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Era horrible hablarle a una persona sobre cosas de su vida, a veces uno no puede decir cosas así, y el dolor para mí era algo que me acompañaba, y era difícil hablar sobre ello.

—Bueno Benazir, se que es díficil, pero empezaremos de a poco, cuéntame.

Contar... Contar sobre ello, contar de mi dolor, contar sobre cómo me siento.

Contarlo... Muy fácil.

Respiré profundo.

—Dolor, una palabra muy pequeña pero con un gran significado, no solo existe el dolor físico, también existe ese dolor de cuando pierdes a alguien o de ese dolor de cuando alguien te deja, o ese dolor que te come por dentro... Desde que murió mi madre y mi hermano me sentía culpable por eso, y cada día pasaba diciéndome "eres una asesina" y no solo era el dolor de que mis seres queridos murieran, también era el dolor que yo misma me causaba;  gracias a mi cerebro que creaba esas cosas yo me sentía mal.

>>A veces no comía y eso era por el dolor, no hablaba con nadie y eso por el dolor, empecé a verlo a usted y pensé que el dolor se iría, pero no hasta que yo pudiera hacer algo, y se que después de esto no se irá, porque sé que el amor de mi vida de ira y sufriré y tendré más dolor del que tengo ahora; tengo más de tres meses conociendo a mi novio y he aprendido cosas de el, aprendí que por más que te duele tienes que aprender a ser fuerte, porque el dolor solo te causa cosas malas y uno tiene la capacidad de lograr todo incluso el dolor, uno no puede olvidar a las personas a las que ama, pero si puede dejar ir ese dolor y solo recordar<<

>>Y es horrible lo sé, pero puedo hacer el intento, puedo hacer el intento, aunque ese duela, sé que puedo lograrlo, y le doy las gracias por estar en este camino conmigo, aunque al principio no lo traté bien, pero gracias<<

—No es nada Bena, me alegra que me dijeras todo eso.

No me había dado cuenta pero estaba llorando, él se acercó a mí y me abrazó.

—Eres fuerte y valiente Bena, te admiro mucho.

Wow, llevaba tres mese con Sam, porque los días que no estuve con él también cuentan creo.

Sonreí y sentí una paz interior al decir todo eso y abrazarlo.

*

—¿Color? —Pregunté.

—Negro.

Lo miré mal.

—Me gusta el negro.

—Como tu alma, negra.

Sonreí.

—¿Benazir? —Lo miré fijamente.

Habíamos pasado dos semanas juntos, jugando, viendo películas y series, desvelando a nuestros cerebros, leyendo.

Deja que me vaya ✓ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora