aparté el brazo de Candace, que estaba sobre mi cintura- Iré a darme un baño.-


     Subí las escaleras una a una, junté lo necesario, fue un baño de unos 5 minutos, decidí no tardar mucho para ayudar a Evan, ya que, sospechaba, era el único sobre sus pies a ésta hora. Al terminar, fui a mi habitación envuelta en mi toalla como rollo de sushi, comencé a buscar mi ropa y vi mi celular, le estaban llegando mensajes, uno tras otro. Cuando quise leerlos, sólo alcancé a leer el nombre "Cameron" y mi puerta se abrió de repente.


-Princesa, Candace está vomitando absolutamente todo lo de anoche... Oh, disculpa, no pensé que apenas, yo creí que... Disculpa.- Cerró rápidamente la puerta.


     Me giré por mero instinto a mi ventana, la cual, por alguna extraña razón estaba abierta de par en par y al otro lado de ella, podía ver a Cameron, en el mismo estado que yo, shock, con su celular en la mano. Miré el mío en el mismo lugar de antes y sólo pude leer "Eso aclara mis dudas, espero que seas feliz- Cameron". Corrí a la ventana, la cerré a como mis manos me dieron a entender, ya que, por los nervios, estaba temblando y sin duda alguna, mi cara ya estaba roja. Intenté calmar mi respiración y me vestí. Fui de nuevo a la sala y ahí estaba Candace, terminando de sacar sus propios demonios hasta la última gota, en un balde que Evan le había llevado, el resto de los chicos seguían inconscientes.


-Yo me encargo de ella, está bien, termina de hacer el café, yo limpiaré el desastre- Le dije a mi ahora novio.

-¿Segura?, se ve muy mal... Disculpa por lo de hace un momento.-

-Estará bien y, estoy bien, no tienes porqué disculparte, grandulón -toqué su hombro para calmarlo- Iba a pasar tarde o temprano... Ambas cosas.-


     Evan sonrió y caminó de nuevo a la cocina, miré a Candace que se veía demacrada totalmente, ella jamás debería de volver a beber como anoche. Sobé su espalda hasta que calmó sus arcadas, le di un poco de agua para que se enjuagara y después bebiera. Pensé que ella amanecería bien, pero debí perderla de vista en algún momento y siguió bebiendo, seguro por culpa de Ben y Steve. La levanté del sillón y la llevé hasta el baño, estando ahí, ella vio mi celular y decidió abrir la bandeja de entrada.


-¿Cameron te mandó mensajes?, eso es muy raro, ¿los leíste?.-

-No he tenido tiempo y no creo que sea algo tan importante, es más, pensé que había borrado mi número.-

-Pero tu tampoco lo has borrado, sólo cambiaste el nombre.-

-Cállate Candace.-

-"Fue agradable verte ayer, al menos de lejos", "Me alegro de lo que haz logrado en estos años", "estoy orgulloso de ti".- Leía la rubia mientras yo lavaba su cabello.- "¿Entonces sí sales con Evan?, algo así me había mencionado Rapha", "Eso aclara mis dudas, espero que seas feliz", ¿a qué se refiere con ésto último Al?.- Me enseñó mi celular para leer yo misma los mensajes.- ¿Qué es "eso"?.-


     No me quedó de otra más que explicarle absolutamente todo lo ocurrido esta mañana, con lujo de detalle, sin faltar un solo evento o pensamiento. Sentí como mi boca se volvía amarga por un instante y me daban nauseas, no, no era por la resaca, no había comido nada en mal estado u otras cosas que me hicieran sentir mal, simplemente me sentí así al decir el nombre de Cameron y recordar su rostro al otro lado de la ventana, su cabello tan rojo y su pálida piel, haciéndolo ver como un demonio de novela literaria. Sacudí mi cabeza para quitarme esa viva imagen que causó pesadillas y ansiedad años atrás, cuando aún estaba herida.


-Maldición Al, esto podría volverse muy turbio.

-No C, no lo hará. Evan está conmigo ahora, yo lo amo a él, nada cambiará ahora.

-Los demonios se quedan en el infierno, con el caos y la perdición, los demonios no molestarán, los demonios arderán.- Citó la rubia.

-Los demonios arderán.- Repetí yo, mirando a la puerta del baño, sabiendo que al otro lado, pasando la puerta de mi habitación, estaba esa ventana que por mucho tiempo permaneció cerrada- Arderán. 

My little best friend, "the famous"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora