Capitulo 26 Detalles

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Han pasado tres meses y medio desde que Beck se fue, el tiempo sin ella, sin duda, es sumamente difícil.
Mi consuelo es que al parecer, nada entre nosotras ha cambiado. Sino qué, a pesar de la distancia, nuestra relación se ha hecho muy fuerte.

Hablar con ella todos los días, el mayor tiempo posible, no solo hacia que mi corazón le amase aún más, también me hacía sentir segura de que mis sentimientos eran bien correspondidos. Ahora conocía lo más profundo de sus sentimientos de una manera inigualable, sus pensamientos, sus miedos, su historia, su forma de ver el mundo, su manera de amar.
El miedo por fin se había ido de mi, y sabía que podía confiar plenamente en la mujer de la que me había enamorado.

Por eso, decidí hacer un par de cosas para cuándo ella regresara...

Fui escribiendo un par de notas todos los días, para que al volver supiera que ella siempre había estado en mi mente, hice también un par de dibujos, e incluso... Reserve el envoltorio de aquella paleta helada sabor nuez que había dejado en mi bolsa aquel día... Lo guardaba como un tesoro.

Cómo en aquella ocasión, no había un lugar cercano donde tirarlo, lo había guardado para hacerlo más tarde, pero después decidí conservarlo, sabía que podría usarlo de una manera especial, y en realidad, encontrar una manera de reconstruir los sentimientos, reemplazar el mal recuerdo de aquella ocasión con algo hermoso. Cómo la paleta helada, era de una marca algo cara, el envoltorio se veía elegante, así que, de cualquier forma parecía perfecto.

Tenía muchos planes, ella era todo para mí.

A pesar de mi entusiasmo, las cosas en casa no iban nada bien, mi padre y yo peleábamos todo el tiempo, más que nada, por qué para mí defender a mi hermanito de los golpes y abusos de mi padre, era muy importante, no sabía quedarme callada.

El trato con su esposa, era ya insoportable, siempre buscaba hacerme sentir menos, buscaba marcar una notoria diferencia entre mis hermanos y yo, y disfrutaba hacerme sentir como si yo no perteneciera a la familia.

Hasta en los regalos navideños y demás, hacia cosas para crear conflicto... Hasta la despensa la escondía para no tener que darme parte de las mejores cosas de las compras.
Para ella yo era la intrusa en su vida familiar perfecta.

A veces podía notar como incluso cuando yo no estaba, ella se metía a mi habitación a revisar mis cosas y llevárselas, me jodía, me jodía constantemente, y hablarlo con mi padre no servía de nada, pues aunque decía según hablar con ella, las cosas no cambiaban.

La situación me tenía cansada.

Hacía algún tiempo, había conseguido entrar a un buen trabajo, por insistencia de mi padre, y si, justamente donde el trabajaba.

Aunque al principio me había parecido buena idea, después conocí el infierno...

Tener a mi padre vigilándome todo el tiempo y recibir sus regaños y críticas hacían que simplemente todo estuviese mal.

En aquel empleo, las personas ganaban mucho dinero, tenían los mejores carros, las mejores casas, los mejores teléfonos, y te trataban como basura si acaso no estabas en su mismo nivel económico o social, y no solo eso... El ambiente era tóxico, muchas relaciones e infidelidades dentro de la empresa, chismes por doquier, críticas sobre el arreglo personal, incluso se hacía un tremendo escándalo si el bolso no era de una marca reconocida...

Trabajar en aquel ambiente, me hacía realmente odiar tener que ir, y aunque yo hiciera mi mejor esfuerzo, siempre tenía encima a mi padre con sus insultos y regaños por no encajar en el mundo de todas aquellas personas, que si mi maquillaje no era el que les parecía bien, que si mi peinado no era el correcto, que si mi bolso no era de marca, que si ya había dicho que soy lesbiana cuando alguien se atrevió a preguntar, que si me había visto platicando con tal persona y ya suponían y decían que nos habíamos ido a la cama...

Chismes, mentiras...

Uff... todo era bastante estresante.

La única ventaja de ese trabajo, era que podía cumplir mi objetivo...

Comprar un anillo de compromiso para pedirle a Beck que se casara conmigo.

Tenía que ser el mejor anillo, el más hermoso que pudiera encontrar, no me importaba el valor monetario, si costaba demasiado, solo sabía que aquel anillo significaría, el "para siempre" que había aguardado toda mi vida, deseaba que fuera tan hermoso, que Beck pudiese ver cuánto le quería, cuánto le amaba, y cuánto deseaba tenerla a mi lado.

Al ir a la joyería, los empleados se sorprendieron de ver a una chica comprar un anillo de compromiso diciendo alegremente que lo buscaba para su novia.
Me mostraron un extenso catálogo, y ahí estaba... El anillo perfecto para ella...

Tenía siete piedras, tres piedras pequeñas de cada lado y una piedra grande en su centro, mientras que el oro, formaba un hermoso infinito... Era más que perfecto...

El joyero se demoró un tiempo en hacerlo, pero cuando por fin pude tenerlo en mis manos, me maraville con su complejidad y hermosura.

La pequeña cajita aterciopelada donde estaba me parecía todo un tesoro, me hacía pensar qué, algo tan hermoso, tan magnífico como el amor, se hallaba dentro de ella.

Y entonces lo supe... Podía parecer tonto para quien me escuchara, podía parecer una ridícules para quien supiera, pero estaba decidida. Utilizaría aquella envoltura que guardaba como un buen escondite sorpresa para el anillo...

Primero me asegure de limpiarlo correctamente, aún conservaba el olor original, después, metí el anillo hasta el fondo de la envoltura y la doble lo más que pude para que entrase en la cajita aterciopelada. Y entonces para mí... Era más que perfecto.

No solo deseaba proponerle matrimonio a mi novia, también buscaba eliminar cualquier mal recuerdo, cualquier sentimiento negativo respecto a aquel día.

¿Que por qué había decidido tan pronto proponerle matrimonio?

Beck era sencillamente maravillosa, me enamoré perdidamente de aquella mujer dulce, tierna, noble, con un corazón enorme, con metas en la vida, de una mujer valiente y decidida, audaz y comprometida, su entera personalidad me cautivaba inevitablemente más allá de la piel, más allá de los huesos, más allá de cualquier entendimiento.

Vivir con ella era aceptar el reto de ser mejor cada día, vivir con ella era luchar contra corriente al defender nuestro derecho de amarnos, vivir con ella, era alcanzar por completo el paraíso y vivir ahí por siempre.

Estaba en verdad enamorada, sus cualidades eran tantas que sabía sin lugar a dudas qué, aquella maravillosa mujer, tenía un gran valor. Sabía que, aquel hermoso tesoro, me hacía la mujer más afortunada del universo...

Mi princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora