Solo una opinión

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Cuando llegó a casa no esperaba seguir con ese sabor amargo en la boca, era similar al sabor de las pastillas cuando no puedes pasarla por la garganta y terminan deshaciendose en la lengua. Negó con la cabeza y se apresuró a entrar a su hogar.

Se trataba de una vecindad, aunque en un inicio no debía ser así, poco a poco terminaron construyendo cuartos alrededor del patio, para que sus tíos, primos, abuelos y propios padres pudieran convivir. Al inicio cada quien tendría su vida independiente al resto de la familia, sin embargo, era casi imposible evitar los problemas que representaba el hecho de vivir todos en un solo espacio, más amontonados que cómodos en realidad.

Se desplazó por el patio y entro a la sala, un pequeño cuartito donde, contiguamente se encontraba la habitación de sus padres, pudo escuchar los ronquidos de su madre al otro lado de la puerta, no tenía muchas ganas de ir a su habitación, pues en realidad no tenía nada de privacidad, ni siquiera tenía puerta, solo una cortina para darle cierta sensación de protección y lo peor de todo es que se encontraba conectada directamente con la cocina/sala/habitación, de sus abuelos. No era algo raro que alguno de sus primos se metieran y tomarán cosas que le pertenecían a él, como sus perfumes o piezas de joyería que a pesar de no ser de plata, Adrián trataba de mantener presentables.

Ahora mismo sus abuelos se encontraba discutiendo con una de sus tías respecto a una bicicleta o algo así, no le interesaba formar parte de aquella disputa, oía los gritos pero ya no les prestaba atención. Así que se dejó caer sobre el sofá y comenzó a revisar su teléfono.
Tenía un mensaje de Alexa, preguntándole si todo estaba bien, ya que ni siquiera le dió una explicación, simplemente le pidió que tomara sus cosas y se marcharán de la residencia Valencia, ella quería quedarse a cenar, quería experimentar lo que era convivir con "personas tan finas", según ella.

En realidad a él le gustaban las cenas con los padres de Lalo, siempre eran amables con él y lo trataban como a un hijo más, quizás así lo sentían después de todo, era amigo de sus hijos desde hace muchos años y no veía el momento en el que dejaran de serlo, así que para él ya no era nada sorprendente convivir con ellos y ser atendido por los trabajadores de la casa, los cuales iban y venían, retirando platos y vasos para colocar la siguiente entrada en la mesa.
Pero para Alexa si era algo completamente nuevo.

En realidad ese día no iba a verla, pero insistió tanto en pegarse a él como una garrapata que no pudo decirle que no, por alguna razón no quería que Lalo supiera que estaba de nuevo con ella, no quería que Alexa conociera esa casa porque...tendía a no saber comportarse en situaciones fuera de lo común.
A pesar de haber sido su novia años antes, podía decir con seguridad que jamás pensó en llevarla a convivir con sus amigos, la conocían de vista y en algún momento llegaron a intercambiar algunas palabras, al igual que Helena quien en ese entonces era solo una niña y observaba a Alexa tímidamente, oculta tras sus hermanos mayores.

Pero en esta ocasión, ella estaba decidida a "agradarle" a sus amigos, así que tuvo que llevarla. Pero casi se le cae la cara de vergüenza cuando entraron a la residencia y ella no paraba de mirar y querer tocar todo, como si fuera una niña pequeña en una especie de museo costoso, también se la paso preguntando cuanto costaban los muebles, las decoraciones, en fin, todo lo que se le pasará por enfrente. Lalo solamente sonreía y respondía algo como: "oh, no lo sé, mi mamá lo compro", o "en realidad mis padres son los que manejan las finanzas de esta casa, jajaja". Adrián sabía que era mentira, Lalo estaba bien consciente de cuanto costaban cada una de las cosas dentro de su hogar, pero prefería no decir los precios por evidentes razones...para no hacer sentir mal a Alexa, o parecer presumido.

Delirios Juveniles #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora