El ambiente estaba más frío que un hielo, y eso no me gustaba.Mi papá minutos después de sentarnos llegó, y ahora estábamos todos en la mesa, nadie había hablado a excepción de mi papá cuando saludó a todos.
—Bueno, Bena háblanos de este joven.
Odio a Dulce.
Sam me miró fijamente, como con una mirada de ¿Quién soy para ti?, Pues aquí tienes capullo.
—Él es mi novio, Sam.
—¿Tú novio? —repitió mi papá.
—Sí, él es hijo de mi psicólogo y nos conocimos hace poco y bueno ahora somos novios.
—Pues me parece bien que ya estés mucho mejor hija.
Miré a Dulce como ¡Pum bitch!, Pero al ver a Sam fruncí el ceño. Él me miraba no confundido, si no con una sonrisa.
—¿Por qué sonríes? —Susurré.
—Tuviste valor para decir en alto que somos novios.
Sonreí, pero no olvidaba que él no confiaba en mí, así que quite mi sonrisa y fruncí el ceño.
—¿Y tú familia Diego? —Él miró fijamente a mi papá.
—Ahí están, después de todo eso yo creo que no han superado.
—Lo harán, tarde o temprano.
Diego asintió y siguió comiendo.
—Cuéntanos Diego, ¿que relación tienes con Bena? —Dulce te odio mas.
—No es necesario —Dije y Sam me interrumpió.
—Sí es necesario, vamos Diego, cuéntanos.
—Soy su amigo.
—¿Ah sí? —Diego asintió y Sam sonrió —, que raro, Benazir no me habló de ti.
—No te tiene que contar todo si tú no le cuentas todo —Ay, esto se puso feo.
Sam lo miró enojado.
—Eso no te importa a ti...
Diego lo interrumpió.
—A ti tampoco te importa si soy algo de ella o no.
Dulce disfrutaba la función.
Papá solo comía.
Y yo me moría de vergüenza.—A mi me importa todo, porque es mi novia.
—¡Ya!, aquí acaba esto, solo coman y ya.
Ellos asintieron pero se sentía la tensión en toda la cena.
La cena terminó, Diego se tuvo que ir así que no pudimos hablar más, y nosotros con Sam estábamos sentados en la acera.
—¿Qué me querías decir?
Él tomó mi mano y lo miré fijamente.
—... Puedes decirme lo que sea.
—Se me hace difícil decirte esto.
—¿Por qué?, No quiero enojarme, solo dímelo.
—Entiende que se me hace difícil decirte.
—Yo confíe en ti.
—Lo sé, pero... Es algo complicado.
—¡Dímelo! ¡¿No confías en mí?!, ¿Por qué no confías en mí?
—Sí confío en ti.
—¡Pues parece que no!, ¡Odio cuando no confían en mi! ¡Dime la maldita cosa de una vez!
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Deja que me vaya ✓ ©
RomanceEl odio y el amor están juntos, lo único que los separa es un hilo, pero ese hilo puede romperse y ahí... ¿Que puede pasar? El amor llega tarde o temprano La autora hace un final, pero no promete un final feliz. Fecha de publicación 2 de octubre del...