Capítulo 24

40 9 0
                                    


     Kathy, después de atravesar las calles, con el caótico tráfico de la tarde en medio de semáforos lentos, y bocinazos que en nada contribuían a recorrer el centro comercial de extremo a extremo. Se orilló a la salida del estacionamiento, con  una bolsa negra. Ya en el baño rápidamente extrajo de la bolsa el mameluco y se lo puso sobre lo que llevaba puesto, se colocó una gorra, dobló la bolsa y la metió en uno de sus bolsillos. Rápidamente debía dirigirse a cubrir las cámaras de todo el estacionamiento, siguiendo el plan que había elaborado cuidadosamente desde casi quince días atrás, con mucha paciencia, reparando en cada detalle y contemplado todas los posibles errores que podrían presentársele. 


     Hasta el momento todo le había salido conforme a lo que ya había estimado que pasaría en su plan. Caminó tranquilamente y pudo localizar las placas del vehículo que buscaba con ahínco... Eran las mismas que había leído y se había aprendido de memoria de los informes que un día Gabriel dejó descuidadamente sobre el asiento de su automóvil hacía meses pasados.  


     Saber que su plan lo llevaría a cabo un día martes, en el que por lo general muy pocas personas suelen ir al supermercado; teniendo asegurado que Manuel era un tipo de costumbres invariables y que sólo solía ir al super los martes y sábados por la mañana le aseguraba que no tendría que estresarse si había muchas personas en los alrededores como testigos.  Asegurándole que no se desquiciaría de último momento. Ya ella se había percatado que los día martes no había mucha afluencia de personas en los supermercados los días lunes y martes. Dentro de esa locura que su venganza le impulsaba a realizar debía de agenciarse cuartadas claves, si es que de alguna manera hay justificación posible para realizar su venganza y así limpiar la muerte de su amiga con otra muerte...


     Minutos después un despreocupado Manuel ingresaba por la izquierda con un par de bolsas grandes de compras. Miró hacia ambos lados, sólo habían personas desconocidas que andaban por todos lados, cada quien mirando su propio mundo y sus propios asuntos. Dos niños mordisqueando paletas heladas a un extremo tras su madre, a la izquierda un hombre que al parecer iba furioso, como peleando con el aire, iba caminando con gran rabia, mientras que Manuel a escasos centímetros de él ni lo notó.


     —Me pregunto si en tal sentido, ¿Cuántas veces sin querer, sin darnos cuenta y por pura coincidencia, estaremos tropezando en las calles, en los caminos abandonados y o en los parques solitarios con personas que están allí listos para amenazarnos, por puro placer o por venganza de pusilánimes cariacontecidos y en silencio de todo aquello que pretenden resolver a las malas aquí en la tierra.


     Sin embargo, mientras los minutos iban pasando Kathy se preguntaba si es que ¿Existe realmente la igualdad entre mujer y hombre? Debería decirse que sí, ya que es un derecho natural y no una concesión. Los temas abordados entre ambos sexos se exponen de forma desinhibida, con buen humor y libertad. Y pensar que de no haber existido patanes como Manuel y sus amigotes no habría muertes como las de su amiga y casi hermana. Y eso sin considerar que ella también estuvo a punto de morir junto a su amiga metida en un contenedor de basura. La igualdad no se otorga, es un derecho. La igualdad hay que admitirla como se desea tenerla para sí mismo, y si se renuncia a ella, no coartar el derecho de la otra persona.

     En ese momento Kathy retrocedió en el tiempo, y de pronto se vio en aquella época en la que ella y su fiel amiga y compañera, al pretender asumir un papel para demostrar la igualdad de sus derechos, fracasan en su intento por demostrar su sensibilidad y sus sentimientos hacia la otra persona, lo que no significa desigualdad, sino que cada una es distinta y tiene diferentes modos de pensar... Kathy comprendió que tanto ella como Sofy deseaban vivir la vida, amar, ser, tener una familia como todos y en la asunción de un determinado papel, por tanto el comportamiento de cada una reflejaba sus modos de pensar, según las circunstancias del momento y conforme a su condición o forma de ser. Ellas no habían decidido hacer mal las cosas, sólo estuvieron en un tiempo y espacio en el que todo se confabuló con la oportunidad de esos jóvenes pícaros en busca de pasarla bien con alguna chica sin importar si para ello tenían que dañarlas y eso era lo que ella condenaba.

La venganza de KathyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora