Capitulo 39 Quizás

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Hace 6 meses que no sé nada de ella, me sigue doliendo mientras intento respirar.

Esa parte de mi que extrañamente sigue luchando aún sin ánimo, sigue presente.

El corazón ya no vive a su ritmo favorito, pero al menos sigue latiendo.

Escapar sigue siendo el objetivo, hasta ahora no hay nada que me haga quedarme.

Cómo tantas veces, estoy tan sumergida en mis pensamientos, que una simple llamada me causa desconcierto.

-Hola.

-Hola, ¿Cómo estás?

-Bien, ¿Quién habla?

-Soy Beck.

-hola, lo siento, no esperaba tu llamada.

-Ya veo, ¿Estás en tu casa?

-Si aquí estoy. ¿Por qué?

- ¿Puedes salir? Estoy afuera.

En ese instante mi corazón dió un tremendo vuelco, se aceleró tanto cómo hace mucho tiempo no lo hacía, despertó de aquella pesadilla dónde se había hundido.

-Si, ahora salgo.

Colgamos la llamada y lo juro, estaba en shock. Sencillamente no sabía cómo reaccionar, como sentirme.

Una parte de mí sentía culpa por no esperar su llamada, aunque la anhelaba con toda mi alma, no creí que fuese posible que volviéramos a vernos.
Y... El resto de mi, anhelaba que ésta fuese la oportunidad que necesitaba para volver a estar con ella.

Cuando salí a buscarle, no le encontré por ningún lado ¿Acaso estaba jugando conmigo?

Esperé un poco más a ver si obtenía una señal de vida.
Ella salió de un carro que yo no conocia, venía sola así que deduje que ella había conducido hasta ahí solo para vernos.

-hola...-Verle, y tenerle tan cerca, casi como antes, me hacía temblar de nervios.

-¿Quieres subir?

-claro.- Entré a su carro por el lado del copiloto, la observé pero ella lucía muy distinta a cómo cuándo yo la conocí, y no en su apariencia, sino en la actitud, se comportaba fría, distante; charlamos un rato, cosas meramente triviales, y cuando por fin tocamos el tema de nuestro rompimiento ella fue sarcástica.
Me dolió.

¿Jordán que esperabas, que Beck quisiera volver contigo diciéndote que te ama, y que no volverán a distanciarse?

Malditas expectativas, malditos sentimientos, maldito amor.

Ella ahora lograba causarme gran confusión, en parte se portaba coqueta y en parte sarcástica, no podía entender que quería.

Mis nervios, y mi cuerpo me traicionaron, yo deseaba abrazarla, besarla, sentirle como antes, como cuando entre caricias nos hacíamos el amor.

Tenerla tan cerca, hizo qué, aún sin voluntad, mi cuerpo empezará a arder.

El calor que emitía mi cuerpo, comenzaba a inundar el ambiente, Beck lo notó y entre su coquetería acarició mi pierna, pero justo un instante después, volvió a comportarse fría e indiferente, aquello me jodia aún más el corazón.

Respire profundo y salí del carro, Beck me imitó, e inmediatamente encendió un cigarrillo.

-Entonces, comenzaste a fumar de nuevo...

-mmm...-dijo sosteniendo el cigarro entre sus dedos y su boca, mientras hacia una profunda calada.

Cuando nos comprometimos, habíamos acordado cuidarnos, sacar los vicios de nuestras vidas, no la había visto fumar hasta aquel momento.

Mi princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora