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Era demasiado triste, no podía aguantar ver algo así, ya había pasado una semana, cuando Sam volvió de la casa de verano no quiso ir a el hospital, y todo por esperarme a mí, pero no podía detener más las quimioterapias, ya había pasado una semana, y era hora que Sam asistiera al hospital, decidí ir con el, pero al verlo en la camilla, era horrible, el doctor y dos enfermeras estaban ahí, lo llevaron a una sala a la cual no pude entrar, y ya después estaba en una camilla y le ponían algunas cosas.

El doctor se apartó y fruncí el ceño.

—¿Ya?, ¿Eso es todo? —El me dió una sonrisa de boca cerrada.

—Sí, eso todo, pero no es todo el proceso, esta es la primera quimioterapia, y vez que es rápida, puede causar algunos efectos como náuseas, cansancio, vómito, dolor de cabeza, etc.

—¿Y cuánto dura? —Pregunté y Sam me miró fijamente.

—Generalmente, los ciclos duran 2 o 3 semanas. El plan varía en función de los medicamentos que se usen. Por ejemplo, con algunos medicamentos, la quimioterapia se administra solamente el primer día del ciclo; Otros medicamentos se administran por varios días consecutivos, o una vez por semana. Pero también tiene que ver con todo el daño que ha provocado el cáncer y el tipo de cáncer.

Tragué grueso.

—... Lo ves rápido porque la quimioterapia puede administrarse en una vena a través de una aguja. Esto se denomina quimioterapia intravenosa, también puede estar disponible a través de comprimidos que se toman por vía oral. Esto se denomina quimioterapia oral, así que es fácil, pero aveces ni las quimioterapias pueden ayudar.

Asentí y él salió con las dos enfermeras, Héctor, estaba fuera, me acerqué a Sam y tomé su mano.

—Aquí estaré, no te pueden dar de alta, te tienen que tener vigilado.

—Sí pueden, pero alguien tiene que estar conmigo.

—¿Cómo te sientes? —Él se lamió los labios.

—Dolió un poco, pero no es nada comparado a otros dolores.

—Todo estará bien Sam, no me iré a ninguna parte.

Abrí los ojos, ya que me dolía el cuerpo, me había quedado dormida sentada en una silla, Sam estaba dormido y sostenía mi mano, la quité lentamente y me puse de pie, me estiré y dí un bostezo.

—Iré por agua —Me dije a mi misma y salí de la habitación.

Rápido el ambiente era diferente, algunos enfermeros iban corriendo, las luces eran fuertes, así que me dolieron los ojos, se escuchaban muchas voces, era todo raro.

Caminé hacia la cafetería y tomé un vaso, lo llené de agua y me senté, una chica estaba a mi par, era linda, pero estaba callada, sus ojos color miel estaban atentos a el teléfono.

—Hola —Comenté y esos ojos miel me miraron fijamente.

—Hola.

—¿Vienes con alguien? —Pregunté.

—Estoy yo aquí, tengo cáncer —No se miraba triste cuando lo dijo—, ya voy saliendo.

Sonreí y ella me devolvió la sonrisa.

—... ¿Tú vienes con alguien?

—Mi novio, tiene cáncer.

—Lo lamento mucho —No dije nada, solo asentí.

Tomé un sorbo de agua.

—Mi nombre es Danna —Soltó y me ofreció su mano.

La tomé y le sonreí.

—Es un gusto, soy Benazir.

—Pues Benazir, nos miraremos seguido aquí, así que, parece que seremos amigas.

Sonreí.

Un chico con gafas se acercó a ella y ella rápidamente se levantó.

—No quiero que te acerques.

—Solo... —El notó mi presencia.

—... Es importante —Murmuró.

Ella suspiró y tomó su teléfono.

—Es un gusto Benazir, espero que nos volvamos a encontrar.

—Tambien fue un gusto.

Me sonrió y se retiró con el chico.

Deja que me vaya ✓ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora