El fin se acerca #24

14 0 0
                                    

[Carmen]

04:45 AM.

Ahora si podría morir en paz... nah, con todo lo que tuve que hacer para recuperar mi vida. Estoy sentada en las piernas de  Leonardo, sólo a besos y conversaciones él responde las preguntas que le hago, me dice cuanto me ama, por supuesto que omite algunos detalles.

—Oye... llevame a mi casa, tengo que dormir.

—¿No quieres quedarte conmigo?.

—¿Contigo?.

—Sí, en casa, juntos, lo hacíamos antes.

Si... cuando me quedé sin hogar, pero si quisiera.

—Ah, otro día con gusto, te creo... dices que hicimos muchas cosas, pero no lo recuerdo.

—Típica respuesta de Carmen Laine, pierdes la memoria, pero no pierdes la costumbre— dijo con una sonrisa.

—Sigo siendo yo, sólo que sin un poco de memoria, Leo.

Leo besa mis labios una última vez antes de que me quite de encima.

—¿Estás segura que quieres ir allá a estas horas? Me contó tu mamá que tienes un hermanito.

Es mi hijo realmente.

—En ese caso creo que tienes razón, por ésta vez me quedaré contigo... no te sonrías así que no haremos nada más que dormir.

—Ajá, claro.

Al llegar a su casa, a su habitación Leo me ve mientras me cambio de ropa con una sonrisa, me doy la vuelta dándole la espalda para quitarme el sostén en cuestión de segundos él está detrás de mí con sus manos deslizándose desde mi cintura hasta la zona baja de mi abdomen, sus labios rozan mi cuello erizando mi piel, besa mi cuello, sus manos acarician mis senos, puse mis manos sobre las suyas sonriendo, me doy la vuelta, rodeo su cuello con mis brazos

—Leo...—

—¿Quieres que me detenga?— me pregunta.

—No estoy segura— contesté.

—Déjame ayudarte con eso... Ah, llevaba tanto sin tocarte, me siento con vida otra vez.

Leo besa mis labios dejándome con el deseo de recibir un beso desesperado de su parte nuestras manos recorren nuestros cuerpos con caricias, intenté besarlo, pero él movió su cabeza hacía un costado, sólo logré rozar mi nariz con la suya, alcancé ver su sonrisa, está jugando lo hizo a propósito, mi mano se desliza desde su pecho hasta su cuello, jalé de su cabello para besarlo, nuestras lenguas se encuentran, Leo me deja en la cama, se acostó a mí lado, continuamos con nuestros besos y caricias.

Nunca lo he deseado tanto, me siento perfectamente bien, es hermoso poder estar así con él, sé que fue sólo un mes de estar separados pero se sintió como un maldito año. Leo acaricia mi mejilla suavemente con sus dedos mientras me observa con una sonrisa.

—¿Qué pasará ahora?— pregunté.

—Haremos el amor— le sonreí.

—Hagámoslo.

Leo con cuidado se acomoda para quitarme mi bragas, se puso encima sin apoyar su cuerpo sobre el mío, dejó un beso corto en mis labios, luego besó mi cuello, su mano aprieta mi seno mientras sus labios se aproximan a esa zona, llevó mi pezón a su boca, muerdo mi labio para de alguna manera intentar neutralizar todas las sensaciones que me provoca, amazó mis senos por un momento sonriendo, mis mejillas se calientan mientras lo veo con una sonrisa. Levanto mi mano me detengo antes de tocarlo.

—Leo.

Se detiene, junto mis piernas, Leo acomoda su carita de ángel encima de mis rodillas viéndome preocupado, cubro mis senos con la almohada.

—Laine.

—Me siento mal— confesé alejándome de él.

—¿Qué te duele algo?.

—Sí, me duele todo el cuerpo de repente...—

—¿Quieres tomar algo para el dolor?— preguntó.

—No, no... porque tengo náuseas, agh que asco, estoy descompuesta, perdón.

Se ve perplejo, salgo de la cama colocándome su camiseta, él intenta acercarse.

—¿Carmen? Ven, ya sé que estás embarazada.

—¿Quién te lo dijo?— le pregunté molesta.

Leo vino a abrazarme, lo abrazo también, mi cuerpo comienza a temblar siento que todo se me fue de las manos de repente, yo no quería que él sepa de esto.

—Me tengo que ir, llévame, me quiero ir— le insistí.

—No, no lo voy a permitir, quédate conmigo y te prometo que nada malo volverá a pasarte, te lo prometo.

—Tú no puedes ayudarme...— lo empujé —. Si fueras capaz las cosas no estarían así, yo no estaría de esta manera, no puedes ayudarme, no podemos estar juntos.

Me coloco mi pantalón luego las medias y mis zapatillas, Leonardo me agarra del brazo.

—Dame una oportunidad, Carmen.

—No, lo siento, pero ya tuviste tu oportunidad, no estoy impresionada contigo, no me gustas— mentí.

"Te amo, Leo casi con todo mi ser pero, no podemos estar juntos por la misma razón por la que decidiste dejarme la última vez, yo no soy una buena persona, soy muy hija de puta y estoy jodidamente harta de que los causantes de toda mi infelicidad sigan vivos y tan tranquilos viviendo sus vidas de mierda mientras a mi me duele seguir respirando segundo a segundo perdiéndolo todo siempre y fingiendo estar bien, fingiendo que no siento como si golpearan mi estómago por cada vez que decido cerrar la boca, fingiendo que no existen las puntadas en mi cabeza que aparecen cada vez que veo y les sonrío a los que me hicieron tan desgraciada la existencia, me cuesta dormir, mi amor, me cuesta bastante, eso es una parte del odio que jamás nunca le había expresado a alguien... y jamás lo haré"

—Déjame ayudarte.

—Olvidalo, no necesito ayuda de nadie, soy la única que puede solucionar todo, nadie más.

—Carmen ¿estás conciente de que camino estás tomando? Puedes quedarte aquí y no regresar nunca más con quienes te hirieron o puedes ir por ellos y quien sabe si ésta vez terminan contigo ¿tendría que amarrarte a la cama para mantenerte a salvo? Trato siempre estoy tratando de tenerte contenta cuando estás conmigo, siempre queriendo cumplir con todas tus expectativas, anhelaba quedarme contigo y el final feliz... pero, supongo que ésta vez nuestra relación se acabará definitivamente.

Me acerco a él toco su mejilla, asentí con un intento de sonrisa, mis lágrimas amenazan con salir, nos abrazamos.

Me iré al infierno... elijo la venganza en vez del amor.

—¿Me amas de verdad?.

—Sí, nunca quise dejarte, perdón por haber sido tan malo, no lo merecías ¿Qué haré sin ti? No quiero que te vayas lejos de mí.

—Por favor busca algo mejor, vivirás tan bien lejos de mí te lo garantizo... Ah, el anillo.

—No, es tuyo.

—Pero no lo merezco.

—Nunca se verá tan bien en nadie más, Carmen.

Y fue tan difícil.

Fue tan difícil dejarlo, tan difícil irme lejos de él, soy mala para Leo, no quiero arrastrarlo conmigo, quiero lo mejor para él, yo no soy la persona con la que debía estar, quería tanto que fuera así, ahora nada se interpone entre mi venganza y yo, sin remordimientos desde ahora, el fin se acerca.

Mientras estaba vivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora