Hermanos Haitani

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[Necesitaba con urgencia algo de estos dos siendo sumisos, pero todos parecen más encantados con un Ran y Rindo activos]









¿Quién no ha escuchado hablar sobre los reconocidos Reyes de Roppongi? Todo Japón debe conocerlos seguramente ante su reputación tan reconocida por sus acciones, todos los pandilleros los conocen temiendo toparse con esas dos bestias llenas de brutalidad que juntas son mortales

Su reputación trae consigo montones de chicas que quisieran una sola oportunidad para estar con alguno de los dos, algo que ellos ignoran notablemente sin estar interesados en alguna relación en algún futuro

No tardaron en darse cuenta que sus gustos no eran hacía las lindas mujeres que se acercaban coquetamente hacía ambos, sus gustos iban dirigidos hacía una misma persona, un hombre para ser específicos por quien se arrodillarían sin quejas para satisfacerlo de la manera que merece

Fumiya ___ se volvió su tipo de chico personalmente, volviéndose capaces de estar de rodillas ante su persona ansiosos por satisfacerlo como solo él merece como unos completos sumisos dejando de lado aquella actitud intimidante que todos temen viniendo de ambos

Un chico de estatura alta, específicamente 1.90, cabello azabache que llega a la altura de sus hombros manteniéndolo bien cuidado, ojos grises un poco claros, cuerpo ligeramente trabajado por asistir a un gimnasio diariamente y un tatuaje de serpiente en su cuello casi llegando a su clavícula

Claramente no tienen malos gustos, en un principio se sintieron amenazados por el otro al saber que gustaban de la misma persona, pero formaron una especie de trato entre hermanos dando como solución que lo mejor sería compartirlo entre ambos sin más discusiones de por medio, lograron su cometido estando comiendo de la mano del chico que los tiene como unos buenos perros obedientes

Son las perras de Fumiya ____

—Aquí un regalo para cada uno—comentó entregando dos cajas medianas para sus chicos de ojos morados

—Gracias—respondieron al unísono abriendo las cajitas con la emoción notable en sus ojos pasando a sorpresa

Unos lindos collares negros, son bastante curiosos pero atractivos sabiendo que son sus collares para demostrar que le pertenece a cierta persona, siendo sus perras específicamente. No son nada pudorosos, no muestras vergüenza por aquellos regalos, más bien sonríen antes de acomodar los collares rodeando sus cuellos antes de dedicarle una intensa mirada a su pareja

—Se ven preciosos—halago sabiendo que ambos adoran sus halagos

—Me encantó este regalo—aseguró Ran acercándose rodeando los hombros del más alto para besarlo unos cortos segundo

—Gracias de nuevo—agradeció Rindo besando sus labios también con lentitud

Muchos fijaron sus ojos en aquellos collares para perros que ambos hermanos mantienen en sus cuellos a cada segundo, portándolos con notable orgullo porque no deben sentirse avergonzados de algo que aman con todo su corazón, para ambos esos collares son importantes








—Me sorprende que tengan unos pequeños rasguños, sabiendo lo difíciles de golpear durante una pelea—con cuidado colocó un botiquín de primeros auxilios sobre la mesita pequeña de la sala sacando ciertos productos que debe usar para curar las heridas de sus pequeños novios—Ven, Ran, tienes más raspones que Rin—

Palmeó sus piernas para la comodidad del chico de trenzas que tomó su lugar cerrando sus ojos con plena confianza en los cuidados que le daría el azabache que con cuidado deslizó un algodón contra sus raspones siendo lo más cuidadoso posible para no hacerlo soltar algún siseo por dolor o molestia

Terminó exitosamente sin quejas de por medio, dejó un pequeño beso sobre su frente antes de pedirle levantarse de sus piernas para que Rindo pudiera sentarse ahora, curando sus raspones que son pocos, no tardó mucho en terminar besando su frente también dejando que se abrace a su cuerpo ocultando su rostro en su cuello

Ambos hermanos son unos consentidos, durante su vida siempre tuvieron todo ante sus padres influyentes que les dejaron sin supervisión permitiendo que se volvieran unos delincuentes, su pareja no tiene problema en malcriarlos todavía más porque los ama mucho, todavía más cuando se comportan de aquella manera tan adorable

Debes en cuando los tiene que castigar o educar para evitar que se vuelvan unos malcriados insoportables

De ambos hermanos, Rindo es el más malcriado tomando en cuanta que es el hermano menor especialmente, sus padres le daban todo, Ran también agregaba otros detalles pudiendo actuar bastante malcriado algunas veces con ____

—Estas acaparando todo de ____, Rindo—se quejó abiertamente el hermano mayor con su ceño levemente fruncido

—No me importa—respondió aferrándose al cuerpo del contrario dejando besos por su cuello, resaltando aquel tatuaje de serpiente—A ____ no le molesta porque soy su favorito—

—¡No eres su favorito!—exclamó celoso mirando a su pareja esperando desmienta aquellas palabras

—Ninguno es mi favorito—respondió para calmarlos antes de quitarse a Rindo de encima—Rindo, comparte con Ran. Si continuas comportándote así de malcriado tendré que castigarte, y eso no te gusta, ¿verdad?—

El rubio de mechones azules se sobresaltó, los castigos por ser malcriados nunca son buenos, solo le hacen sufrir de placer hasta llorar rogando por ser tocado pero el azabache lo ignorará totalmente para que aprenda su lección

—Me comportaré mejor, ____—se disculpó antes de acomodarse por un costado de su cuerpo mientras su hermano mayor se acomodaba en el costado libre recibiendo ambos caricias en sus hebras teñidas







—¿De quién eres perra?—suelta aquella pregunta en un suave jadeo aquel azabache mientras tiene el cuerpo ajeno en cuatro, con sus piernas apenas resistiendo sus fuertes golpes contra la entrada preparada con abundante lubricante, el individuo libera gemidos altos mientras de sus ojos caen lágrimas que mojan la sábana donde su rostro se está apoyando

—¡T-Tuya! ¡Soy tu perra, ____! ¡Sí!~—gimió repetidas veces hablando de forma interrumpida aquel lindo chico de trenzas que apenas puede mantenerse consciente cuando su pareja le está embistiendo en aquella posición donde llega tan profundo en su interior

Lo esta volviendo loco. Sintió un jalón en su collar, su ahogo un poco pero continuó gimiendo dificultosamente, una mano se mantiene en su cintura para tenerlo cerca embistiendo con fuerza mientras la que sostenía su collar se deslizó hasta su miembro para masturbarlo de la manera más lamentable del mundo, deseando mejor atención

—Por favor, por favor—rogó Ran—Tócate más, ____, te lo ruego—gimoteo entre sollozos antes de sentir su clímax cada vez más cerca










Aprovechando su flexibilidad, ____ mantiene las piernas de Rindo en cierta posición para poderlo penetrar como tanto desea Rindo. El mencionado aferra una mano a su espalda entre sus gemidos y elogios siendo bastante parlanchín durante el acto, halagando como su pene lo lleva completamente siendo el único capaz de hacerlo sentir así, rogando para que lo llene de su semen hasta dejarlo desmayado

Haitani Rindo es un insaciable, volviéndose una completa perra deseosa de sexo cuando se trata ____ porque nadie lograba ponerlo igual

Todo su cuerpo tembló, sus piernas se movieron ante los duros espasmos que golpearon su cuerpo agresivamente, su vista de nubló al poner los ojos en blanco unos cuantos segundos antes de liberar un gemido que delata su orgasmo sin mencionar el semen que salió de su miembro manchando su abdomen

Intentó mantener la compostura, aguantando hasta que su pareja tuviera su orgasmo, se quedaría afónico sin duda pero valía la pena por ver cómo el semen se desliza por sus muslos








—¿Quién es ese?—preguntó groseramente Shion cuando Ran y Rindo llegaron acompañados de ____ para una pequeña reunión para beber alcohol de los miembros de Tenjiku

—Es nuestro dueño—respondió sin vergüenza alguna sonriendo ante los rostros de los cercanos

—Hola, mucho gusto—levantó una mano para saludar pareciendo bastante normal, pero siendo el único capaz de tener a los Haitani como unas perras

One-shots Tokyo Revengers II [Male reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora