Deja que me vaya ✓ ©

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Felicidad, eso era lo que sentía al no soñar cosas malas, no tuve pesadillas porque me sentía segura con Sam a mi lado.

Abrí los ojos lentamente, pero no fue la linda cara de Sam la que me recibió, si no mi padre con los ojos bien abiertos viéndonos.

—¿Papá? —Él salió de su trance y parpadeó.

—Ahhh, si, disculpa hija, yo... Solo... Ah, disculpa, me voy.

—No es lo que piensas pa, solo se quedó a dormir.

—Estas creciendo lo sé, no creí que pasaría esto ahora, pero bueno, no creo que sea tan tarde.

¿Tarde? ¿De qué habla?

—Cuando una abeja...

—¡Papá!, eso ya lo sé —Sonreí.

—Ah bueno, sigue durmiendo entonces.

—¡Espera! —Él se detuvo—. ¿Puedo ir de vacaciones con la familia de Sam?

—¿Cuándo vuelves?

—En una semana.

Dudó unos segundos, pero asintió.

—Me llamas por cualquier cosa... Me alegra que ya estés mejor Bena.

Sonreí y él salió de la habitación.

Respiré profundo y me volteé para ver a Sam. Se miraba tierno dormido, no como su cara de siempre (Enojado), aunque el diga lo contrario, él es más adorable.

Me acerqué más a él para quedar centímetros de su boca, quería besarlo pero no podía hacer eso.

Besa a ese chico

No, no lo puedo hacer

Está dormido, no se dará cuenta

No, claro que no lo haré

Hazlo, y toca sus bellos músculos

Maldita mente pervertida.

Tragué saliva y cuando quise juntar mis labios con los suyos, abrió los ojos y me aparté.

—Buenos días Benazir.

No dije nada solo respiré profundo.

—¿D-desde cuando estás despierto?

—Umm, desde que tú padre nos miraba como si estuviéramos muertos.

Carajo.

—... Y luego dijiste en voz alta que querías besarme.

Doble carajo.

—... ¿Por qué lo piensas tanto? —Mi corazón empezó a latir rápidamente y él sonrió.

—Hasta aquí se oye cómo suena tu corazón —Bueno, soy todo una chica cursi—. Tenemos que empacar, nos vamos en tres horas.

—¡¿Tres horas?! —Grité y él se asustó.

—Sí...

—¿Y por qué no me has despertado antes?

—Porque te veías bien linda durmiendo.