Te amo #27

15 0 0
                                    

[Carmen]

23:09 PM.

Acosté a los niños en una cama, besé sus mejillas gorditas, doy unos pasos hacía atrás, Leo, me agarró la mano, me lleva fuera de la habitación en silencio, fuimos a la cocina de la mano, me invitó a sentarme, trajo dos tazas con café caliente, puso una cajetilla de cigarrillos, un encendedor, se sentó dirigiendo toda su presencia hacía mí, adoro todo de él, es tan... ay, no sé cómo explicarlo, como me mira, como me habla, como me toca, como me protege... es como si yo fuese su niña, es muy dulce conmigo, no me quita la mirada, a penas parpadea, es algo intimidante lo aseguro.

—Iré por azúcar— le aviso, pero me lo impidió tomándome la mano.

—Ya tienen azúcar. Quiero que hablemos ahora que estamos solos, sin rodeos Carmen, dime la verdad— me pide, se ve agotado, lo veo encender un cigarrillo en sus labios.

Probé el café con desconfianza, no estaba nada mal, estoy algo nerviosa, mi pierna no para de moverse, tengo que ser cuidadosa con cada palabra que vaya a pronunciar porque Leo cuando quiere deja de hacerse el tonto.

—Estoy completamente segura de que Leonor es tu hija, ahora que me encuentro más calmada pude decírtelo porque imagínate yo a penas me estaba recuperando de aquel accidente... pasé por muchas cosas.

—No intentaste jamás decirme otra cosa que no fuera pedirme que me vaya, no querías tenerme cerca, no entiendo.

Leo me pasa un cigarrillo encendido, fumé intentando calmarme.

—Escuchame, lo hice por protegernos a todos, quiero que entiendas esta situación, pero no sé, no sé como explicarte que tuve que quedarme mucho tiempo en el hospital, mi papá supo de mi embarazo, le pedí que hiciera lo posible para que todos crean que la adoptaron, quieren hacerme daño, Paula, Gabriel son capaces de cualquier cosa, si ellos no tienen nada que ver conmigo estarán bien.

—¿Ellos? ¿Evan también es tu hijo?—  preguntó, asentí, unas lágrimas caen —. ¿Tenemos dos hijos?— preguntó acercándose asombrado.

—No, sólo Leonor, a Evan lo tuve porque Gabriel abusó de mí.

—¿Recuerdas todo?— me pregunta, una lágrima se deslizó por su mejilla.

—No recuerdo nada, Leo, sólo es que tengo fotos en mi celular en donde estoy golpeada, cosas que escribí de mi vida. Tengo mucho miedo de que nos pase algo a los niños, a mí. Contigo me siento segura, protegida por eso quiero  casarme contigo.

—Bueno, ya eres mi prometida, pero tú eras quien aplazaba esto ¿qué planeas?— me pregunta con tal seriedad.

Decidí levantarme, me acerco a Leo para ablandar su postura ante mí, me siento lentamente en sus piernas, paso mi brazo alrededor de su cuello,  él puso su mano en mi cintura, me ve, tiene una mirada dulce.

—Sólo casarnos, tener una gran boda, viajar y luego que vengas conmigo a la casa de mi papá.

Leo bajó la mirada por un momento meditando lo que acabo de decirle.

—¿Con qué necesidad tendríamos que instalarnos en la casa de Alejandro? Esta casa es mía, puedo darte todo lo necesario— aseguró tomándome con sus dos manos.

—Yo lo sé, pero entiende que no podemos, no te pido que lo hagas por mí, hazlo por Leonor, por Evan, si yo siendo su verdadera madre no puedo cuidarlos quedarían expuestos a Gabriel que es alguien peligroso, puede hacerles daño, sé que piensas en sacarlos de ahí y que se sepa que soy su madre, pero no, no es así, se los he dado a Alejandro para quitar toda relación conmigo, así no los usarían para lastimarme.

Mientras estaba vivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora