Tengo miedo #21

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[Carmen]

11:07 AM.

Leonardo no contestó mis llamadas, ya no lo hace, el rechazo de ellos me están llevando por aquí, ahora seré como ellos me imaginan, seré tan mala, ya intenté arreglar las cosas por más que yo no provoque nada de eso, decidí tomar la responsabilidad. Toco la puerta, es la oficina del hermano de Alejandro, Ariel, es el director de ésta clínica. La puerta es abierta por él.

—Carmen, que sorpresa tenerte aquí— se inclina a besar mi mejilla, me deja pasar y cierra la puerta —. Es por tu puesto aquí ¿verdad?— asentí mientras caminamos hasta su escritorio, me apoyo en el mismo —, Entonces bienvenida, puedes empezar la siguiente semana.

Ariel y Alejandro son mellizos, ambos son muy atractivos, no sabría elegir a uno de tener la oportunidad.

—Gracias... oye— sonrío —. Discúlpame.

—¿Por qué te disculpas?— pregunta acercándose a mí.

—Puede ser mi tío, mi futuro jefe o Ariel... aunque llamarlo por su nombre dada mi posición no es adecuado.

—Dime como más te guste.

Desde la primera vez sentí esto con él, me desea casi tanto como se contiene, al apoyar la palma de mi mano sobre el mueble la fina tira de mi vestido blanco se desliza de mi hombro a mi brazo, Ariel no me quita la mirada de encima, le extiendo mi mano él la toma acercándose a mí haciendo todo lo que quería que pasara.

Él acerca sus labios a los míos, está entre mis piernas, acorto la distancia rozando mis labios con los suyos para luego alejarme un poco y sonreirle, Ariel se impulsa más cerca rodea su brazo a mi cintura, intentó besarme, pero los golpes en la puerta lo detuvo, me mira algo molesto porque lo interrumpieron seguramente, acomoda la tira de mi vestido antes de ir a abrir la puerta, no invitó a pasar a quien sea que estuvo ahí, le entregaron unos papeles y cerró la puerta.

Camino hacía la puerta lentamente mientras nos miramos, Ariel cubre la puerta apoyándose en la misma, me sonríe de lado, la línea al costado de sus labios lo hace ver muy sexy, su mano alcanzó mi cintura trayendome más cerca, su mano se queda en mi espalda baja, mis piernas se cruzan, me reí mordiendo mi labio inferior por un momento, su pulgar delinea mi labio para luego finalmente besarme.

Sujeto su camisa con fuerza intentando contenerme porque haciendo esto me siento deshecha, Leo y yo tendríamos que estar juntos, pero estoy dándole besos a alguien por quien no siento nada más que pena por ser el próximo. Besa muy bien, pero no es mi amor, yo ya no sé que más hacer, lo intenté y terminé dándome cuenta de que no me perdonarán de otra manera.

Dejo de besarlo, rodeo mis brazos a su cuello, me esfuerzo por verlo y sonreír.

—Entonces... mi tío cuando estemos con nuestra familia, mi jefe aquí y...—

—Y todo tuyo en lo que resta— dijo volviendo a besarme, lo detengo y le sonrío.

—¿Sólo mío?—

—Sólo tuyo, Carmen. Pero claro si no estás jugando conmigo— lo miro con confusión —. Es que eres una mujer muy hermosa... mujer— dijo y se sonríe —, No, eres una niña a la par, pero me has encantado desde que te vi, nadie, ninguna niña me hizo sentir de esta manera.

—No soy tan joven— dije apartando la mirada de él.

—Si lo eres para mí, la relación entre nosotros será complicada, no quiero ser egoísta, tengo que decirte que está bien si lo dejamos ahora y haremos como si nada, tú decides.

Me lo pienso un momento, no la situación si no la respuesta que le daré. Me alejo cruzando mis brazos.

—Lo pensaré, puedo responderte luego ¿verdad?— dije rizando un mechón de cabello en mi dedo.

Mientras estaba vivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora