BrunoMeses antes
Estaba en un bar, había venido con Edgar un amigo mío, que ahora se está besando a una española, yo estaba sentado en la esquina del bar un poco abrumado por la musica.
Me dolía un poco la cabeza por el ruido y horas antes estaba estudiando un poco, me sentía estresado y la única forma era venir acá
Miré a una chica acercarse a mi. Ella vestía un vestido muy corto color negro, con unas botas negras igual, era rubia y muy sexy.
—Soy Carlota, ¿Cuál es tu nombre, guapo? —Otra española, lo notaba en su acento.
—Bruno.
—¿Eres de aquí, Brunito? —Tomó mi bebida y jugó con la pajilla.
—Sí, soy de aquí.
—Yo soy de españa, aquí vine con mi amiga de turista, ¿veis a la chica que está ahí?
—¿La que se está comiendo mi amigo?, sí la veo.
Ella se rió y se sentó acercándose más a mi.
—Jamás me he besado con un canadiense, sabes.
Aunque no soy canadiense de nacimiento le seguí el juego.
—Puedes intentar
Ella sonrió y me tomó de la camisa para acércame a ella y besarme, la tomé de la cintura y la subí encima mío.
Ella tocaba mi cabello y sonreía en medio beso lo cual me gustaba, olía mucho a alcohol y a vainilla. El beso empezó a encendernos más y ella se movía mas encima mío haciendo que me gustara, puse mis manos en su trasero y sentí su vestido así que solo lo levante un poco y pude tocar su ropa interior.
—Vamos a un lugar más privado —Su respiración estaba agitada y la mía igual.
Se levantó y me llevo a un lugar ahí en el cual se podía hacer cosas con la pareja, había una cama en forma de corazón y luces rojas, ella cerró la puerta y me empujó en la cama.
Se hizo una coleta y se quitó su vestido quedando solo en bragas, no tenía sostén así que sus pechos quedaron al aire. Bajé mi pantalón y ella sacó lo que había en mi bóxer.
Ella se miraba incluso más linda desde abajo, tomó mi miembro y lo escupió. Lamió la punta haciendo que jadeara, y lo metió en su boca, chupaba y tomé su cabello eso pareció gustarle, lo sacó y con su mano derecha empezó a darme más placer; lamía y movía su mano de abajo hacia arriba y chupaba, lo volvió a meter a su boca y con la mano en su cabello la empuje para que no lo sacara, sus ojos se pusieron llorosos y la solté para que pudiera respirar mejor. Sonrió y siguió lamiendo mucho, gemí y ella chupó mas.
Se sentía tan exquisito, deseaba tenerla dentro mío, tenerla en encima mío.
Yo la empujaba con mi mano en su cabello y ella solo chupaba, escupía, lamia y disfrutaba. Lamió la punta y volvió a meterlo en su boca y me vine en su boca.
No la solté hasta que se tragara todos mis fluidos, tragó y lamió todo, y dejó besos.
Luego hizo sus bragas a un lado y se acercó más quedando encima mío, me miraba a los ojos y eso me gustaba, tomó mi miembro y lo introdujo dentro de ella. Cerró los ojos y gimió, puso sus manos atrás y empezó a moverse, se escuchaban sus gemidos, aunque yo había tomado mucho, esto no se me iba a olvidar jamás.
Ella me cabalgaba, yo me acerqué un poco para tomar su cintura y ayudarla a moverse, se sintió tan bien tenerla así.
Abrí mis ojos, tuve que parpadear un par de veces porque veía un poco borroso, al ver con más claridad miré que estaba en una habitación que no era la mía, me dolía la cabeza demasiado y mi espalda. Estaba en una cama y no había nadie conmigo, me senté en la cama y reconocí la habitación, era la de Edgar.
Un par de imágenes de lo que había pasado ayer pasó por mi mente, bostecé y me levanté lentamente de la cama, todo daba vueltas.
Caminé lentamente y salí de la habitación, ahí me encontré a Edgar recostado en el sofá de la sala.
—Ey, ey Edgar, despierta.
Él solo movía su mano.
—Despierta, carajo.
—Solo unos cinco minutos más, mami.
Sonreí al escucharlo y tomé un cojín y le pegué en la cabeza.
Se cayó del sofá del susto y me miró con los ojo entrecerrados.
—¿Qué estás loco? —Se recostó en el suelo y me senté en el sofá.
—Hazte una sopa, tengo hambre —Él se echó a reír.
—¿No te llenaste con la española, ayer?
—Cállate, apenas recuerdo cosas de lo que pasó ayer.
Él se echó a reír.
—¿Tú papá ya llegó de su viaje? —Negué.
Él se la pasaba viajando o en cualquier lugar que no estuviese yo, él decía que era un estorbo.
—No está, pero no entiendo porque hablas de eso sí sabes que no me gusta, idiota.
Ay no, no me gustaba tratar mal a Edgar, a veces eso se salía solo.
Hace mucho estoy tratando mi trastorno, la bipolaridad no solo es estar enojado y luego feliz, te provoca pensamientos malos, si no era drogas y bebidas, podía ser mentir y con cosas que a veces podían ser ilegales, o llegar hasta el suicido. Yo lo estoy tratando por eso no dejo que me afecte tanto, pero no me gustaba estar cerca de tantas personas o discutir mucho.
—Perdón, hermano.
—No, perdóname a mi, creo que iré a dormir un rato —hablé y Edgar siguió ahí recostado en el suelo.
Me levanté y caminé hacia la habitación de nuevo, quería recostarme.
Me dolía demasiado la maldita cabeza, tomé mi teléfono y miré una llamada perdida de mamá.
Quería decirle que mis calificaciones ahora estaban mucho mejor. Papá no la pasa conmigo, ni siquiera le intereso, así que todo le cuento a ella.
La llamé.
—Hola ma, adivina que...
—Bruno... —Se escuchaba llorar—, tu hermano...
Mi corazón empezó a latir rápidamente.
—¿Qué le pasa a Sam, mamá?
—Luego de una pelea... en el hospital, nosotros...
—Mamá, tranquila si, respira y trata de decirlo con más calma.
Y al pronunciar esa palabra una lágrima se deslizó por mi mejilla y venía acompañada de muchas, le colgué y caí al suelo. Quería llorar, golpear algo, algo que quitara el dolor que sentía en ese momento, mi hermano no podía tener eso.
—¿Por qué a él? ¡¿Por qué?! —Lloré y lloré.
Mi cabeza me dolía más, quería que todo eso hubiese sido una broma, una pesadilla, un mal sueño.
Mi hermanito...
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Deja que me vaya ✓ ©
RomanceEl odio y el amor están juntos, lo único que los separa es un hilo, pero ese hilo puede romperse y ahí... ¿Que puede pasar? El amor llega tarde o temprano La autora hace un final, pero no promete un final feliz. Fecha de publicación 2 de octubre del...