<<Y aquí estoy.
Han pasado cuatro años después de lo sucedido, y cada día que pasaba era más doloroso para mí, en la caja habían treinta cartas pequeñas y todas traían una frase escrita por Sam.
Y todos los días las leía.
A Héctor y Margarita no se les hizo nada fácil, se tuvieron que ir de la ciudad, pero después de un año regresaron, no con el mismo ánimo, pero más restablecidos.
Estudié hasta que pude graduarme, ahora soy una psicóloga, ¿Irónico?
Lizzy es una doctora y le va muy bien en lo que hace, la pobre se casó y tuvo un hijo, el cual el papá no quiso y se divorciaron. La pobre tuvo que batallar siendo madre soltera, pero pudo, ahora el niño tiene dos añitos.
¿Y yo?, Me costó mucho aceptar la muerte de Sam, cada mañana me levantaba y siempre leía una de sus cartas y era como si el estaba ahí, cuidando de mí.
Siempre que escuchaba una canción de Bruno mars me recordaba a el, era su cantante favorito, y cada día recordaba a América.
Esa niña dulce que siempre tenía una sonrisa en su cara, quizás ella con Sam no pudieron cumplir su promesa de comer helado cuando salieran del hospital, pero ahora están en un lugar mejor y juntos.
Hasta ahora me estoy recuperando, y por fin estoy empezando a tener una relación, y por parte entiendo a Lizzy, no es fácil ser madre soltera, a mi me costó, y no es muchos los hombres que aceptan a una mujer así.
Mi hijo siempre me pregunta por su padre, y es difícil decir o hablar de él, mi hijo es un niño tan dulce y tan inteligente, es igual a su padre.
Pero una lección aprendí. A veces en la vida tienen que pasarte cosas malas, esas te ayudan a ser más fuerte, y aveces tienes que dejar que las cosas se vayan, no las puedes tener para siempre, no puedes tener nada para siempre >>
—Debió sufrir mucho doctora.
Asentí.
—Pero como decía Sam, las cosas que duelen son las que te ayudan en la vida.
—Gracias por contarme su historia.
—Fue un placer, y recuerda, siempre vas a recordar a tu esposo, pero ese dolor se convierte en alegría al saber que él ya está en un lugar mejor, e incluso mejor, se fue pensando en ti.
—¿Y su novio se fue pensando en usted?
—Así me lo dijo el doctor que estaba con él ese día.
Sonreí y vi abrirse la puerta, sonreí al ver quien venía entrando.
—¡Mamá! —Él niño corrió hacia mí y lo abracé.
—Amor, estoy ocupada, ¿No te estaba cuidando tu abuelo?
—Sí.
—Pues ve.
—Okey.
Mi paciente lo miró con dulzura.
—Mira hijo, ella es mi paciente Leti, Leti el es Sam.
—¿Sam? —Preguntó ella.
—Era el nombre de mi papá —Contestó él.
Solo recuerdo el último día que estuvimos en su casa, gracias a ello, nuestro hijo, y eso que el último día que lo ví hablamos de él, dolía, pero sabía que él nos veía siempre desde el cielo.
—Bueno, ¿Nos vemos en casa? —Asintió —, y dile al abuelo que no te dé más dulces, te pones insoportable.
—Sí Benazir.
Fruncí el ceño.
—... Sí mamá.
—Mucho mejor.
Le dí un beso en la mejilla y se fue corriendo.
—Es un niño muy dulce.
—Lo es.
Y mi niño lo era, parecía raro pensar en cómo me había embarazado, pero todo era culpa del papá y sus ridiculeces.
Sonreí y mi paciente me miró con el ceño fruncido.
—¿Sabes cuál fue la última frase que me dijo Sam? —Ella me miró curiosa —, Deja que me vaya.
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Deja que me vaya ✓ ©
RomanceEl odio y el amor están juntos, lo único que los separa es un hilo, pero ese hilo puede romperse y ahí... ¿Que puede pasar? El amor llega tarde o temprano La autora hace un final, pero no promete un final feliz. Fecha de publicación 2 de octubre del...