Capítulo 10

80 14 9
                                    

—Lo primero que hice fue introducir mi cabeza por la ventana cuadrada de la puerta que hay a mitad del pasillo. Al levantar la cabeza sentí que alguien me observaba, giré y tenía a mis espaldas al médico que atendía a Katherin

—Buenos días hijo, ya veo que llegaste temprano a recoger a la chica, le acabo de dar el alta. Mira estas son las indicaciones que iba a dejar en el módulo al momento del recojo de la paciente, pero ya que estás aquí, y sé de tu interés por la muchacha te las entrego a ti.

—Gracias doctor, —Sí, yo me encargaré de todo el trámite del alta de Kathy.

—Bien, que tengas un lindo día muchacho, tengo otras consultas que atender, si hay alguna pregunta me las haces llegar a través de las enfermeras del módulo de atención. Andaré en este piso toda la mañana.

—Gracias doctor es usted muy amable. —Comenta Jamie dándole la mano al doctor.

Algunos minutos después resuelve dirigirse al counter de atención para realizar los trámites pertinentes para poder sacar a Kathy del hospital, al término fue por un obsequio al bazar del hospital, allí se encontró una serie de objetos delante suyo desde globos hasta pequeños arreglos de flores y peluches de variados tamaños y diseños, y algunas prendas y calzado cómodo. Miró de extremo a extremo y nada le llamó la atención hasta que al elevar su mirada se encontró con un muñeco de un karateKa, que le llamó la atención y se acercó a comprarlo para ella. Pidió que se lo envolvieran y empezó a caminar de regreso a la habitación de Kathy.

—¡Hola! ¿Cómo te sientes hoy?

—La verdad, estoy bien, con una ligera acidez en el estómago, creo que es por lo que me dieron a beber esos imbéciles.

—Mira, no es por hacerte sentir mal pero creo que en parte tuvieron la culpa ustedes, pues si bien vieron que esa supuesta fiesta no era como suelen ser las fiestas, debieron de retirarse a tiempo, sin embargo se quedaron. Y lo que les pasó fue consecuencia de sus malas decisiones.

—¡No me lo recuerdes!, Yo no quise asistir, si lo hice fue sólo para hacerle compañía a Sofy. Y... pues mira lo que nos pasó. Ella ahora ya no estará más, ¡Esos malditos la mataron! —Comentaba entre sollozos Kathy. En tanto Jamie lamentaba que su comentario hiciera que ella reviviera episodios pasados, y que por eso estuviera sufriendo tanto.

—La verdad no puedo creer que esos tipos las arrojaran a la basura —Decía Jamie apretando los dientes para contener un improperio, no había nada que lo pudiera calmar, pues aunque no se lo decía a Kathy, sentía que de alguna manera su poco tino para no haberse quedado cuando oyó esos sonidos del supuesto perro, hubiesen evitado el desenlace de Sofy. Pues a lo mejor era Sofy gruñendo e intentando dar luces de su último aliento de vida. O es que se trataba de Kathy. Eso no lo podía saber pero lo encabronaba.

Jamie dejo que Kathy se calmara y luego le ayudó a bajar de la cama porque la notaba mareada y tambaleante, producto de las horas acostada. La acompañó al vestidor y la ayudó a llegar hacia sus ropas. Aquellas que él mismo le comprara; Un conjunto para hacer deporte, pues lo consideró liviano y cómodo para la ocasión, y porque no sabía mucho de prendas de mujer y esas cosas.

Al salir detrás del biombo Kathy se sentía extraña y preguntó por ropa interior y zapatos, en ese momento Jamie cayó en cuenta que no se le ocurrió cubrir su intimidad y sus pies, sino en cubrir su cuerpo. Y para disimular la elevó en brazos hacia el bazar alegando que no se decidía por si pantuflas o tenis... 

Veinte metros de corredor separan la calle de la puerta del hospital, y Jamie avanza haciendo una inhabitual gracia con las llaves tintineando sobre sus dedos, con el fin de hacer sonreír a Kathy pues a cada paso pareciera que lleva sobre sus piernas el peso de la amargura.

La venganza de KathyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora