Deja que me vaya ✓ ©

-3-

—¿Qué tal todo Bena?—Ya había pasado la semana, y me tocaba cita con el psicólogo.

La verdad ya no sentía tan mal ir la psicólogo, me ayudaba un poco.

—¿Quiere la verdad?

—Si Bena, quiero la verdad.

—¡Usted es un maldito!—Él abrió los ojos como platos.

—¿Por qué me dices eso?

Quizás no debí decirle eso

—Me dijo que buscará actividades para hacer durante el fin de semana...

—Sí, ¿Y cuál es el problema? —Frunció el ceño tratando de entender.

—Que me dijo que leer relajaba.

—¿Y?

—¡Que leí un libro y ahora tengo mi estabilidad emocional por los suelos!

—¿Y eso por qué?

—Porque leí un libro sobre un chico rubio que era adicto a las drogas y se enamora de una chica, pero...

—¿Qué pasa Bena?

—¡Él se murió!—Empecé a llorar.

Mentiría si dijera que no me gustó el libro, me encantó, pero el se murió y se lo que es perder a alguien que amas y eso duele.

—¿Cómo se llama el libro?

—¿Lo quiere leer?, No se lo recomiendo no porque no sea bueno, es tan bueno, pero llorará.

—Tal vez lo lea, pero ahora quiero hacerte distintas preguntas y tienes que poner atención —Asentí y empecé a mover mi pie.

—¿Cómo te va a en las clases? —Hablando de clases no he echo la tarea.

—Creo que bien, luego del accidente volví a clases y casi no entendía y me faltaban trabajos por hacer pero mis maestros entendieron.

—¿Bena?

—¿Si?

—¿Tienes novio? —Solo dijo eso y empecé a toser.

Tragué saliva nerviosa y lo miré

—¿N-novio?

—Si Bena, se que es raro preguntar esto, pero debo saber para así saber si tienes más personas en tu vida que te ayudan.

—No, no tengo.

—¿Amigos? —Carajo, que patética es mi vida.

—No, desde que pasó lo que pasó perdí amistades.

—¿Y te llevas con chicos de tu edad?—Fruncí el ceño.

—Usted ya se imaginará.

—Bueno, ese sería un buen paso.

—¿Matarme?

—No Bena, eso no.

—¿Entonces?

—Socializar con chicos de tu edad —Hace mucho no lo hago, si estoy en clases o trabajos grupales soy un cero a la izquierda.

—Todos me ven como la loca.

—Lo estás —Lo miré mal—. Así que sal con alguien, aunque sea solo un día.

Él se levantó y yo igual.

—Gracias por nada —Puse los ojos en blanco.

—A mi también me agradas Bena.

Sonreí y salí.

***

—Puedo preguntar... ¿Qué haces aquí?