One-shots Tokyo Revengers II [Male reader]

Yamagishi Kazushi

¿Quieren saber cómo arruinar una relación estable amistosa? Acuéstense con la otra persona mientras ambos están ebrios, así su amigo huirá hasta comenzar una enorme ley hielo sin querer verle la cara jamás en su vida

Eso resume su relación con Yamagishi ahora, odiándose por la estupidez que cometió, estando en la misma preparatoria sigue sin lograr mantener una conversación con su amigo que apenas terminan las clases desaparece como si fuera niebla

Tampoco puedo comentar de lo sucedido a sus amigos por pura discreción, no sabe si Yamagishi estaría cómodo por exponer esa intimidad que compartieron mientras el alcohol estaba en sus venas, prefiere no buscarse más conflictos en aquella amistad que ahora parece destruida

Destruida e imposible de arreglar

Con toda la flojera que acopla su ser preparo un desayuno simple, cereal con leche que nunca toma importancia en cómo lo sirve, nada más lo hace y come sin muchos preámbulos

¿Qué hará hablar con Yamagishi? Incluso yendo hasta su hogar la madre del mencionado avisa que no se encuentra en casa sabiendo que le está mintiendo por propio pedido del castaño de lentes

¡Ya no soporta esa mierda de situación!

Pequeñas lágrimas se deslizan por sus mejillas hasta unirse con la leche de su desayuno, es imposible no llorar por aquella amistad que se arruinó por culpa del alcohol que dejó en visto sus verdaderos sentimientos que ahora les costaban aceptar, refiriéndose específicamente a Kazushi

____ no es de apenarse por sus sentimientos, está consciente de estos aceptándolos sin muchas vueltas esperando que estos fueran recíprocos, ese sexo que tuvieron lo experimentó con tanta profunda que pudo saber que en verdad quiere a Kazushi como su pareja romántica, no como una pareja sexual cualquiera

No parece ser lo mismo para Yamagishi

Tragó, sollozo y continuó llorando como un bebé que se lastimó la rodilla al jugar

¿Debería aceptar que su amistad está acabada? En cierto sentido no hay razón para arreglar algo que está roto porque terminaría lastimándose más, pero al mismo tiempo quiere aferrarse a esos recuerdos de una amistad tan bonita, algo que alegraba sus días llenos de aburrimiento

Porque tener largas conversaciones para escuchar hablar al contrario llenaba de energía sus días, quedándose en su salón durante los descansos para hablar sin parar, aunque quien más hablaba era Yamagishi contando todo lo que haya escuchado en chismes

Eso era divertido, le gustaba mucho pasar su tiempo con Yamagishi inevitablemente queriendo tener una relación más íntima

Ahora todo quedó como una línea difusa, una línea que iba recta pero que se ha detenido sin previo aviso dejando una hoja a la mitad del camino. Terminó su desayuno entre lágrimas dejando el plato sin lavar en el fregadero, lo limpia después

Apenas la campana que anuncia el descanso resonó por los pasillos se levantó como un resorte, ocultándose entre la gente hasta atrapar a su presa, aquel pequeño ratón que nada más es bueno para huir de sus garras pero esta vez fue lo suficientemente astuto para atraparlo, como un zorro atrapando a un veloz conejo

—Te atrapé—afirmó su agarre en el brazo del castaño claro que se sorprendió de verlo, se puso pálido como un papel—Tenemos que hablar, Yamagishi, no tengo más paciencia para soportar esto—

—Fumiya, espera—intentó soltarse pero sabe que la fuerza del contrario mayor a la suya

Fue jalado hasta la solitaria azotea, el de cabellos grises cerró la puerta para voltearse dejando ver sus ojos grises casi negros posados sobre los suyos marrones claros, la tensión es palpable pero Fumiya necesita una respuesta

Necesita sabe si su amistad terminó destruida, quiero oírlo directamente de Yamagishi para asimilarlo y entenderlo, solo quiere escucharlo

Aunque duela

—Respóndeme, Kazushi—le habló por su nombre agregando mayor tensión en el ambiente—¿Qué sucedió entre nosotros? ¿Por qué ahora tan de repente plantas esta distancia tan cruel?—

—Esto es complicado para mi, Fumiya—murmuro con los nervios haciendo temblar su voz

—Explícame, ¿qué sientes? ¿Qué quieres hacer? Si te sientes mejor alejándote de mi lo aceptaré, pero quiero escucharlo de tu propio boca—exigió tomando sus manos delicadamente como si fuera un cristal a nada de romperse

—No quiero alejarme de ti, pero tampoco entiendo que debo hacer algo, simplemente nos acostamos pero fue a la mañana siguiente que asimile lo hecho sintiéndose aterrado por tu reacción—dijo con inseguridad luciendo preocupado

—Kazushi, no me arrepiento de haberme acostado contigo, es más, me gustó muchísimo—las mejillas del castaño se sonrojaron mucho sorprendido por su forma directa de expresarse

—¿A pesar de haber actuado como un completo virgen precoz?—preguntó en un susurró apenado

—Eso es normal en la primera vez, Kazushi—aseguró sonrió un poco dejando un beso en su mano con cariño—Yo me encargaré de enseñarte resistencia las siguientes veces si me lo permites, aunque antes quiero unas cuantas citas tranquilas—

—Qué directo—sus mejillas se pusieron más rojas pero sonrió igualmente—También me gustaría tener unas cuentas citas, en serio me gustaría mucho que tuviéramos una relación, ____—

—Está decidido—con confianza acarició su mejilla antes de atraerlo juntando sus labios en un beso lento donde reconocían la textura de los labios del otro—Me habías asustado, tonto, pensaba que me estabas odiando a muerte—

—Actúe por impulso, perdón—se lamentó bajando la cabeza pero el de cabellos grises nada más besó de nuevo sus labios para animarlo

—Es normal no saber qué hacer cuando estamos jodidamente nerviosos—aceptó siendo rodeado por los brazos del contrario

—No más tonterías—aseguró

—No más tonterías—repitió

Enredaron sus brazos con cariño alrededor del otro juntando sus labios por última vez escuchando la campana que avisa del final del descanso, deben volver a clases, pero ahora están más contentos que nunca porque pudieron resolver las incógnitas que atormentaban a sus mentes

En la salida fueron juntos hasta el apartamento de Fumiya que de nuevo podía escuchar la voz de Yamagishi hablando hasta por los codos sobre las pandillas, contándole algunos chismes que escuchó de su pandilla en general haciéndole reír porque ya lo sabía ganando pucheros lindos del castaño