Capitulo 14 Desiciones

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Desde el momento en conocí a Syria, sabía que ella me atraía más allá de la apariencia, más allá de su misterio.

Verla así, tan segura de si misma, de lo que estaba haciendo, la hacia brillar cuál luna blanca en una noche cálida y oscura.

Una vez más, no podía creer lo que estaba sucediendo, ella estaba ahí, lista para mí.

Joder

Recuerdo cómo la primera vez, tomé una decisión conciente hacia el dolor, y aún así, me había costado mucho superarlo, aunque, al decir verdad, no estaba muy segura de haberlo hecho, no, no la había superado aún.

De pronto, apagando un poco mis propios pensamientos...

Comencé a besarla...

Si, me deje llevar... El calor de su cuerpo me atraía como un poderoso imán, y aún sin darme cuenta, la bestia posesiva dentro de mí despertó completamente y comenzó a besar cada lugar por donde mis manos iban abriendo el camino.

Ahora no solo se trataba del disfrute físico, mis sentimientos por ella estaban fuertemente involucrados.

Besarle y sentirle era como tocar el cielo, podía sentir su calor e incluso la humedad que iba desprendiendo su cuerpo.

No había mejor muerte que esa, que morir y volver a nacer en sus besos, en su cuerpo.

-Syria... Yo -ella interrumpió mis palabras con un apasionado beso que hizo que mi cuerpo por fin cediera completamente.

-shh... No importa más nada, solo este momento...

De pronto, una puerta se abre.

Por estar demasiado concentradas en lo nuestro, no notamos a tiempo lo que estaba sucediendo, su madre había llegado temprano a casa, y por poco nos encuentra...

Maldición

Un beso más y hubiera terminado arrancándole la ropa, la hubiera hecho sentir tanto placer hasta que terminara en mi boca...

Mis pensamientos se vuelven casi reproches contra el destino, y aunque mi deseo era incontrolable, la verdad era que no tenía ningún tipo de experiencia previa de como besar, tocar y llevar al orgasmo a una mujer... Mi única guía, el instinto salvaje dentro de mí, solo pensaba en disfrutar, besar, morder y chupar cada parte de su cuerpo.

Cuando tocaba su piel, el calor de nuestros cuerpos, me hacía de pronto alguien posesivo.

¿Cómo podía estarme sucediendo tal cosa? Parecía una broma cruel del destino...
La segunda vez que estaba frente a mi el paraíso, y solo podía saborear su entrada...

Vi a Syria, y unos segundos después, parecía haberse controlado mucho mejor que yo, ambas nos pusimos alertas creyendo que su madre entraría en cualquier momento a la habitación, por fortuna su mamá tenía la buena costumbre de tocar la puerta antes de entrar.

-Syria, hola cariño -la madre de Syria era algo maravilloso, la aceptaba como era, le daba atención, la cuidaba, era empática y comprensiva con ella, si como de esas madres que todos quisiéramos... Incluyéndome

-hola mamá.
-disculpa no sabía que estabas acompañada, ¿Quieren comer?

Yo estaba por comerme a su hija pero usted llegó temprano...  Solo pensé en mis adentros

Syria volteó a verme como tratando de decirfrar mi respuesta a la pregunta de su madre.

Por un momento me sentí avergonzada como si acaso ella y su madre hubieran podido escuchar mi pervertido pensamiento.

-No gracias, creo que estoy bien. -conteste.

-Bien, si cambian de opinión, traje pizza para comer, la dejaré en la cocina.

-gracias -contestamos ambas.

Su madre se fue a la cocina, y nosotras nos quedamos ahí, por un momento, hubo un silencio que me pareció un tanto largo, pero luego, nuestras miradas se volvieron a encontrar y estallamos de risa.

Después Syria retomo la charla.

-¿Quieres salir a caminar?
-Claro, me parece bien.

Salimos de su casa, y nos dirigimos hacia un lugar poco habitado, recorrimos algunos senderos empinados y caminamos entre arbustos y árboles, ya estando en la parte más alta, nos sentamos a platicar.

-¿Entonces...?
-Pregúntame
- ¿Tu y Tania...?
- terminamos.
-lo lamento - una parte de mi realmente lo hacía, muy en el fondo, pero la mayor parte de mi ser, anhelaba ahora tener la oportunidad que estaba esperando... Quererle, Amarle, cuidarle, respetarle y consentirle como si fuera el día un último mañana.

- gracias, no es fácil olvidar todo lo que ha pasado, ella fue la primer chica de la que en verdad sentí que me enamoré, -escuchar sus palabras, me desgarraban el alma, y en parte, la entendía, parecía que ella sentía por su ex, lo que yo por ella, y eso me dolía aún más.

- te entiendo, ha de ser muy difícil dejar ir a la persona con quién viviste tu primera vez

-¿Primera vez?

- oh lo siento, no quise ser entrometida.

-Descuida, no lo eres, simplemente qué, no ha sucedido aún.

-¿No has estado con ninguna chica?

-La verdad es que no.

-disculpa mi pregunta, es que sinceramente creí lo contrario al verte con ella.

-lo sé, no eres la primera...

-en verdad disculpa.

-todo está bien, no te preocupes.

De nuevo el silencio volvió a apoderarse del ambiente.

Joder

Estuve a punto de ser la dueña de su cuerpo de una forma maravillosa... Y, no pude culminar...

- Y ¿Que hay de ti? ¿Estuviste alguna vez con alguna chica?

Por un momento no supe cómo responder esa pregunta. Pasó por mi mente un pensamiento fugaz que traía consigo el recuerdo de aquella pelirroja...

-no, tampoco, -contesté, encogiendome de hombros.

Ella sonrió como si ahora hubiera más una complicidad.

-lo qué dijiste aquella vez...

Maldición... Creí que no preguntaría.

-lo siento, a veces me dejó llevar por mis impulsos...

La expresión en su rostro cambio por completo, parecía triste.

-por favor, no me mal entiendas, la verdad es que yo te qui...

-lo sé...

- no lo había vuelto a decir porque no sabía que habías terminado con Tania, y bueno también porque creí que necesitas tu tiempo antes de corresponder algo más...

-gracias, la verdad es que es cierto, por ahora no quiero estar con nadie...

Nadie... Sentí como el nudo de mi garganta comenzaba a asfixiarme al oír aquello...

-claro.
-¿Amigas?
- si...

El silencio de pronto se hizo profundo. Suspire tratando de contener las lágrimas y me levanté junto con ella tratando de seguirle el paso, aunque en realidad sentía que los sentimientos atorados en mi pecho me hacían difícil respirar.
Para cuándo pude notarlo ya habíamos caminado lo suficiente como para volver.

-¿Te acompaño a tomar el taxi?
- claro, gracias. -dije tratando de sonreír.

Los días a su lado se volvían inolvidables, tanto por su magia, como por la forma en la que después caía precipitadamente hasta el subsuelo...

Al esperar el taxi, solo me despedí como cualquier "amiga"lo haría, besando su mejilla, aun deseando besar su boca, y lo sabía, ahora sí debía con todo mi corazón, mente y cuerpo, olvidarme definitivamente de Syria.

Mi princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora