Han pasado tan solo tres meses desde aquel momento dónde todo se derrumbó.
Recordarlo no sólo me provoca náuseas, realmente me afecta y joder, quisiera fumar desquisiadamente como aquella mañana cuando salí de su casa y llegué desesperada buscando el impetuoso viento contra mi cara, en la cima de aquel edificio.
Cada vez todo parecía complicarse aún más, mi mente recuerda aquel momento dónde pensé que al ir a su casa todo terminaba peor que antes, sonrío con demasiada ironía al ver que en eso, tenía razón...
Mis ánimos parecen estar cada vez más negativos, la compañía de mis amigos en el bachillerato, solo sirven para distraerme un poco, lo malo: siempre a un lado, tengo a Syria.
Para evitar tenerla más tiempo demasiado cerca, planeo renunciar a mis participaciones en la clase de teatro, pero la parte de mi que aún no quiere soltarla, se aferra a quedarse.
Es viernes, y sorpresivamente, nuestra maestra de inglés a faltado a dar su clase, así que tenemos tiempo libre.
Tengo algunos días llevando mi bocina a la escuela, a veces la usamos para los ensayos de teatro y esta vez nos a servido para entretenernos.
Cómo en el salón somos muy unidos y nos tenemos confianza, ponemos algunas canciones y el ambiente se vuelve emocionante, de pronto, varios de mis compañeros hacen una curiosa bulla.-Jordan, queremos que bailes.
-Si, anda, queremos verte bailar...Sus palabras me asombran, pero al parecer, en realidad admiran mi forma de hacerlo.
Aunque me levanto de mi asiento, no del todo convencida, sonrió y me paro frente a todos, escucho la música, un reggaeton intenso, sonrio ampliamente por la insistencia y la mirada atenta de mis compañeros, y comienzo a bailar, al parecer les gusta tanto, que sueltan frases un poco subidas de tono.Para mí sorpresa, descubro que Syria está también atenta observándome.
Entonces, comienzo a bailar mucho más sensual.
La miro directo a los ojos, y ella a mi, y con eso, ella puede notar que aún le deseo.Cuando termina la canción, mis compañeros alegan querer más, pero sencillamente, los ignoro, y pongo la canción, aquella que escuchábamos cuando la besé por primera vez.
Al escuchar la música, ambas sostenemos la mirada, como recordando todo y con los sentimientos a flor de piel, cuando termina, la melodía vuelve a repetirse como aquella vez, cuando entre besos y caricias, estuve a punto de hacerla mía.
Casi cuando está por terminar la canción... Syria se levanta de su asiento y se dirige a la salida del salón, y aunque a mí me queda un poco lejos, la alcanzo de inmediato, ella está de espaldas contra mi, a punto de abrir la puerta, alcanzo a tomar su brazo izquierdo, y con un movimiento habilidoso aún desconocido, la giró rápidamente hacia mi, la tomo por la cintura, la pego a mi cuerpo y la hago recargarse sobre la puerta cerrada, y sin previo aviso comienzo a besarla... Si, ahí, en el salón, frente a todos mis compañeros.La besé, como esos besos inolvidables que aparecen en las telenovelas, la besé tierna pero posesivamente.
Aunque antes de aquel día todos los días me mataba queriendola olvidar, bastaba solo un segundo, para perder el control.
Con mis manos me aferré a su cintura, acaricie su espalda, y la pegué a mi cuerpo, sentí su cuerpo como tantas veces, cálido y vibrante, sus pechos rozaban contra los míos, su entrepierna jugaba con la mía, besé su boca y al mismo tiempo le besé el alma, jugué un momento con sus labios entre los míos, mientras que disfrutaba entre mis dientes un poco de su vulnerabilidad, meti mi lengua lentamente apenas rozando la punta de la suya, invitándola a danzar en su boca junto a la mía, intercalando la intensidad para hacerla desear aún más ese beso; la besé, y pude sentir el latido de su corazón, como justamente igual al mío, parecía querer salirse de su lugar, la besé y sentí, su respiración agitada, como las olas del mar en medio de una extraordinaria tormenta, la besé y sentí, cómo de pronto su piernas perdían la fuerza y todo su cuerpo se aferraba a mí. La besé y fue cariño, fue amor y fue poesía.
Entre besos, abro un poco mis ojos para observar tal belleza, su cabello negro como la noche, su piel blanca pálida como la luna, sus ojos altamente expresivos que justos ahora se encontraban cerrados, sus labios delgados, cálidos y dulces, toda ella era una armoniosa melodía, una obra de arte.
Aunque mi corazón, mente, cuerpo y alma no deseaban parar, sabía que tenía que hacerlo.
Aunque ella también se aferraba a mí, una parte de ella quería huir de ahí.Y entonces razoné.
Besar a la chica incorrecta, delante de gente que no conozco y totalmente ebria: sencillo.
Besar a la chica que quiero, delante de gente que me conoce y veo todos los días y además estando sobria: demasiado complicado.
¿Cómo no consideré que quizás Syria deseaba mayor discreción con su vida amorosa? ¿Que quizás para ella un beso delante de todos podía resultar extraño?
Mi mente se acelera, y hace me detenga. Cuando lo hago Syria abre muy lentamente los ojos como tratando de decifrar lo que sucedía, al entenderlo, se apartó de mí, y salió corriendo del salón.
Volví la mirada a mi alrededor y vi a mis compañeros, la mayoría conservaba en sus rostros una expresión de asombro e intriga.
No había mucho que decir, todo era más que evidente, yo había perdido la razón por una dulce y misteriosa chica.
La besé, y me dejó su sabor en mis labios, la besé y no sabía que el mejor beso hasta ese momento, era el que sellaría el final de nuestra gran, hermosa y complicada aventura. La besé y no sabía que me estaba despidiendo de ella.
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Mi princesa
Teen FictionJordan es una joven que a pesar de sus miedos, sus problemas internos y externos, las grandes preguntas sobre sí misma y la vida, lucha por no dejarse vencer. En el proceso de crecimiento personal, conoce al amor de su vida, su princesa...