Capitulo 18 Olvido

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Una vez más, la montaña rusa de sentimientos y emociones me ha llevado a quedarme horas contemplando las olas de mar.

Mi mente hace como un recuento de todo lo que ha pasado el último año, como de pronto ahora me encuentro aquí.

Otra vez he pasado mi cumpleaños sola, tratando de comprender como el número 17 podría convertirse en algo bueno.

Han pasado tantas cosas desde aquel beso, los meses no han sido fáciles, y para mí fortuna, las vacaciones han servido un poco para cumplir mi cometido. Es cierto que todavía pienso en ella, pero ya no siento desesperación por tenerla conmigo.

Me ha servido poner esa canción que me ayuda a olvidarla, el escribir mucho, escribir nuestra historia en aquella gruesa libreta, llena de lágrimas y sentimientos.

Verla en clases ahora me parece de lo más común, las ganas de besarla se han ido. Y solo pienso en ella como la chica que cambió mucho en mi y de la cual solo puedo ser su amiga.

Por difícil que parezca, si, volvimos a hablarnos...

Ella dejó a la novia que tenía, y ahora tenía los ojos puestos en otra chica, la cual iba a nuestra escuela.

El problema, es qué, ahora comenzábamos a pasar mucho tiempo juntas, y su actitud empezó a cambiar. A veces parecía interesada en mí y al mismo tiempo en la otra chica, es como si no supiera por quién decidirse.

Y lo supe, no iba a entrar de nuevo a su juego.

Después de acaso un mes, Syria por fin se acercó aún más a aquella chica, su nombre era Jocelyn. Ella era alta, morena y de ojos muy lindos, no tenía pinta de que le gustarán las chicas y además tenía novio; pero al final termino involucrandose con Syria.

Yo naturalmente, seguí mi instinto, y comencé a hacerme a un lado. No porque me afectará verlas juntas, sino porqué temía que Jocelyn fuera a enterarse de todo lo que por un tiempo estuvo en boca de todos, y nuestra ahora nueva y sana amistad se viera arruinada.
Y sí, aunque a veces pasaba tiempo con ellas cuando salíamos en grupo o cuando estábamos en el taller de teatro, porque sí, Jocelyn también se inscribió en el, no todo el tiempo era cómodo, podía sentir como Jocelyn tenía cierto recelo conmigo.

Hacia el final de las últimas vacaciones, hice nuevas amigos, lo cual me ayudaba a distraerme un poco más, entre las clases, las tareas, teatro, la banda y mi rutina diaria, apenas tenía tiempo para sacudirme los recuerdos.

De pronto, mis pensamientos se interrumpen por una llamada entrante a mi celular, era mi amigo Victor, el era de otro curso, un poco mayor que yo, y nuevo en el plantel, lo conocí gracias a un chico nuevo llamado Jorge, quien ahora se había vuelto mi mejor amigo.

-hey hola mi niño ¿Cómo estás?
-bien Jordan, y ¿Tú?
-bien, aquí en la playa.
-¿En la playa?¿Con quién?
-sola.
-mmm, ¿Segura que estás bien?

Victor tenía muchas cualidades, era un chico muy lindo y siempre se preocupaba por los demás, sabía escuchar y siempre nos daba buenos consejos.

-claro que sí.
-bueno... Te llamé porqué quería saber si vas a ir al curso de ayuda que iniciará en la escuela.
- escuché de eso, pero en verdad no estoy segura.
-te lo recomiendo, yo ya fui.
-¿Enserio?
-si, y créeme te hará mucho bien.
-esta bien, gracias iré.

Su llamada me había alegrado el día, nos despedimos y colgué.

Y me quedé pensando ¿Por qué era tan importante para el que yo fuera a ese curso?

Ese fin de semana, nos seleccionaron a varios para tomar los cursos.

No era opcional, era obligatorio.

Llegó el día, comenzó un día viernes para terminar el día domingo.

Al llegar noté que había alumnos de diferentes grados, yo no conocía a nadie, así que me sentí tremendamente extraña.

La biblioteca se usó como estancia para aquel curso, pero aunque por lo general disfrutaba mucho de estar ahí, ahora me parecía bastante incómodo.

Cuando llegamos ya era un poco tarde, la luz del sol se desvanecía entre las pequeñas aberturas que quedaban entre las cortinas, el ambiente se sentía tenso y había demasiado suspenso en el aire.

-Jovenes, ¿Saben por qué están aquí?,- dijo un hombre mayor que se paró frente a todos.

-por que nos obligaron, -dijo uno de los presentes y la mayoría estalló en risas.

-Estan aquí para resolver su jodida mente, y el que no esté dispuesto a ser mejor, puede irse. Ahí está la puerta, caben de culo y caben de cara, ustedes escojan.

El silencio se hizo sepulcral, nadie se atrevió a levantarse e irse, menos a decir algo más.

-Entonces, ¿Quien? ¿Nadie? Bueno entonces eso quiere decir que nadie los está obligando. Pero eso sí escuchénme bien, el que se quede a partir de hoy, no podrá renunciar, tendrá la obligación de venir hasta que termine el curso. Por eso sí van a rendirse que sea de una vez .

Otra vez, el silencio se apoderó de la habitación. Después de unos segundos, uno se levantó de su asiento y caminó hacia la entrada.

-muy bien, ya salió el primer cobarde, ¿Alguien más? Adelante, sin miedo.-espero unos segundos a ver si había respuesta.- ¿No? Entonces, empecemos.
Mi nombre es Juan, y yo seré su coach estos tres días, y como dije estamos aquí para arreglar los problemas de nuestra mente, yo no lo voy a hacer por ustedes, ustedes tienen que trabajar en si mismos, yo lo único que haré será darles las herramientas que necesitan para hacerlo, los guiare en este camino.
Es muy importante que pongan atención a lo siguiente, no podrán renunciar porque cada día veremos algo distinto, abriremos juntos sus más grandes heridas y no pueden irse así... Sin sanar.

El instructor tenía mucha razón, comenzamos con ejercicios psicológicos muy fuertes, abrimos de par en par nuestras heridas, cuando llegó el momento... Participé...
Mi ejercicio consistió en sacar todo el coraje que sentía, y pensé en mi madre...
Una parte de mi había querido olvidarlo todo, fingirme valiente, que en absoluto me dolía, pero justo ahí, en ese momento, mis murallas se derrumbaron; dejé salir a la luz de todos, la niña frágil y necesitada que llevaba por dentro, la que moría por un abrazo cálido de su propia madre.

El coach me pasó al frente, me hizo cerrar los ojos y agacharme poniendo las manos en posición de recibir, me entregaron algo sumamente pesado, lo cual por un momento parecía casi imposible sostener, mucho menos levantar...
No entendía cuál era el propósito de aquello hasta que el coach provocó mi doliente ira.
Levanté con todas mis fuerzas aquello que parecía imposible y comencé a golpear el suelo una y otra vez hasta no poder más, ahí estaba, el odio y el dolor que me provocaba su ausencia y rechazo. Y me deje caer llorando.
De pronto sentí como muchas personas comenzaban a rodearme con amor, me abrazaban y joder... Sono de pronto aquella canción que la simbolizaba a ella...

¿Por qué esa canción? ¿Cómo lo supieron?

Lloré aún más profusamente, y abrace con mucha fuerza a alguien que se parecía mucho a ella... Era como estar exponiendo por fin cara a cara lo que sentía.
Una parte de mi, recordaba cada ocasión que me lastimó, cada humillación, cada momento en que creí que podía confiar y ella termino traicionando y otra parte, la que quería sanar y ser libre, y que decia... "Te perdono..."

Mi princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora