treinta y tres

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Jeon JungKook.

⎯ ¿Qué?⎯ detuve mis besos.

⎯ Que solo me bastaron un par de besitos para que estés arriba mío.⎯ contestó con seriedad.⎯ Al final terminó siendo cierto eso de que el infiel siempre es infiel. Estás repitiendo la historia con Renata; la enamoras, ella se ilusiona y ve un futuro juntos, y después te coges a la amiga.⎯ bufó.⎯ Que va, ni siquiera alcanzó a pensar en un futuro juntos que ya estabas queriendo follarme.

Fruncí el entrecejo mientras la veía, y ella simplemente tenía una mueca decepcionada, como si supiera que yo iba a reaccionar de esa forma. Me senté a un lado de ella, y Lucrecia se levantó para cruzarse de brazos y verme.

⎯ No entiendo a qué quieres llegar diciéndome eso.⎯ respondí.

⎯ Quiero llegar a que siempre tuve razón.⎯ la miré confundido.⎯ Que decirme la excusa de que estabas ebrio para justificar tu engaño hacia mí fue solo eso; una excusa.

Me levanté de la cama y ella dió un par de pasos hacia atrás por el repentino movimiento. Suspiró y yo lamí mis labios pensando en qué decirle para que no le afecte del todo las cosas, porque sé que cuando estoy enojado puedo ser muy hiriente, y lo que menos quisiera sería que Lu se sienta mal, y el resto del viaje con mi padre estuviéramos incómodos, cuando hasta hace dos minutos estábamos de lo más bien.

⎯ Ya te dije más de una vez que fue porque estaba borracho, y si es necesario te lo diré mil veces más para que me creas de una puta vez.⎯ me acerqué a ella señalandola con mi dedo.⎯ Me enferma, de verdad me enferma, que no entiendas que follar con Carla no fue algo planeado, nunca quise hacerlo, ni siquiera recuerdo haberlo hecho. Como te dije, al otro día desperté y estaba desnudo en la misma cama que ella, pero nunca fue planeado ni intencional.

⎯ ¿Y piensas que diciendo eso voy a perdonar que me metiste los cuernos el día de nuestro mesario?

⎯ ¡Sí, por una mierda, sí lo pienso, Lucrecia!⎯ exclamé enojado.⎯ Y aún no me entra en la cabeza por qué mierda le perdonas cada una de las infidelidades de Massimo hacia tí, hasta siendo una cornuda conciente, pero a mí no me perdonas una. ¡Una sola Lucrecia, una!⎯ señalé al borde del llanto. De verdad me ponía mal hablar de ese tema.

Desde ese momento sentía que no era suficiente para ella, que siempre fui el hijo de puta de la relación y que merecía que ella me haya terminado, que me haya dejado solo. Pero me molestaba aún más que siempre que tenía la oportunidad traía el tema de conversación de nuevo, y de verdad puedo entender que se sienta traicionada, o que actualmente se sienta culpable por ser ella la amante de una casi relación, pero comenzaba a cansarme que sea tan necia, porque siempre que ella sacaba el tema yo le decía la verdad, pero no le importaba nada, le entraba por un oído y le salía por el otro.

⎯ »¡Y yo, que de verdad te amo y hasta daría la vida por tí, no me lo perdonaste!⎯ le reclamé.⎯ ¡¿Qué mierda quieres que haga para que vuelvas conmigo?! ¡Para que volvamos a ser felices! ¡Para que yo sea feliz de nuevo!

Lucrecia solo negó con la cabeza mientras caminaba por la habitación, hasta que se detuvo.

⎯ Empezamos hablando de una cosa y terminamos en otra.⎯ fue lo único que dijo.

⎯ Fuiste tú la que trajo ese tema aquí. Estábamos de lo más bien, besándonos y pasándola de puta madre, y tú saltaste con que siempre seré infiel. Dime, ¿Esa imagen tienes de mí?

No era necesario que ella venga a decirme que era el peor novio para Renata, y lo peor era que yo esté enamorado de su amiga, pero era algo que no podía controlar. Lucrecia era mi vicio, era como la droga para un drogadicto. No podía alejarme de ella, y yo sé que ella tampoco de mí, porque parecemos dos imanes que siempre se unen y es muy difícil que los separen.

i hate you| jjk✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora