Era mi mejor amigo... Tuvo que marcharse de la ciudad junto con su madre. ¿Por qué?, yo no podía entenderlo, era mi compañero de juegos, mi guardador de secretos y contador de historias... Te extrañaré Riley, vuelve pronto niño zanahoria.
Traté de...
El día transcurrió como si nada, claramente yo ignoraba a Cameron, era imposible que se comportara de esa manera por nada, literalmente por nada; Diane trató de hablar con él al igual que Shanola, pero nadie logró sacarle más de 3 palabras. Al llegar a los departamentos, todas las chicas nos fuimos a la habitación que compartían Emmy y Shanola. Em y yo estábamos en un sillón viendo la TV, como si nos conociéramos de toda la vida.
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- ¿Qué compraron chicas?, muero por saber qué podrán prestarme.- Preguntó Emmy, que estaba recostada en su cama.
- Lo siento, esta vez yo no conseguí nada, pero Aleena compró todo lo que trae puesto ahora.- Emma contestó mientras me señalaba.
- Uuuuh chica, te ves preciosa!- Aplaudía con emoción Shanola, me gustaba esa actitud de ella.
- Me gusta la combinación de shorts y medias rotas, se ve muy "dark"- Laura dijo.
- Gracias, fue idea de Em.- Miré a Emma, giñando.
- Cuando sea mayor, quiero poder vestirme así.- Dijo la pequeña Emma.
- Tu serás una pelirroja muy hermosa, podrás lucir todo y hará lucir tu cabello.- Decía Diane mientras hacía unas coletas en la cabeza de la pequeña.
- Yo compré joyería, y algo para ustedes -Joan buscaba en una de las bolsas de compras- son algunos brazaletes, nada ostentosos.
Joan repartió las pequeñas cajas a cada una, los brazaletes eran de color dorado con nuestras iniciales, la mía tenía una "A" en letra cursiva y una nota: "Bienvenida a la familia". Todas agradecimos por tal acto, inmediatamente me lo coloqué y era la talla perfecta, no se salía o no ajustaba de más.
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- Es hermoso, Joan, no sé que decir.-Me encontraba admirando la pieza.
- No tienes que decir nada, ella adora dar regalos.- Emmy me alcanzó y puso una de sus manos sobre mi hombro derecho.
- Además, ya sé que me admiras mucho, es como... Un pequeño regalo por tu apoyo.- Terminó Joan, con una gran sonrisa dibujada en su rostro, una sonrisa que iluminaba toda la habitación.
