Capitulo 6 Closet

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Un año antes de conocer a Syria, una chica muy atrevida a quien conocí en clases extracurriculares, me había besado intensamente, su nombre era Marilyn, era sumamente hermosa, su piel era blanca, casi pálida, su cabello rojo, y sus ojos color miel, sus labios eran de un color rosa muy intenso, y tenía un cuerpo hermoso.

Era extremadamente sociable y parecía muy segura de si misma.

La primera vez que me habló, lo hizo para pedirme ayuda con las materias del curso, como a mí me iba bien, pensé qué ayudarle no sería ningún problema.

Me pidió mi número de teléfono y quedó en llamar después para vernos y estudiar.

A los días recibí su llamada, ese día mi padre, mis hermanos y su esposa estarían fuera de casa, así que nos quedamos totalmente solas.

Estábamos en la sala conversando de cosas muy profundas, cuando una declaración me deja boquiabierta...

-La verdad yo siempre he sentido que me atraen las chicas, y Jordán, tú... Eres muy hermosa... - Marilyn me dice eso y se acerca muy despacio a mí, he intenta darme un beso...  lo cuál yo trato de evitar antes de que esté lo suficientemente cerca.

Nerviosa me levanto del sillón que compartíamos y la invitó a salir a caminar fuera de la casa.
Pensando en qué, se contendrá si estamos a la vista pública, nos dirigimos hacía afuera, pero desafortunadamente para mí, me equivoqué, ella parece sentirse intensa y algo romántica, comienza a abrazarme por la cintura, y vuelve a intentar besarme, para entonces yo nunca había besado a una chica y menos en público...

Aunque en el fondo sabía que desde casi los 9 años me atraían las chicas, nunca lo había admitido, y no estaba dispuesta a hacerlo en ese preciso momento.

Marilyn tenía una mirada intensa, y seguía mordiéndose los labios, por un momento me deje llevar y mi cuerpo empezó a arder...

Pero no, mi razón seguía aferrándose a qué no, yo no podia, no debía ser... Así.

- ¿y si regresamos a tu casa y me enseñas tu habitación? -me dijo con una voz suave y cálida.

- Marilyn, no creo que sea buena idea...

- Ándale, no va a suceder nada, solo quiero ver la vista al mar desde tu ventana, ¿si? Por favor.

Asentí, no muy convencida de ello, pero trate de creer qué tendría suficiente autocontrol para resistirme a sus encantos.

Subimos a mi habitación, y ella inmediatamente se paró frente a la ventana, parecía absorta en sus pensamientos, volteo de pronto y me sorprendió observándola.

Era realmente hermosa y ella lo sabía, tenía un encanto especial, una sonrisa cautivadora, ojos fascinantes y una mirada seductora.

Sin una palabra, sonrió y se volvió directo hacia a mi,  con sus manos sobre mis hombros, me empujó hacia atrás, a la cama...

Nuestros ojos se encontraron, estábamos tan cerca que podía sentir su respiración, estaba sobre mi cuerpo, que ardía igual que el suyo, nuestras bocas se atraían como un imán, quería resistirme, en mi mente me atormentaba la idea de dejarme llevar por la seducción de una hermosa chica, y además de las implicaciones, pensar que en cualquier momento podía llegar mi padre y encontrarnos... Así...

Mis pensamientos de pronto se silenciaron cuando Marilyn se acercó aún más y comenzó a besarme, sus besos eran cálidos, suaves, húmedos y excitantes.

Desprendía una energía desmedida...
Me deje llevar, y comencé a seguir mis instintos que ahora despertaban como una feroz bestia.

Comencé a acariciarla, y empezó a gemir en mi oído, lo cuál me excitaba aún más, la ropa nos estorbaba, y el calor nos hacía sudar, sus gemidos y agitación eran como una hermosa melodía a mi oído, de aquella intensa danza broto mi humedad...

De pronto, sonó su celular...

- No contestes... -le dije casi rogándole...

- es mi mamá, tengo que contestar...

- está bien.

La escuché decirle a su madre que ya iba camino a casa, con eso supe que la intensidad de aquel breve momento había llegado a su fin.

Había estado tratando de evitar dejarme llevar por su sensualidad, y ahora que estaba con deseos de mucho más, ella tenía que irse...

No podía comprender cómo, de pensar que tendría suficiente autocontrol, había llegado hasta ahí...

Marilyn tomo sus cosas y me pidió que la acompañará hasta su casa, vivía bastante lejos, pero llegamos lo más pronto posible.

De regreso a casa, trate de volver lo más rápido que pude para no tener que enfrentar a mi padre disgustado por salir sin su permiso. Por fortuna, lo logré.

Entre a casa y efectivamente, seguía sola, fui directo a mi habitación, y me recosté...

No podía creerlo... Todo lo que sentía era una mezcla de sentimientos, entre culpa y satisfacción.

Recordar sus dulces gemidos me excitaba de nuevo, recordar su lengua jugando con la mía, me hacía estremecer, en mi mente la calidez de su cuerpo me hacía volver a arder...

Y de pronto ahí estaba de nuevo, el calor y la humedad de mi cuerpo, mis pechos firmes y mis pezones duros deseando ser besados, mordisqueados y acariciados, por su boca y su lengua...

Mi entrepierna caliente y húmeda y una inmensa necesidad de tenerla de nuevo cerca para arrancar de su cuerpo toda su ropa y así besar cada rincón de su hermoso y dulce cuerpo...

Había deseo, pero también había tantas preguntas...
Quería ser cautelosa con mis sentimientos...

Realmente era la primera vez, que me besaba una chica, la primera vez que me había dejado llevar por mis deseos e impulsos...

Sentía la inmensa necesidad de saciar todas aquellas ganas reprimidas durante años, quería hacer realidad de una vez por todas mis más oscuras fantasías, dejarme llevar por el deseo, la lujuria y la pasión, que con sólo probar, ser desbordaba por mi piel.

De alguna manera podía tener todo a mi alcance, ser libre al fin, aceptarlo al menos para mí misma...

Pero, después de una hora dándole muchas vueltas al asunto, me despedí de todas aquellas ideas con un largo suspiro...

Seguía el fuego en mi interior pero solo podía preguntarme...  ¿Y ahora qué?

Mi princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora