Mientras estaba viva

Hasta El Último Aliento #23

[Carmen]

Cinco días después.

Jueves 04:00 AM.

Vinieron muchos a verme todos estos días, me siento muy querida, he recibido regalos, compañía, propuestas para diversos proyectos, mi papá me quiere llevar por sus caminos de la fama, habrán libros, una película, documentales todo acerca de mí. El mundo entero me quiere conocer, será increíble, ya no tendré el tiempo de atender mí canal en YouTube lo voy a dejar, tal vez haga mínimamente una despedida después de todo el apoyo de mis suscriptores se lo merecen, entenderán que debo dejarlos por algo mejor.

Me trajeron a Evan, nos dejaron solos, es mí bebé, lo lleno de besos antes de percatarme de que el parecido a Gabriel se vuelve cada vez más notable, me lo decían más yo me negaba aceptarlo y verlo en como es en realidad, me dio mucho miedo llevarlo conmigo... temía perder mi buen físico, me cuidé muchísimo para mantenerlo aunque inevitablemente algunas cosas no pude evitar.

Mi tiempo aquí con todos los análisis pudimos averiguar de que estoy embarazada de una niña, es de Leo, no sé cómo haré, mis padres quieren quedarse también con ella, faltan pocos meses para que nazca, no estoy bien mentalmente para tener a mis bebés, no tendré más lo juro, pero amo tanto a Leo, es el amor mi vida ese hombre que por lo mínimo quiero algo que hayamos hecho juntos con tanto amor que es esta niña a la que voy a proteger hasta el último aliento de vida que me quede y mas allá de eso.

He tenido pesadillas todas las noches aquí, es un infierno estar atrapada aquí, estoy llena de culpa por todos a los que maté para recuperar mí vida y no sólo recuperarla sino tener los escalones al cielo, subiré a lo más alto, me llenaré de todo lo que siempre he deseado, todos verán llegaré a la cima del mundo.

Se llevaron a Evan, el horario de visita acabó, Leo se metió en la habitación de repente, cierro mis manos, muerdo mí labio inferior.

—Carmen— dijo sin acercarse aún.

—¿Qué estás haciendo aquí?— le pregunto.

Leo viene hacía aquí por fin sin decir una palabra, me besó, pone cuidadosamente su mano en mi mejilla, lleve mi mano a su cintura jalando su chaqueta mientras disfrutamos de este beso, se separa para verme, deja un beso en mi mejilla, está llorando me parte el corazón verlo así.

—¿Cómo te digo que no puedo estar sin ti? Por favor a pesar de que no me recuerdas ¿Podemos intentar tener algo?— me pregunta agarrando mi mano.

Le quité mi mano lentamente, negué despacio, estoy asustada y no sé qué decir.

—Y bueno está bien, yo puedo intentar tratarte un poco para ver si me agradas, pero nada más— decidí. Como si no tuviera un gran interés por él, elijo fingir que no.

—Eras mi novia, Carmen, lo nuestro nunca acabó.

—Si tal vez. Yo no te recuerdo así, por lo tanto si quieres acepta lo que te ofrezco y si no pues no tienes nada que hacer a mí lado.

Se ve molesto por mi actitud.

—Al menos intenta comprobar que lo que digo verdad... Pregúntale a quien sea, claro si eso quieres.

Asentí encogiendo mis hombros.

—¿Qué tan importante fui para ti?— le pregunto.

—"¿Fui?"— repitió, sonrió y negó antes de hablar —. No, tú no fuiste, eres y siempre serás todo para mí, yo te amo.

—Leo, espero seas honesto conmigo. Estoy un poco cansada ya... ¿Nos vemos luego?— lo despedí.

—Sí, eh... nos vemos, adiós— se despide.

Por poco me besa los labios, tuve que poner la mejilla, que pícaro.

En realidad tengo cosas que hacer, hice unos llamados, unas búsquedas, estoy intentando encontrar a Pilar más no lo consigo.

Dios ¿cuándo tendré una vida normal?.

Ya quiero salir de aquí, poco a poco me voy recuperando, sólo que mí cuerpo ya no se siente igual, me duele demasiado.

Pasé horas aquí despierta, Pilar fue quien me encontró a mí después de todo, sabe lo que me pasó, prometió venir a verme, siento algo por ella aún... sentimientos guardados aquí dentro, estuve subiendo un corto video en mi perfil hablando con mis seguidores, me arrastraba al infierno el aburrimiento y el insomnio, justamente me preparo para recibir mi desayuno, la puerta es abierta, es Gabriel quien viene con la bandeja en su mano, les dije a mis padres que Pilar lo haría.

—Buenos días, hermana, espero no te importe, es que tenía ganas de estar contigo y perdón por no haberte visitado antes— se disculpa, cerró la puerta con su pie, deja la bandeja sobre mí, me da un beso en la mejilla, por primera vez se ve fresco, su aliento a menta, su perfume es tan caro como el alquiler que pagaba mi madre antes de vivir con ellos —. ¿Cómo estás?— me pregunta.

Es que me sorprende porque vivía con ropa básica con un estilo vago, desaliñado, con el cigarrillo impregnado en su aliento, en su ropa y en sus dedos o el alcohol, miro la bandeja hay un capuchino, lo veo a él con esa ropa oscura deportiva sólo un buzo y un pantalón.

—Bien, gracias ¿y tú? ¿estás trabajando?— le pregunté.

Iba a tomar yo el capuchino, pero Gabriel me lo quitó suavemente de la mano, su mano está helada.

—Este es mío, lo que resta en la bandeja es para ti, te traje una caja de bombones nada más, no tenía idea de qué podía traer para ti y que te guste.

—¿Bombones? ¿eres mi enamorado o mi hermano?— bromeo con él.

—Feliz  San Valentín. Pero si me gustas de verdad te lo digo— confiesa acariciando mi mejilla, me está doliendo el corazón, le tengo miedo, me puede descubrir, jamás lo pude engañar. Mi respiración se desestabiliza —. Toma, abre la boca— dijo acercando un sorbete a mi boca.

Gabriel... ¿qué planeas?.

La manera en como me observa, mis piernas pierden fuerzas, es doloroso esto e incómodo, él me sonríe ampliamente.

—¿Qué?— le pregunto.

—Te quedaste muda, perdóname, pero ¿de verdad no recuerdas nada?— me pregunta.

—¿Nada de qué? ¿hay algo que te gustaría que tenga presente aún?— cuestioné.

¡Cálmate!.

Él sonrió un poco bajando la mirada, negó un par de veces con su cabeza, está tan feliz de esta situación el maldito infeliz.

—Oh, no... nada. Carmen, lo que sea que necesites pídeme, lo que sea.

Que te tires de un rascacielos prendido en llamas y te vayas al infierno ¿es pedir demasiado?.