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Me senté en el sillón y Héctor me miro con una sonrisa.

Era la típica persona que solía agradarle mucho a los demás, siempre con su linda sonrisa y muy educado, tenía esa personalidad alegre y reservada. Me sentía muy a gusto con él, al contarle mis cosas sabía que estaba segura.

Quizás lo de Sam y yo pasó muy rápido, pero algo sabía y aseguraba, no podía esperar mucho, algo dentro de mi decía "Sam y yo tendremos un futuro juntos" y algo me aseguraba que podía no ser así.

—¿Qué tal Bena?

—Bien.

—¿Bien?, ¿Cómo estás?

—Feliz supongo.

Él frunció el ceño y suspiró, se acomodó en su sillón y me miró con una mirada que parecía que escudriñaba el alma.

—¿Feliz?

—Pues sí, feliz. Hace bastante no salía de casa ni pasaba tiempo con personas agradables, y bueno ahora tengo a Sam...

—Me alegra que estés feliz —Le dí una sonrisa de boca cerrada—, pero Bena, ocupo decirte algo, bueno ocupo preguntarte algo también.

—¿Qué cosa?

Él movía su pie y miró el suelo, pensando en cómo preguntar lo que tenía que preguntar.

—¿Te gustaría tener un futuro con Sam? —En ese momento sentí que esa pregunta sonó mil veces en mi cabeza.

Sentí una opresión en mi pecho y tragué saliva.

—¿Por qué esa pregunta? —Pregunté con un tono firme.

—Respóndela, sinceramente.

—Sí, anhelo tener un futuro con Sam, es el típico chico que te anima siempre.

—¿Y quieres pasar tu vida con él solo porque te da ánimos?

—No, no me entiende, él me hace feliz.

—Muchas personas lo pueden hacer.

Lo miré con el ceño fruncido y suspiré.

—¿Quiere que me aparte de Sam?

—Yo... —No lo dejé terminar.

—Porque mi respuesta será un año, rotundamente no, sí, el me da paz y me hace feliz, pero es mas que eso... él me trajo a la vida, él me enseñó a volver a vivir la vida, yo me sentía mal y él trajo color a mi vida y sé que yo también a la de él, yo... lo amo.

Sonreí porque admití ante él eso, quizás el tiempo era poco, pero para amar a una persona no se necesita el tiempo.

—... Lo amo, quizás usted dirá que solo es un gusto, pero no, yo sé que sé siente amar, y yo amo a su hijo, él me hace sentir cosas que yo pensé que no volvería a sentir y las siento diferentes, mejores. Lo amo porque me ama, lo amo porque él es mi color favorito en este mundo gris.

Pensé que reaccionaría diferente pero dijo:

—Y tú eres su color favorito en el mundo de él —Sonreí y él bajó la mirada —, pero necesito decirte algo.

—¿Qué es?

—Es muy duro de decir, créeme, hasta a mí me duele decirlo y saber esto —Sabía lo que iba a decir, se hacía el fuerte, pero en sus ojos se notaba el dolor, la tristeza de saber que podía perder a su hijo.

—Puede decirme.

Él asintió y me miró con los ojos llorosos.

—Lo niego, lo quiero negar, lo negaré toda la vida Bena...

Deja que me vaya ✓ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora