Capítulo 22.- Conocemos a alguien... Y es genial.

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Por la noche, sólo soñé cosas raras, una de ellas fue caer de una torre hecha de helado de vainilla, otra era que mis padres tenían alas y me dejaban en casa cuando tenía como unos 5 años, y la cosa que peor se presentó en mi cabeza fue mi hermano, siendo herido repetidas veces en el pecho... heridas de bala... Estábamos en Pakistán, todo era arena, edificios casi destruidos por completo, cuerpos sin vida en el suelo, tanques de guerra posicionados en lugares estratégicos... Y mi hermano cayendo al suelo, con sangre brotando de su pecho.


- ¡JESÚS, MARÍA Y JOSÉ! –Desperté gritando- No vuelvo a comer queso antes de dormir –pasé una mano por mi sudorosa frente-.


     Miré a mi reloj, marcaban las 4:50 de la madrugada, en sólo 20 minutos más tenía que empezar a prepararme para ir a la universidad, así que no valía la pena volver a dormir, aunque lo deseara. Me puse mis pantuflas de erizo y caminé por toda la casa con una taza de café en las manos... esperando el amanecer. Cuando la hora llegó, mis padres estaban preparándose para ir al trabajo y yo los esperaba en la sala, algo me decía que éste día sería extraño, miraba de un lado a otro, esperando que algo golpeara a mi cabeza y me trajera a la realidad.


- Bien, muchachos, al fin he terminado de entregar sus proyectos finales. -toda la clase guardó silencio al escuchar las palabras del profesor O'Neil.- Quisiera saber si están conformes con sus calificaciones o si desean elevar su nota.-


     El profesor O'Neil era de los más atentos en ésta universidad, no había quejas de él y todas las alumnas lo adoraban, era joven, muy listo y se notaba a simple vista que hacía lo que le apasionaba.


O'Neil mira a cada alumno- Al parecer estamos en orden, bien, entonces abran su libro en la página 152 e inicien la lectura, les preguntaré acerca de ella al terminar.-

- Profesor, no he traído mi libro, se mojó ayer cuando traté de...- Dijo Isabella, tratando de sonar inocente. 

- Suficiente –interrumpió- tome uno del estante señorita Queen.-


     Al parecer eso la había enojado un poco, era obvio que su libro no estaba mojado y él lo sabía, su libro sobresalía de su mochila. La clase terminó y me quedé unos minutos más guardando mis cosas.


- ¿Señorita Allen?, Me parece raro que usted no esté fuera del aula con sus amigas.- El profesor me sacó de mis pensamientos dentro de mi mochila. 

- Pues, ah -miré al suelo recordando que aún las cosas no mejoraban- cuando le dije que tenía problemas con ellas... Aún los tengo.-

- Ya veo... ¿Qué hay de la libreta?-

- No he tenido un secreto que guardar por ahora, pero de seguro que cuando lo tenga, la primera hoja va a ser especial...-

Miró a la puerta- Aquí entre nosotros -susurró- eres de las pocas alumnas que entiende mi clase a la perfección y tiene su nota final lista, no como tus compañeros que se la pasan holgazaneando por todos lados, de seguro se irán a extraordinario, hasta tus "amigas". Por eso es que odio ser maestro, uno se esfuerza por hacer sus clases mejores y ellos lo desprecian.-


     ¿Me estaba contando un secreto no tan secreto con humor?, Quería que le diera uso a la libreta, y eso iba a hacer, además, acaba de decir que mi nota final estaba lista... Genial... Aunque, ¿Odiaba ser maestro?, ¿En serio?, Eso jamás se le notó, al contrario.

My little best friend, "the famous"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora