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Hace mucho no me despertaba en la madrugada, antes lo hacía porque no podía dormir y en la madrugada venían recuerdos a mi, pero no era nada parecido a lo de antes, me desperté pero no por sueños, por la tormenta

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Hace mucho no me despertaba en la madrugada, antes lo hacía porque no podía dormir y en la madrugada venían recuerdos a mi, pero no era nada parecido a lo de antes, me desperté pero no por sueños, por la tormenta.

Seguía lloviendo, se escuchaba el ruido de la lluvia y el viento resoplar haciendo que los árboles se movieran y sus ramas se escucharan.

La lámpara seguía encendida y miré a Sam, con un brazo sobre mí y dormido, se miraba tan tierno.

Toqué su cabello y sonreí al ver resoplar.

—Te quedarás conmigo Sam, tú no te irás a ninguna parte.

No podía dejar que le pasará nada, perdí a tres personas, no dejaré que se pierdan más, es el amor de mi vida, lo amo, y me siento bien con él, no puedo dejar que se vaya.

Sam

La escuché, sabía que se preocupaba por mí, y sabía que me amaba.

Antes de que ella se despertara, me desperté y la cubrí con la sábana ya que estaba haciendo frío, me quise dormir, pero ella se despertó así que me hice el dormido.

Lo que ella no sabe es que no tengo muchas oportunidades de vivir, puedo someterme a muchas quimioterapias y más, pero es difícil sobrevivir en un caso así.

Me sentía mal conmigo mismo, no dar lo mejor de mí para pasar lo poco que me queda de vida con ella.

Tenía que hacer algo.

Abrí los ojos lentamente, como si me viniese despertando ella me miró y le sonreí.

—Hola, hola.

—Perdón por despertarte —Comentó tocando mi cabello.

—No pasa nada —Me acomodé y quedé junto a ella —, ¿Qué haces despierta?

—Pensando.

—... ¿Cuándo te toca ir al hospital?

—Se suponía que en dos días me hospitalizan.

—Estaré ahí —Comentó rápidamente.

Quería que ella estuviese ahí, pero sabía que iba a sufrir.

—Quiero que estés ahí.

Me acerqué a ella y le dí un beso corto en los labios, sus labios eran cálidos, y al juntarlos con los míos se sentía una delicia, nos separamos y quedamos frente a frente, la tomé de las caderas y la puse sobre mí, ella no dudo en hacerlo y se volvió a acercar para besarme, se movía lentamente haciendo que la fricción entre nosotros se hiciera más difícil de soportar; Era fácil solo quitarle la ropa y hacerla mía, pero todo a su tiempo.

Se movió mas y durante el beso abrí los ojos como platos al sentir que había pasado, y segundos después ella se quitó rápidamente.

Wtf.

No dije nada y no dijo nada, nos quedamos en absoluto silencio, no podía ni decirle nada.

¡Se me paró!

—Yo creo que es normal —Habló derrepente—, son cosas que pasan, no tengas pena, ademas me gusto y quiero más.

—Quiero hacerte mía, que tu cuerpo y tu mente me recuerdes siempre —Me miró y sonrió —, quiero ser tu necesidad.

Y la besé

Me moví y la miré fijamente.

—Te amo Benazir.

—Y yo a ti Sam.

Ella se volvió a acercar y puso su cabeza en mi pecho, nos cubrimos con la cobija y ella con su dedo índice hacia caricias en mi pecho, ya estaba aguantando mas, pero ella era algo difícil de resistir.

Y ahí estabamos los dos, solos, en una noche lluviosa, dos personas enamoradas, a las que cupido les dio tiempo para saber que era el amor.

Deja que me vaya ✓ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora