42.

13.1K 1.8K 1K
                                    

Aiden

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Aiden.

—Creo que he encontrado la forma de aprobar.

Alzo una ceja y Josh suelta una carcajada.

—No —digo, temiéndome lo peor.

—¿Cómo que no?

—Que no. No me parece buena forma de convencer a tu profesora para que te apruebe. Ya te he avisado varias veces de que enterrar vivos a sus seres queridos y presionarla entregándole un cronómetro con las horas que les quedan de oxígeno está mal visto por la ley. Tiene que haber otra forma.

Josh se atraganta con los tallarines y empieza a toser a lo bestia, intercalando los tosidos con la risa.

—¡Aiden! —me regaña.

—¿Qué pasa? ¿No era eso lo que ibas a decir?

—¡Claramente no!

—Pero lo has pensado. Lo que pasa es que no te atreves a decirlo, así que es más fácil echarme la bronca a mí.

—¡Para nada! Estaba a punto de contarte que ayer encontré un proyecto nuevo en su portal académico. Creo que podría adaptarlo para que se parezca al tema que estaba investigando yo en el mío. Si sigo la misma estructura que usa ella, tendrá que aprobarme sí o sí, ¿verdad?

—Depende —digo, hurgando en el pad thai con mis palillos—. Las personas estamos llenas de autodesprecio.

—Mi profesora no, te lo aseguro.

—¿Por qué?

—Se cree que es la mejor.

—Ahí tienes tu respuesta, entonces.

Josh asiente y toma un sorbo de su bebida.

Reparo en que el plato de Josh está casi lleno —lo normal, ya que nos han traído el pedido hace cinco minutos—, mientras que apenas quedan tallarines en el mío. Eso sí, por mucho que haya devorado mi pad thai en tiempo récord, mi tripa está rugiendo más que cuando entramos en el restaurante. ¿Se asustará Josh si me pido otro segundo plato?

Culpo de mi apetito a Carter (por apetito no incluyo ninguna connotación sexual... al menos no ahora). Me ha despertado a las ocho de la mañana con su espantoso tono de llamada —que más de una vez me ha hecho soñar que estaba en la Orquesta Sinfónica de Sídney— y se ha ido a la clínica por una urgencia, así que he estado solo toda la mañana.

Solo... con mis pensamientos.

Puede que ayer consiguiera disimular bien durante la película, pero me iba el corazón a mil por hora. No soy alguien que rechace el contacto físico ni mucho menos, pero nada te prepara para que tu compañero de cuarto —al que llevas varios días idealizando— se quede dormido encima de ti.

Ese tipo de contacto físico es muy diferente. Sobre todo si confirma rotundamente la idea que deambula por tu mente desde tu último sueño húmedo (aunque el sueño fuese con otra persona): Carter me atrae mucho, sin un ápice de duda.

Off-shore | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora