Era mi mejor amigo... Tuvo que marcharse de la ciudad junto con su madre. ¿Por qué?, yo no podía entenderlo, era mi compañero de juegos, mi guardador de secretos y contador de historias... Te extrañaré Riley, vuelve pronto niño zanahoria.
Traté de...
Rapha terminó furioso después de nuestra broma, claro, nos defendí de que era lo que se merecía, mis amigas estaban muy asustadas y se sentían culpables, decidieron irse de casa antes de escupir verdades.
- Madre, su bromita le costará caro, juro que si yo fuera su padre, la castigaría.- Decía Rapha a mi madre, mientras sostenía algunas de sus prendas arruinadas en sus manos.
- Raphael, deja a tu hermana, tiene 18, está en esa edad de sentir rencor y hacer bromas como venganza.
- ¡Son niñerías!, No lo toleraré.- Intentó sonar como el hombre duro que es.
- Tal vez si hubieras hablado con ella antes. -intervino mi padre-.
- Con esa niña no se puede, siempre será así de infantil y lo saben, jamás debieron cumplirle sus caprichos...
- Y tu jamas debiste irte a la militarizada -dije repentinamente apareciendo en el comedor-, pudiste quedarte y cuidarme, en lugar de irte y jamás llamar, en ese sentido eres igual a Cameron, ambos me dejaron y traicionaron...
- Al...- Mi madre dijo suavemente.
- Y no los defiendas mamá, no lo merecen -mi voz comenzaba a quebrarse-.
- Aleena, nadie los defenderá, hicieron mal, lo sabemos.- Siguió mi padre, poniéndose de mi lado.
Corrí escaleras arriba, no soportaba escuchar a mi hermano ahora, mucho menos verlo, mi propia sangre me había traicionado. Me sumergí en mi laptop y música a todo volumen como por 6 horas seguidas, mi madre solo entraba a dejarme comida o ropa limpia pero sin dirigirme una palabra, puedo apostar que ya era de noche cuando ya no soporté más mis ojos hinchados, apagué todo y fui a la cocina, miré mi celular, eran las 12:43 de la madrugada, si que perdí el tiempo... Tome un poco de jugo de la nevera y cuando cerré la puerta de ésta sonó el timbre de la puerta delantera.
- ¿Quién rayos tiene que ser a esta hora? -camine a la puerta y cuando la abrí, juré que mi cara era un poema- Qué haces aquí... -mi voz era seria y aburrida-
- Perdón...
- "perdón"?, ¿Eso es todo Monaghan?, Qué patético.
- Hey, tu hermano me dijo lo que pasó, se lo que tú y tus amigas hicieron y lo que le hiciste a Raph.- Me miró a los ojos, sus ojos se veían cansados.
- Lo tenían merecido.- dije en voz baja y molesta.
- Mira, vine a disculparme, fui un idiota, y uno de los grandes.
- Vienes a disculparte?, eso no funciona. Es la 2da vez...- Crucé mis brazos sobre mi pecho.
- Dicen que la 3era es la vencida.
- Vete Monaghan, esta vez no lo pensaré, no.
Le cerré la puerta en la cara... La 2da era suficiente, no podía perdonarle de nuevo, cometió un acto de traición.
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