Con destino al infierno #34

5 0 0
                                    

[Carmen]

Me quedé encerrada en mi habitación revisando todas mis cosas con sumo cuidado, espero encontrar alguna trampa, algo con lo que quieran lastimarme, necesito cuidar de mí misma, no puedo confiar en nadie, soy yo todo lo que tengo, siempre fue así, es un mundo cruel, no cambiará, soy el blanco de mis hermanos macabros.

No voy a ensuciarme las manos con ellos, además quitarle la vida a una persona... Ni la de una hormiga, no puedo, al menos que sea en mí defensa en situación de vida o muerte siendo más precisa.

¿Qué es lo que tengo que hacer?.

Son demasiadas cosas que tengo en mente, Leo me quiere sacar de este lugar con más insistencia ahora, yo no quiero perder mi casa, no la perdería si tan sólo revelara la verdad de que Gabriel y Paula no son hijos de mi papá.

Tengo que hacerlo a lo grande, sin tener problemas con mi papá, porque no sé que me haría si se enteran por mí.

El tiempo que pude estar con mi papá me permitió saber que no le gustan para nada las personas calculadoras, esas que sólo buscan su propio beneficio sin importarle los medios, odia las mentiras me dijo que la única que sostiene es sobre los dos bastardos. En fin trato de sepultar a mi verdadera personalidad porque de saber mi padre la verdad sobre mí, Dios, yo soy todo lo que aborrece.

He tenido una vida difícil, tuve que jugar así desde siempre, ser astuta, para sobrevivir, eso me convirtió en lo que soy ahora, en no dejar de pelear hasta conseguir mis objetivos, en explotar mis encantos para conseguir todos mis caprichos.

Luisa, mi madre eligió que viviéramos así por mucho tiempo, por eso no la puedo perdonar, porque jamás peleó por algo mejor, siempre fue tan pobre y conformista, de mente débil y podrida, de ella aprendí todo lo que no debía ser, no nos llevamos bien, ya no más, las humillaciones que sufrí por parte de todos llamándome "oportunista" por adquirir todo lo que era mío por derecho al ser la única hija de Alejandro.

Tanto sufrimiento por nada.

Ahora mi madre se queja de lo que ella misma me obligó a ser.

Camino hacia el espejo a paso lento, me quedo viendo mi rostro, desde lo que pasó me paso el día entero obsesionada y al pendiente de que las ampollas se vayan junto al enrojecimiento.

Es de cuento esta situación siendo yo tan vanidosa y acabar con el rostro quemado. A mis atacantes les toca soportar y verme recuperarme tan pronto, les toca saber que están muy lejos de poder destruirme.

Veo a Leo desde el espejo venir hacía mí por detrás, se ve muy preocupado y callado, coloca sus manos en mi cintura, él de verdad me ama, se a quedado conmigo en todos mis momentos, yo no lo amo tanto como él me ama.

Besó mi cuello, sus suaves labios estaban un poco húmedos, su respiración golpea cerca de la piel de mi cuello, termina por abrazarme desde atrás, acomodó su cara sobre mi hombro.

—Siempre serás la más hermosa— declaró sacándome una sonrisa —. En ningún espejo del mundo desde el principio de los tiempos hasta ahora se ha reflejado una hermosura que alcance o que se iguale con la que posees tú, mi bien amada.

Logré ver a Paula que estuvo espiando desde la puerta entreabierta y se fue rápido.

—Extraño hacer el amor contigo, que me beses, que me acaricies y que me llenes por completo como cuando estamos haciéndolo...— le expresé, tan pronto lo sentí como su parte baja está creciendo —. Pero no podremos por un tiempo— le dije viéndolo desanimarse y suspirar pesadamente.

Vuelve a besar mi cuello un par de veces más y a apretarme con sus manos contra él.

—Lo importante es que te mejores ahora— me responde.

Mientras estaba vivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora