Problemas en el paraíso pt1

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Esa tarde no tenía ganas de hacer nada.
Cuando llegó a casa no fue recibida por las palabras cariñosas de su mamá, más bien fueron los gritos lo que la obligaron a escapar a su habitación tan pronto como cruzó la puerta de la sala , últimamente ya era algo cotidiano, se dejó caer en su cama como un trapo antes de tomar su teléfono y revisar si alguien le había enviado un mensaje.

Nada. Ni siquiera Camila o Helena.

Camila estaba en su práctica de fútbol ahora mismo, Helena...no sabía bien que tanto hacía en las tardes, que no le daba tiempo de terminar su tarea y siempre llegaba con ojeras a la escuela, no quería molestar a ninguna de las dos.

—¡Tú me engañaste, porque esa niña no es mi hija!—otra vez con eso, su padre gritaba como loco, pero su voz sonaba ahogada, gracias a Dios, a pesar de que dolía mucho seguía soportandolo sin decir nada, porque a pesar de todo ninguno de los dos adultos allá abajo iba a escucharla, seguían diciendo que eran puras tonterías, que no tendría que afectarle y es que ese era un dilema familiar que llevaban años sin resolver. La primera vez que lo escucho tenía siete años, y claramente comenzó a preguntarse si era verdad, aunque era pequeña supo que se referían a ella, también se preguntó en cuántas cosas más le habían mentido.
El pecho le dolía cada vez que lo pensaba, sin embargo su mamá seguía sosteniendo que compartía lazos de sangre con ese hombre, pero él seguía sin creerlo.

Ahora que lo pensaba, no recordaba mucho sobre como era la vida en familia antes de los gritos y los reclamos, claro que hubo una época en la alguna vez su familia fue feliz, sin embargo a los pocos años de su llegada todo se volvió turbio como el agua estancada. Sus hermanos le habían contado que sus padres creyeron que un hijo nuevo les traería más felicidad de la que ya tenían hace algunos años, que los uniría más y aunque al principio así fue claramente las cosas cambiaron poco a poco.
Cuando era niña su papá solía cargarla sobre sus hombros, al ser la más pequeña se convirtió en su adoración, pero actualmente simplemente le hablaba con palabras cortantes y su madre a veces lo imitaba, solo a veces.

¿Lo peor?, estaba sola, sus hermanos solo tuvieron que soportarlo un tiempo, Iván podía salir cuántas veces quisiera, iba a la universidad y después se desaparecía por las tardes, su hermana trabaja y estaba volviéndose independiente a su ritmo, y estaba segura de que en algún momento dejaría la casa, se irían y solo quedaría ella para aguantar todo aquello.
Un estruendo la hizo saltar en su cama, seguido de pesados pisotones por todo el pasillo de la planta superior de la casa, iban directamente a su cuarto. La puerta se abrió y su mamá apareció tras de ella.
Maldita sea, estaba enojada, muy molesta y ella seguía con el uniforme de la escuela tirada sobre la cama, con el teléfono en la mano, y para acabar de echarle leña al fuego no estaba haciendo nada.

Lo que vino después le ocasionó una mezcla de enojo y tristeza...tal vez odio hacia sus padres, su madre le dijo muchas cosas horribles, como que era una tonta y una inútil que no hacía nada de provecho; Irene recordaba ese tipo de comentarios, cuándo solía enojarse con sus padres ellos rompían cualquier argumento respondiendo que vivía en SU casa, se alimentaba del trabajo duro de SUS padres y aún así se atrevía a levantarles la voz. De cierta forma tenían razón, mucha razón, sin embargo no entendía el porque tuvieron una tercera hija si iban a recriminarle por todo lo que habían gastado en su persona, incluyendo los servicios básicos que (se supone) cada ser humano debía tener. Pero como siempre, supuso que no lo entendería hasta que fuera una adulta y tuviera a sus propios hijos, sin embargo, ahora mismo no quería tenerlos, no si tendría que soportar un matrimonio como el de sus padres, no si no podría amarlos como se supone todos los padres debían amar a su descendencia.

Delirios Juveniles #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora