Capítulo 77.- Trágame tierra

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Soñar con ese campo de flores ahora era más recurrente, persiguiendo estrellas fugaces, riendo a carcajadas pero sin escuchar el sonido de mis cuerdas vocales, todo se movía en cámara lenta. Era tan calmado y pacífico. Mirar detrás de mi, ver esa vieja cabaña y a lo lejos a este hombre, no podía ver su cara, el reflejo de la luz me lo impedía, pero me hacía sentir segura. Que los monstruos de este campo podían ser vencidos por él si así lo quisiese.

     Desperté gracias a que se filtraba un rayo de sol entre mis cortinas. Me giré lentamente al sentir un poco de presión en mi espalda, ahí estaba él, se había quedado a mi lado, de nuevo, como cada vez que se lo pedía. El rostro de Evan se veía calmado, sus rasgos relajados, su cabello tan oscuro y su piel pálida que cada vez me enamoran más de él porque, es lo que lo distinguen, junto con todos esos tatuajes. Pasé mis finos dedos por sus mejillas, nariz y labios, un camino que sabía de memoria, hasta con los ojos cerrados. Una ligera sonrisa se dibujó en mi, como niña pequeña al recibir un dulce nuevo o un juguete en navidad, un momento después Evan abrió sus ojos lentamente.


-¿Hace cuánto estás despierta?-

-Un par de minutos.- Dije mientras aún tocaba su rostro delicadamente.- Te quedaste.-

-Dije que lo haría, ¿no?, comenzaste a moverte intranquilamente antes de que me fuera a mi casa, así que decidí quedarme a tu lado.-


     Por alguna extraña razón mis ojos se cristalizaron y eso bastó para que él me atrajera a su pecho de nuevo, como en la noche anterior. Sus latidos, su aroma, su paz. Una paz que no duraría mucho una vez que fuera interrumpida por mi hermano y sus estúpidos comentarios, que a veces agradecía por ellos.


-Arriba par de tórtolos, espero que usaran los condones que le di a Evan hace 2 semanas, no quiero tener sobrinos ahora, estamos en nuestra flor de la juventud, además de que mamá no estaría feliz con saber que lo hicieron bajo su techo.-

-¡CÁLLATE!, ¿¡NO PUEDES SER MÁS IMPRUDENTE!?.- Le lancé un cojín.

-Sólo dormimos... Créeme, tu hermana sólo sabe comer y dormir, y no, jamás lo haríamos bajo su techo con condones que me diste mientras estabas ebrio en un bar y tuve que ir a recogerte... No quiero que se arruine el momento especial.-

-¿¡TÚ TAMBIÉN EVAN!?- Cubrí mi cara con las cobijas porque de seguro estaba más roja que un tomate en temporada listo para ser la mejor salsa para pizzas de todo el condado.-¿podemos no hablar de ese tema ahora mismo?.-


     Una vez aclaradas las dudas y las bromas terminadas, Evan se puso de pie y caminó hasta la cocina en silencio, dejándome así en mi cuarto para poder vestirme y arreglarme un poco. Ya que estaba lista, fui hasta la cocina y ahí estaba sólo mis padres, Rapha y Evan con el desayuno.


-Espero que se hayan cuidado.- Inició mi papá una vez que tomé mi asiento regular y Evan escupía el trago de café de su boca.- Aunque ya no estoy tan joven como para poder cuidar nietos.-

-¡PAPÁ!, ¡¿TÚ TAMBIÉN?!, ¿QUÉ RAYOS LES PASA EN ÉSTA CASA CON LOS COMENTARIOS SOBRE LA VIDA SEXUAL DE UNA?.-

-Descuida hermana, sabemos que tu vida sexual es inexistente.-

-Raphael, no vuelvas a decir eso sobre la mesa... Y Aleena, más te vale que nadie te haya tocado.- Dijo mi madre mientras apuñalaba un trozo de su waffle.

-Descuide señora, por mi parte no se preocupe, ella sigue intacta- Evan aclaró la voz, intentando seguir el juego de los Allen.

-Entonces mi hermanita sigue siendo una santa, estoy tan agradecido.- Mi hermano fingió lágrimas y sólo rodé mis ojos.-

My little best friend, "the famous"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora