SamTres semanas antes.
Estaba leyendo en mi cuarto mientras el aire del ventilador me daba, hacía mucha calor así que estaba sin camisa y solo con un pantalón color negro ancho.
Últimamente solo pasaba así, no quería salir, ni comer ni nada.
Mi vida era aburrida, sin color y sin nada de alegría.
Escuche el jadeo de la chica que estaba en mi cama.
La miré de reojo y seguí leyendo.
—Umm, ¿que pasó anoche? —Preguntó y puse los ojos en blanco.
—Salí a tomar a un bar, estabas bailando te acercaste a mi y me besaste, te traje a mi casa y cogimos toda la noche.
¿En quien me convertí?
Llevo más de dos semanas trayendo mujeres y bebiendo como loco.
—¿Y si tú y yo hacemos algo ahora? —Preguntó y la miré.
—Ahí está tu ropa, adiós.
Yo no soy así.
Ella se levantó indignada, se puso su ropa y se fue.
Maldita sea, tengo que ordenar mi cama. Dejé el libro y empecé a ordenar la cama.
La puerta fue abierta y mi madre apareció con mi desayuno.
—Yo podía cocinar ma, lo sabes.
—Yo no tengo las manos sucias de hacer cosas con personas desconocidas.
Sonreí y terminé de ordenar la cama.
Ella se sentó en mi silla y yo en la cama y empecé a comer.
—... cariño, tú sabes que te amo mucho pero lo que estás haciendo...
—Puedo hacer lo que quiera, ya no tiene caso...
—Sí tiene caso Sam —Me interrumpió —, hijo sé que parece que no, pero disfruta, no quiero que te quedes aquí solo y no quiero que sigas metiendo mujeres aquí, quiero que tengas una novia.
—¿Novia?, puff, claro.
Me pegó en la pierna y la miré indignado.
—Sí, novia, eres guapo y las hijas de mis amigas morirían por salir contigo.
Solo reí.
Ella se levantó y me miró dulcemente antes de casi cerrar la puerta.
—¡Cierra la puerta, mamá!
—Tú papá te quiere en el consultorio en una hora, báñate.
Suspire al ver que no cerró la puerta, nunca lo hace.
Me levante a cerrar la puerta y seguí con mi desayuno.
Me gustaba ser puntual, creo que eso lo saqué de mi papá. Llegue al consultorio y ahí estaba el colega de mi papá, el señor torres.
Estaba junto a un señor alto, fornido y se veía preocupado.
—Hola Sammy, ¿qué tal estas? —Preguntó a lo cual respondí.
—Sobreviviendo —Él sonrió y mire de reojo al otro hombre.
Papá salió de la oficina y me miró con una sonrisa, luego saludo de abrazo al señor Torres y al otro hombre.
Me senté y me entretuve leyendo en mi teléfono.
—Pues como te lo dije antes en llamada, el señor ocupa de ti —Habló el señor torres.
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Deja que me vaya ✓ ©
RomanceEl odio y el amor están juntos, lo único que los separa es un hilo, pero ese hilo puede romperse y ahí... ¿Que puede pasar? El amor llega tarde o temprano La autora hace un final, pero no promete un final feliz. Fecha de publicación 2 de octubre del...