Capitulo 23 La puerta del cielo

18 4 0
                                    

Saber que muy pronto se iría de mi lado, me hacía sentir sumamente triste, pero tenerla junto a mi justo en ese momento, me hacía querer detener el tiempo, me hacía perder la noción de la vida, solo importabamos ella y yo, nuestros corazones y el ahora...

Al estar ahí, arrodillada frente a ella, pude apreciar una increíble belleza.

Ella mantenía una postura suave y sensual, con ojos deseosos, mientras delicadamente mordía su labio inferior.

-Princessa, ¿Me concederias el honor de proceder?

Ella me vio con dulzura y asintió.
En ese instante, deje salir mi instinto, posesivo  y seductor...

Fui acariciando sus piernas, desde abajo hacia arriba por encima de su ropa, llegue con mis manos a su cadera y me aferré a ella, ella tenía sus piernas abiertas, y aproveché para hundirme entre ellas.
Comencé a besar por encima de su ropa, desde el interior de sus piernas hasta donde podía sentir el calor que desprendía su vagina.

Fui acariciando su cintura, haciendo contacto directo con su piel, era tan suave que mis manos sintieron un profundo éxtasis.

Seguí hundiendo más mi rostro, mis labios, y mi lengua sobre ella, hasta que la húmedad se desbordo atravesando su ropa.

Era la primera vez que hacía aquello, y aún sin conocimientos previos, me deje llevar por el calor del momento.

Mi padre me había condicionado a dejar la puerta abierta de la habitación, así que cualquiera podría habernos encontrado en aquella frenética danza.

Las caderas de Beck hacían un movimiento rítmico mientras yo me aferraba aún más a ella. Su respiración se hallaba agitada, y su boca entre abierta casi a punto de emitir esos dulces sonidos que llaman gemidos.

Confieso que el resultado de mis acciones era lo que más me excitaba, verla así, disfrutando un poco de lo que apenas descubría que podía dar.

De pronto, mi hermana de tan solo dos años comienza a entrar en la habitación.

Maldición

Al verla, me separó de Beck lo más rápido que puedo y me pongo de pie.

-hola bebé, tu no debes estar aquí, ve con mamá.

Mi pequeña hermanita y yo teníamos un lazo muy fuerte  e importante, me gustaba cuidarla y mimarla mucho, pero definitivamente ese no era el mejor momento para que estuviera presente.

Después de conducirla directamente hacia afuera, mire a Beck, ella tenía la mirada clavada en mi, parecía seguir intensamente excitada.

Me acerque a ella y la besé lentamente. Casi de inmediato se aferró a mi labio inferior, para después besarme con más intensidad.
De pronto, hizo una pausa.

-Cierra la puerta por favor...

- cariño, eso quisiera pero me lo han puesto de condición.

-estan bien, espero nadie entre.

Estábamos a punto de comenzar a besarnos cuando mi padre entro a la habitación.

-Jordan, ¿,Por qué has sacado a tu hermana de la habitación?

-papá estoy con Beck

-y eso ¿Qué? Pueden cuidarla entre las dos. No la saques.

- está bien.

Sabía que después de eso, no había mucho que pudiera hacer, pero mi temor más grande era que de alguna manera, Beck se sintiera mal.

Voltee a verla y le di un beso en los labios de forma tierna.

-¿Estás bien cariño?

-si, claro que sí, todo está bien.

Al parecer mi hermana después de eso prefirió quedarse con mi hermano menor en la sala viendo la TV.

-tengo una idea...
-claro dime mi vida.

Beck me tomo del brazo y me llevo de nuevo al suelo, se puso de espaldas contra la alfombra, y me condujo directo hacia ella.

Su rostro contra el mío, y nuestras miradas volvieron a encontrarse, nuestros labios se atrayeron el uno al otro como un poderoso imán.
Sus senos rozaban contra los míos, y nuestras piernas se entralazaban de forma que yo podía sentir su calor y ella el mío.

Comencé a besarla apasionadamente, primero sus labios, después su lengua y su boca, mientras disfrutaba de su pasión comencé a rodearla con mis brazos y a acariciarla mientras que con mi cadera y mis piernas me movía rítmicamente para causarle placer, tenía ganas de más, de arrancarle la ropa y hacerla completamente mía.

Mi boca bajo de su lugar para besar su mentón y después su cuello, primero de un lado y después del otro, llegue a su oído y le susurré lentamente...

-Beck... Te amo.

Ella se estremeció y sin dejarla responder, volví a besar su boca.

Con mis manos, desabotone el abrigo que tenía puesto, y encontré sus hermosos senos, protegidos por una camisa tipo polo, y un sostén deportivo.

No podía hacer más con tanta ropa estorbandome, así que sin quitarle nada, metí mis manos debajo de sus prendas y comencé a acariciarla, sus senos eran cálidos y firmes... Me moría por saborearlos, pero sabía que las circunstancias no me lo permitirían.

Ambas sentíamos que nos estorbaba la ropa, ya que nuestro deseo se hacía cada vez más incontrolable.

De pronto, mi hermanita vuelve a entrar a la habitación, está vez me resulta más difícil pararme, tanto por la posición como por qué el espacio que es extremadamente pequeño.

Me incorporo para después ayudarle a Beck a ponerse de pie, ella sonríe como si estuviera satisfecha aún con lo poco que pasó.

-hola bebé ,-le digo a mi hermanita y la abrazo.
Nos sentamos de nuevo en la cama mientras Beck y yo nos abrazamos.

-lo siento cariño, prometo que en algún momento podremos disfrutar mucho más.

-lo sé mi amor, de hecho, quiero que esperemos hasta que vuelva de Canadá.

-me parece bien mi vida, aunque voy a extrañarte demasiado.

-lo sé corazón, y yo a tí.

En ese momento, nos besamos, me hacía feliz poder besarle y definitivamente me hacía muy feliz todo lo que acabábamos de vivir juntas.

-Amor

-dime

-debo irme ya o se me hará tarde para llegar a mi casa.

-de acuerdo cariño, te acompañaré a tomar el transporte.

Lleve a mi hermana con sus papás y acompañe a Beck a tomar el taxi, antes de irse la abracé y la besé casi con lágrimas en los ojos, casi como si sintiera que no iba a volver a verla...

-amor, iré a verte la siguiente semana, lo prometo...

-estan bien mi amor, estaré esperándote.

Nos besamos por última vez y ella se fue.

Beck, soy afortunada de que seas mi novia, afortunada de que tú me ames, eres mi vida.

Mi princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora