Capítulo 31

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     Los días fueron pasando y con Pedro ya en prisión Gabriel se limitó a buscar al muchacho que se encontraba desaparecido. Además buscaban al jefe de Pedro por todos los bares y centros clandestinos porque con la confesión de dos de los hombres de Pedro era evidente que Manuel nunca fue un simple muchacho que casualmente estuvo en la playa aquella vez que Kathy había llegado a ese balneario a vacacionar con su amiga Sophy. Todo había sido orquestado.

     El caso cada día adquiría nuevas aristas y lo que empezó como una violación de muchachos poco a poco se iba complicando. A estas alturas del partido el equipo de Gabriel ya había ido engranando cada pieza de ese rompecabezas. Sólo hacía falta localizar a Manuel y poder terminar con todas las implicancias que envolvían a Kathy y a su hermana como víctimas de un loco desquiciado que se había obsesionado con mantener dentro de sus garras por el resto de sus días a Kathy, y al parecer Sophy sólo había sido víctima ocasional del destino, en tanto Jamie procuraba diariamente que Kathy se mantuviera alejada de cualquier evento. Pero, cierta noche Kathy había despertado con un ruido extraño como de pequeñas patadas y carreras ligeras. Encendió la luz y buscó por toda la casa, sin encontrar nada. Trató de volver a dormirse y no pudo conseguirlo. A la noche siguiente sucedió lo mismo, y así, día tras día... En tanto Jamie y Alejandro revisaban la casa de arriba a abajo y no encontraban nada. Hasta estaban pensando que todo era producto de la preocupación de Kathy por ya terminar con este caso que la mantenía envuelta en un interés inmediato y progresivo.

     Las semanas se sucedían y cuando ya casi todo parecía estar en su cauce, dos tipos portando capuchas y dos barras de acero en las manos ingresaron al Dojo en pleno horario de intercambio de clases, por lo que en ese instante había un ir y venir de muchachos saliendo y algunos llegando.

     Kathy estaba muy entretenida haciendo una lista de cada una de las necesidades de compra para la semana. De pronto una mano con un pañuelo blanco la envolvió y supo de inmediato que si ofrecía resistencia o si respiraba de eso caería irremediablemente en manos de ese ruin personaje que aún desconocía. Solo se concentró unos segundos y simuló desmayarse conteniendo la respiración sin respirar el aroma que envolvía ese pañuelo. Instantáneamente. El sujeto la dejó caer y prosiguió a revisar el área en el que ella estaba.

     —¿Será un robo? —pensó tratando de observar su alrededor sin apenas abrir sus ojos haciendo el menor movimiento posible, en tanto su corazón latía desenfrenadamente tratando de salir de su cuerpo a la menor oportunidad.

     El sujeto se movía lentamente hasta que de un solo golpe desmayó a uno de los alumnos del próximo turno de Alejandro tomándolo de sorpresa por la espalda. De inmediato se activó la zozobra entre los estudiantes. Algunos lograron salir otros fueron arrinconados en una esquina y obligados a tirarse al suelo amenazados con un arma. De un momento a otro dos hombres uno en la entrada y otro frente a una camioneta armados impedían que los alumnos rezagados salieran del dojo. Acto seguido, uno de los sujetos sacó su celular del bolsillo y comparando el rostro de Kathy con la imagen de la mujer del celular supo que era la mujer indicada, la elevó y colocó sobre sus hombros. Miró a varias direcciones y salió a toda prisa seguido de los otros dos. Afuera otros dos hombres lo aguardaban armados apuntando hacia la puerta.

     Una camioneta de lunas polarizadas y puerta corrediza frente al dojo aguardaba al enorme hombre con una gran sonrisa de oreja a oreja.

—Se los dije, sería tan fácil como comerse un dulce.

     Tres cuadras más adelante Alejandro caminaba de regreso a toda prisa, con un vaso descartable y su almuerzo, al voltear la esquina se quedó perplejo y extrañado al ver a tanto hombre encapuchado frente al mismo. Se ocultó tras un poste de alumbrado público como pudo, sacó su celular e intentó tomar foto de la placa del vehículo y filmar todo lo que pudiera filmarse. Marcó a Gabriel y lo puso al tanto, tratando de articular de mejor manera todo cuanto decía pues los nervios y la preocupación lo tenían al borde de un ataque de nervios, en tanto un hombre robusto salía del dojo con el cuerpo de Kathy aparentemente desmayada sobre su hombro como si se tratase de un ligero bulto. Miró hacia ambos lados y no supo que hacer, y al ver a más de 5 hombres armados, solo se mantuvo a buen recaudo tras los arbustos, dentro de un jardín vecino, tratando de tomar todas las fotos que le fue posible tomar, aunque  no sabía si lo que hacía pudiera servir pues no sabía si Kathy estaba mal herida o sólo golpeada. Algo dentro de él le gritaba: ¡Cobardeeee,  tu puedes contra todos ellos! ¡Enfréntalos! Pero la sensatez le gritaba que aguardara, que todo estaría bien. Se agazapó bajo el cerco de floridas plantas. El bullicio de la calle  y de la concurrida avenida se difuminó mientras intentaba controlar su furia. Intentó controlar el deseo de gritar y se mantuvo en silencio rumiando su cólera, aunque su gruñido rezumaba ira.  

La venganza de KathyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora