Jamie avanzó lentamente con un poco de temor de no encontrar a la chica que esperaba, la bonita de nombre Katherin. La que vió en documentos, con algo de temor empujó la puerta y encontró de salida al médico tratante.
—Veo que ya andas por aquí muchacho, ya terminamos de hacerle el chequeo de rutina, y justo salía a pasarte la voz, ¿la señorita es tu novia? —Comenta el doctor.
—La verdad doctor la conocí apenas hace unas horas al encontrarla en el contenedor, y pues me preocupó su situación. —Le dice Jamie al doctor.
—¿Pero entrarás con el torso desnudo a verla? entiendo que los jóvenes les gusta acaparar la atención del sexo opuesto, pero esto es un hospital, muchacho. —Comenta el doctor.
—Lo siento doctor, pero al encontrar a las chicas desnudas ...pues a una le coloque mi sweter y a la otra mi camiseta, y por eso me quedé con el torso desnudo. Me dio mucha tristeza lo expuestas que estaban. Disculpe usted.
—Bueno, al menos esta chica ahora viste una bata de hospital así es que lo que le prestaste ya no lo utilizará, me parece que la prenda la encontrarás en la mesita dentro de una bolsa, puedes tomarla y ponértela ...Muchacho, ya de por si alborotaste a medio pabellón andando así. —Le dice palmeando el hombro a Jamie el doctor; además —le indica— ella en ese momento está despierta.
Jamie ingresa con el corazón en la garganta, pues no tiene idea de quién será la chica que había sobrevivido. En el fondo necesitaba calmarse un poco. Tomó aire e introdujo el primer pie a la habitación. Al ingresar un biombo de tres cuerpos le impedía la visibilidad de la mujer que yacía recostada en aquella cama. Lo primero que hizo fue ubicar la mesita que le mencionara el doctor. Al encontrarla, sintió que el alma le sonreía, dentro de aquella bolsa transparente podía ver reflejada su sweter, el misma que recordó en el instante haber deslizado por el cuello de la hermosa Katherin, se agachó, lo extrajo de la bolsa y se lo colocó nuevamente con la mayor de las sonrisas. Dió la vuelta tras el biombo y vio a Katherin Muñoz en aquella cama, lucia bella con los cabellos esparcidos en la almohada y cubierta por una manta blanca..
—¡Hola! ¿Cómo te sientes? —Dijo Jamie ni bien pudo observar sus ojos abiertos, mirándola fijamente.
—Disculpe, ¿Quién es usted? —Preguntó Katherin algo desconcertada al ver al guapo y extraño hombre asomarse desde el costado del biombo. Pensando que pudiera ser personal médico, —Imposible, no llevaba ropas que lo hicieran ver parte del personal del hospital —pensó Kathy, observando la naturalidad y paciencia que se tomaba el entusiasta y atractivo hombre mientras se sentaba al pie de su cama en un sillón con una extensa y sincera sonrisa.
—¿Cómo te sientes? Te veo de mejor semblante, parece que el abrigo y la medicina te hicieron bien. —Le comentaba Jamie observándola minuciosamente.
—La verdad me siento un poco adolorida. Tengo el cuerpo un tanto magullado.
—Es que tenías muchos moretones en espalda cintura, caderas y piernas... —Comenzó a comentar Jamie hasta que cayó en cuenta que empezaba a ruborizarse al saberse expuesto, como alguien que ya conocía su desnudez, y entonces calló y bajó la mirada hacia el suelo en un afán de disimular su rubor.
—Entonces, debo suponer que... ¿tu eres mi salvador?
—Bueno, dicho así suena muy rimbombante, yo sólo soy la persona que coincidentemente estuvo en el momento preciso en el que te quejaste, ¿de dolor?, creo. Pero sí, de alguna manera lo fui.
—Pues no sé cómo agradecerte por ese gesto, el médico que me atendió me dijo que, además, pagaste todos los gastos que se hicieron necesarios. Los mismos que los de mi amiga; que por mala suerte del destino no pudo sobrevivir a esos malnacidos.
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La venganza de Kathy
RandomNo siempre tras los guapos se encierran las mejores virtudes.Y Kathy, lo descubrirá junto a Sofía al salir de vacaciones para disfrutar las playas del Caribe; sin saber que allí encontrarían lagrimas dolor y muerte. Sumergida en su propio infierno...