Alexa

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Adrián, unas horas antes de la fiesta.

—Esa niña ya hizo sus cochinadas con su noviecito—Adrián tuvo que ocultar su teléfono, apagandolo casi al instante, en cuanto escucho la voz de su madre.

Parecía que no aprendía.
Siempre terminaban descubriendolo con las manos en la masa, o más bien, mirando las fotos de cierta chica en quien no podía parar de pensar después de ser rechazado tan cruelmente, pero de una forma sutil y elegante, solo como ella sabía hacerlo.
Pero más le llamó la atención el comentario de su mamá, tan poco acertado y algo descontextualizado. Arrugó el entrecejo y soltó un suspiro al aire.
Su madre tendía a hacer ese tipo de comentarios, juzgando a todos, incluso mintiendo para hacerlos quedar peor, ya la conocía de sobra, así que realmente esa noticia no lo perturbo...no más de lo que ya lo estaba al pensar que podía ser verdad, despegó la cabeza de la superficie del sillón y la encaró, debía preguntarle, que argumentos tenía ella para sospechar eso de una jóven y hablarlo con tal soltura y algo de desprecio en su voz cuando Helena no  le hacía mal a nadie.

—¿Quién te ha dicho algo así?—le cuestionó, mientras se acomodaba en el sillón para quedar completamente sentado.
—¿Te acuerdas el día que te acompañamos a entrenar tu prima y yo?—Adrián hizo memoria y lo recordaba bien.
Hace una semana más o menos, cuando estaba preparando sus cosas para irse al entrenamiento su madre insistió en ir a ver, por ahí se les pegó una de las primas que vivía en la misma vecindad que ellos, ella estudiaba enfermería, quizás solo tenía curiosidad, así que todos partieron camino hasta el gimnasio en el transporte público.
Ese día todos los alumnos llevaban pans, pues era día de acondicionamiento, así que tuvo que reprimir una mirada de asombro cuando notó qué Helena llevaba un pans rojo muy ceñido a las piernas, resaltaba completamente las curvas que había desarrollado gracias al ejercicio aunque lo combinaba con una playera negra de manga corta.

En realidad, a su percepción, se veía muy bonita y no es que por la ropa pudieran llamarla por adjetivos denigrantes, en realidad ella siempre se había vestido así, con colores menos llamativos y no intentaba llamar la atención de nadie en particular, solo se sentía más cómoda y para Adrián eso estaba perfecto.
El problema para su madre es que ella se quedó con la percepción de una Helena más infantil que siempre usaba dobok o ropa holgada porque era solo una chiquilla.

—Tú prima me dijo que si esta así es porque ya debió de tener sus cosas con ese noviecito que tiene, ya le veo el cuerpo más desarrollado—el hecho de que su madre se fijara tanto en el cuerpo de una niña que no tenía nada que ver con ella le ocasionaba ciertas náuseas y una sensación desagradable.
—La gente crece ma—le respondió, su madre pareció ofendida—No iba a ser una niña por siempre, solo...esta cambiando—volvió a acostarse en el sillón con tal de dormir una pequeña siesta, ese día no tenía que ir al trabajo, así que podía relajarse, o eso pensaba hasta que una palmada demasiado fuerte en el estómago terminó por sacarle el aire.
—No estarás pensando en irte a meter ahí, ya te dije que con esa niña no Adrián, solo te va a traer problemas—la mujer se alejo de él y se dedicó a hacer la comida para ese día.

Adrián gruñó por lo bajo y revisó su teléfono, pues  un mensaje de Alexa lo asustó por completo, tanto que fue corriendo a ponerse un par de zapatos decentes y la mochila que llevaba a todos lados, cuando le dijo a su madre con quien estaría, la mujer solo le pidió que no regresara tarde, no entendía porque con Alexa no tenía ningún problema y atacaba tanto a Helena.

Salió de la casa casi corriendo y tuvo que atravesar varias calles antes de llegar al hogar de quien en ese entonces era su pareja, tocó un par de veces la puerta de aluminio y la chica no tardó en abrirle, se lanzó a sus brazos casi de inmediato pero Adrián no lucho por corresponderle como otras veces, simplemente se quedó ahí, inmóvil, esperando que ella se diera cuenta, de que no quería abrazarla, o mostrarle afecto de ningún tipo.

Delirios Juveniles #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora