19.

13.9K 2K 444
                                    

Carter

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Carter.

Hoy tampoco ha aparecido Aiden por el comedor a la hora de cenar, así que no me he molestado en apagar los AirPods. Ha sido fácil identificar quién estaba y quién no, porque han delimitado una zona minúscula de la cafetería para los que nos quedamos en el campus de la universidad este mes.

Me lo encuentro al volver a la habitación. Está tumbado en su cama boca arriba, con los ojos perdidos en algún punto del techo. Ni siquiera se ha quitado los zapatos.

—Ya no me queda más ramen instantáneo —bromeo.

Pensaba que le iba a hacer gracia. No es así.

—No estoy de humor —se limita a decir.

—¿Para cenar o para hablar?

Pone los ojos en blanco.

—Para ninguna.

Vaya dos nos hemos ido a juntar. El que quería echar al otro de la habitación y el que se salta la mitad de las comidas diarias y encima tiene un humor de perros.

—Tranquilo, te dejo en paz. ¿Un mal día?

Resopla, irritado, y se gira un poco para mirarme.

—Creo que preguntar por mi día es incompatible con lo de dejarme en paz —protesta—. Pero sí. Muy mal día.

—Lo siento.

—No es tu culpa. —Sin embargo, lo dice en un tono que deja entrever que, ahora mismo, culpa al mundo por todo lo malo que le esté pasando—. Mira, Carter, no va a malas, pero preferiría que hicieras como que no estoy aquí. ¿No querías una habitación individual? Finge que no existo.

Dicho esto, se gira y se tumba de cara a la pared.

Hay veces que no sé qué mosca le ha picado. Lo peor es que, a juzgar por cómo es Aiden, probablemente ni siquiera sea tan grave lo que le ha ocurrido. Quizá ha ido a la playa y, en vez de las diez personas que tenía pensado que le felicitaran por sus abdominales, sólo lo han hecho siete.

«Deja de pensar en sus abdominales, primer aviso», me dice una voz en mi cabeza. Con toda la razón del universo.

Así que me tumbo en la cama —en la mía, claro— y empiezo a pensar en mi nuevo trabajo en el Centro Seaview. La emoción por ponerme una bata blanca y contribuir a la causa que me mueve desde que era pequeño me provoca un hormigueo en los brazos.

Mañana empiezo. Mañana.

Lo cierto es que Aiden no hace nada de ruido, así que no es tan absurda la idea de fingir que estoy solo. No sé si él se habrá dormido o si simplemente está pensando en sus cosas, pero prefiero centrarme en lo mío y darle espacio.

—¿Puedo apagar la lámpara? —me pregunta al cabo de un rato, cuando ya casi me he dormido.

—Sí, claro.

Total, ya tenía los ojos cerrados.

—Vale. —Suena un clic y la habitación se sume en la oscuridad. Pasado un minuto, dice—: Y perdón por el mal humor de antes. Mañana estaré mejor.

—No pasa nada —le aseguro—. Buenas noches.

—Buenas noches, Carter.

¿Va a ser esta la dinámica entre Aiden y yo? ¿Alternarnos a la hora de disculparnos por haber sido desagradables?

El problema es que no puedo pasar de él totalmente, no cuando su presencia es tan... intensa. Más allá de su respiración casi inaudible, no hay nada que delate que está aquí; no obstante, hay algo en esta habitación que grita su nombre.

Creo que es el olor. Aunque es la segunda noche que dormimos en el mismo cuarto, ya reconocería el olor característico de Aiden en cualquier lado. Huele limpio, pero de una forma curiosa, como si su piel no pudiera deshacerse de las últimas notas de la colonia que siempre lleva puesta.

Me gusta ese olor. Y a nuestro cuarto también parece gustarle, porque siempre que entro huele a él, esté o no esté.

En cualquier caso, agradezco que haya algo constante por la noche. Después de que Oliver rompiera conmigo, me costaba conciliar el sueño con un hueco vacío en la cama. Puede que Aiden y yo no nos llevemos demasiado bien, pero me da cierta paz no estar del todo solo.

Ayer no podía verlo, pero, ahora que me han ofrecido el trabajo en la clínica, empiezo a pensar que quizá no sea necesario llorar todas las noches para olvidar a Oliver. Simplemente se trata de sustituir una rutina por otra más sana.

Y, con ese pensamiento, termino de dormirme.

Y, con ese pensamiento, termino de dormirme

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Hola a todos!

Sé que este capítulo es muy corto, y hay una razón para ello (por lo general, no me gusta subirlos cuando son tan cortos, pero como hay tres actualizaciones semanales espero que me lo perdonéis 💖).

Al principio, este capítulo no existía, pero me gustaba la idea de explorar el cambio de mentalidad de Carter antes de avanzar con la trama. Así que el próximo día ya tendréis un capítulo con la extensión habitual.

Por cierto, estoy haciendo una playlist de Off-shore que tendréis disponible en breve, para los que os guste escuchar música mientras leéis. Por curiosidad, ¿hay alguna canción que os recuerde a la novela?

¡Hasta pronto!

¡Hasta pronto!

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Off-shore | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora