28 de septiembre de 1750
El aire de la noche era espeso y húmedo, cargado con el aroma de la leña quemada de los hogares y el incienso que se esparcía por la iglesia en un intento de purificar lo que fuera que allí se escondía. La luna, parcialmente oculta por densas nubes, apenas alumbraba las calles empedradas del pueblo, dándole un aspecto aún más lúgubre.
Jungkook caminaba con pasos inseguros, la capucha de su abrigo cubriéndole la cabeza, como si de esa forma pudiera aislarse del peso que sentía sobre sus hombros. Su mente estaba llena de dudas, de recuerdos confusos, de emociones que se contradecían entre sí. Desde que Taehyung apareció en su vida, algo dentro de él había cambiado. Su fe, que antes era inquebrantable, ahora titilaba como una vela expuesta al viento.
Sin darse cuenta, sus pies lo llevaron hasta la iglesia. Aquel lugar que alguna vez fue su refugio ahora lo recibía con una extraña sensación de incomodidad. No estaba seguro de querer entrar, pero al levantar la vista y ver la silueta de alguien familiar dentro, sus dudas se desvanecieron.
Hoseok estaba allí, sentado en uno de los bancos más cercanos al altar, con las piernas cruzadas y una sonrisa despreocupada en el rostro. Jugaba con un rosario entre sus dedos, girándolo como si fuera un simple accesorio sin importancia.
— No pensé verte por aquí a estas horas —comentó con tono ligero al notar la presencia de Jungkook.
Jungkook avanzó lentamente, deslizándose hasta el banco frente a él.
— Yo tampoco pensé venir —admitió, con una media sonrisa apagada.
Hoseok inclinó la cabeza y lo observó con detenimiento, su semblante manteniendo la misma calidez de siempre, pero sus ojos reflejaban algo más, una chispa de entendimiento que Jungkook no supo interpretar.
— ¿Algo te preocupa? —preguntó con aparente inocencia, girando el rosario una vez más entre sus dedos.
Jungkook desvió la mirada hacia las velas encendidas frente al altar, sintiendo el parpadeo de la llama reflejarse en su mente, como un eco de sus propios pensamientos.
— No lo sé… —suspiró—. Es como si todo lo que creía antes ya no tuviera sentido. Como si alguien hubiera… abierto mis ojos a algo más.
Hoseok no respondió de inmediato, pero su expresión no cambió. Seguía sonriendo, aunque en su mirada había un matiz de algo más profundo.
— A veces, cuando nos acostumbramos a la oscuridad, la luz puede resultar cegadora —murmuró con calma, apoyando un codo en el respaldo del banco y apoyando el rostro en su mano.
Jungkook lo miró con cierta confusión, sin saber si sus palabras eran casuales o si tenían algún significado oculto.
— ¿Tú crees en todo esto? —preguntó, señalando con un gesto la iglesia—. ¿En la fe? ¿En Dios?
Hoseok soltó una breve risa, sin burla, pero con cierto aire despreocupado.
— Claro que sí —respondió sin dudarlo—. Pero no de la forma en la que tú lo haces.
Jungkook frunció el ceño.
— ¿Qué quieres decir?
Hoseok se encogió de hombros, como si no quisiera profundizar demasiado en el tema.
— Solo que hay muchas formas de creer. Algunas personas necesitan pruebas, otras simplemente sienten la verdad dentro de ellas.
Jungkook bajó la mirada.
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𝐒𝐀𝐓𝐀́𝐍 | Taekook
FanfictionEn el momento en que te pones de rodillas, sientes tus ojos llenarse de lágrimas y pides misericordia a aquel ser omnipresente sientes que todos tus pecados son bañados con agua bendita de las preciosas manos del "Señor". Ruegas por piedad y das las...