-26-

18 4 21
                                    



Benazir

—Tu cabello...

La miré mal.

—Lo sé Lizzy, se que mi cabello se ve mal.

No había podido dormir, y si dormía era algo de cinco minutos, lo extrañaba y mucho. Había pasado en mi cuarto encerrada viendo series y tomando café, llorando y escuchando música, volví a recaer.

No me gustaba este aspecto de vida, me odiaba por lo que le hice a Sam, él no merecía eso, es el ser más lindo que he conocido y solo me demostró que amaba pero yo lo arruiné todo.

—¿Te pasa algo?, Puedes contarme, tú sabes que estaré para ti.

Y solo con esas palabras una avalancha de lágrimas cayeron.

Ella me abrazó y recosté mi cabeza en su pecho.

—Sam... Él y yo terminamos.

—¿Terminaron?, ¿Que pasó o qué?, ¿Te hizo algo?

—Todo fue culpa mía Lizzy —Sollozé.

Ella me acariciaba el cabello y me sentía segura en sus brazos.

—¿Por qué lo dices, linda?

—Le dije que tenía cáncer y que iba a morir.

Me aparté de ella.

Ella no sabía que decir y yo sabía que yo no tenía perdón.

—Mira no voy a mentir, estuvo mal lo que dijiste, pero se que él te perdonará.

—No Lizzy.

—Sí, es que él te ama, se nota Benazir.

—No, Lizzy.

—Sí, Benazir —Negué —, ustedes dos juntos eran como dos estrellas, su luz juntos era increíble, tú lo hiciste brillar y él te hizo brillar, él te ama Benazir y te lo digo porque te conozco y lo conozco, desde la muerte de tu familia y tu novio, no te había visto feliz, y a él desde lo sucedido con su salud e incluso antes, jamás lo vi tan feliz como cuando estaba contigo.

Suspiré.

La clase ya había terminado y todos ya habían salido.

—¿Ey?, ¿Él te terminó, o tú a él? —Iba a responder, pero fruncí el ceño.

Nunca me dijo que terminábamos, pero el hecho de esa fuerte cosa que dije, era obvio que si, ¿O no?

¿O no?

—Emm...

—¿Bena?, ¿Él no te lo dijo, verdad? —Me mordí el labio inferior lentamente y negué con la cabeza —, ay amiga que tonta, él te ama y nunca te dijo que terminaban.

—Pero es obvio, yo dije eso.

—Sí, y él se sintió mal, pero nunca te dijo que terminaban Bena.

Y esas palabras eran reales, pero no podía verlo, no podía ni siquiera pensar en lo que me diría él y su familia, seguro no me querían ni ver, seguro está mejor sin mi ahora o está disfrutando de algo.

Pero yo lo amo, y esas palabras nunca debí decirlas.

—Iré.

—¿Qué? —Se asombró y asentí.

—Iré a verlo.

—Pero si la casa de él está muy lejos, yo te llevo en mi auto —Asentí y nos levantamos.

Caminamos y miramos a la inspectora general de el instituto.

—¿A dónde van? —Preguntó y nosotras nos miramos entre sí.

—Licenciada, nos tenemos que ir, es algo de vida o muerte.

—¿Tiene cáncer? —Inquirió.

Bruja.

—Yo no, mi novio así, adiós.

Tomé a Lizzy y ella sonrió.

Corrimos como si nos estuvieran persiguiendo perros, y pues la inspectora era mala.

Con poco aire en nuestros pulmones llegamos al auto y entramos.

—Okey, directo a ver a tu Romeo —Habló Lizzy y sonreí.

—Creo que lloverá —El clima se había puesto opaco y mal.

—No creo, vamos.

La suerte no estaba de mi lado, justo cuando íbamos bien, una tormenta empezó a caer, encendimos la radio y anunciaban fuertes vientos y huracanes.

—Te lo dije.

Lizzy solo sonrió y seguimos nuestro camino, el cual estaba horrible.

Llegamos a la casa de Sam, y bajé del auto.

Rápido demasiadas gotas de agua empezaron a caer en mi, eso no importaba, justo cuando iba a tocar la puerta se abrió rápidamente y Héctor salió con otro chico cargando a Sam.

No...

Sam...

—¿Bena? —Preguntó Hèctor.

Una voz se escucho desde adentro y salió la mamá de Sam.

—Tienes que ayudarnos, él habló de ti antes del desmayo, por favor Bena —La mamá de Sam me miraba preocupada.

Mi respiración empezó a fallar, sentí un peso sobre mí, no podía respirar, los ataques de pánico venían a mi.

—Bena, tranquila, respira tú puedes Bena, ahora todos a ese auto —Hèctor apuntó al carro de Lizzy y solo asentí.

Asentí rápidamente un poco más mejor, rápido todos caminamos hacia el auto, Lizzy nos abrió y entramos.

Héctor iba adelante junto a Lizzy, y el chico iba conmigo atrás con Sam recostado en nuestras piernas, toqué delicadamente su cabello y otra vez estaba llorando.

—Tranquila Bena, él solo se desmayó, pero...

Dijo Héctor y lo miré rápidamente.

—¿Qué?

—En su estado, no es normal que se desmayé.

Oh no...

Oh no, Sam...

Empecé a sudar helado, su rostro se miraba tan lindo, lo toqué delicadamente y el chico que iba a mi lado tomó mi mano.

—Sam estará bien.

Él miró que quería saber quien era.

—... Soy el hermano de Sam.

¿Sam tiene un hermano?

—... De parte de mamá, por eso no nos conocíamos.

Asentí.

—Es un gusto —Dije y él me dió una sonrisa de boca cerrada.

—Tu debes ser su novia, Benazir.

—¿Él te habló de mi? —Él asintió y yo sonreí de boca cerrada.

Todo era culpa mia, él seguro estaba preocupado u algo.

Era difícil llegar, la tormenta hacía que el tráfico no nos dejara pasar.

Héctor no decía nada, pero en su forma de actuar sabía que estaba preocupado, sabía que algo andaba mal.

Y justo cuando iba a decirle algo a Héctor Sam empezó a moverse, abrí los ojos como platos y él lentamente abrió los ojos y lo primero que miró fue a mí.

Sentí un nudo en la garganta y él quiso tocar mi rostro, tomé su mano y la puse en mi mejilla.

—Sam...

—Estás aquí... —Murmuró.

—Estoy aquí.

—No me vuelvas a dejar solo.

—No lo haré amor.

Deja que me vaya ✓ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora